Brasil 2014: Balance de la campaña del segundo turno – Por Amílcar Salas Oroño (especial para Nodal)

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Por Amílcar Salas Oroño*

El próximo domingo se decide quién ocupará la Presidencia del Brasil durante los próximos años. Si bien también hay segundos turnos a gobernadores en 14 Estados, entre los que se destacan Rio de Janeiro y Rio Grande do Sul, a diferencia de lo ocurrido en la campaña del primer turno donde la competencia presidencial se superponía – y, por momentos, se mezclaba- con las disputas a gobernadores, diputados y senadores, estas últimas tres semanas han estado completamente monopolizadas por la polarizada disputa presidencial entre Dilma Rousseff y Aecio Neves, coyuntura política intensa comparable a la elección de 1989.

Fragmentación política y discusión programática
La campaña por la disputa presidencial empezó a organizarse de manera más clara una vez que se dieron los resultados del primer turno, el 5 de octubre. Puede afirmarse que, hasta ese día, el escenario político brasileño estuvo pautado por demasiados “temas de debate”, intereses superpuestos y candidaturas personalistas; con los personajes electorales de ocasión – coroneles, payasos, centrodelanteros- dentro de los cuales Marina Silva, con todo el dramatismo heredado de la muerta de Eduardo Campos y su propia impronta “salvacionista”, fue la figura de destaque. Un escenario que trajo dos resultados concretos: por un lado, que la “alienación electoral” de la primera vuelta – esto es, la sumatoria de abstención, votos nulos y votos en blanco- fuera una de las mayores de la historia (29,8% sumando los tres, sobre el padrón electoral total). Por otro lado, una mayor fragmentación político-partidaria, tanto en lo que se refiere a la composición de Congreso Nacional como al mapa complejo de gobernadores con el que tendrá que lidiar el próximo gobierno; quizás, como trasfondo de esta circunstancia, la gama múltiple de cuestiones que se desahogaron en las movilizaciones de junio del 2013.

Este escenario se modifica al momento de comenzar la campaña hacia el segundo turno. Así, puede decirse que la elección presidencial a partir de allí terminó definitivamente por “federalizarse” y pasó a ocupar el protagonismo exclusivo de las expectativas ciudadanas. En principio, esto hubiera habilitado condiciones más favorables para que la agenda de discusiones políticas del segundo turno pudiera clarificarse, puntualizarse y expandirse – lo que hubiera supuesto, por ejemplo, una ventaja para Dilma Rousseff respecto de la exposición de su discurso, basado en el contundente comparativo a su favor 2003/2013 respecto de los gobiernos anteriores-; sin embargo, poco de eso sucedió: la disputa quedo rápidamente subsumida en términos de antagonismos personales, lo que favorecía las estrategias de Aecio Neves.

Coyunturas desfavorables, oportunidades políticas
Salvo Luciana Genro (PSOL) todos los restantes candidatos que compitieron a la Presidencia en el Primer turno dieron su apoyo Aecio Neves para la segunda vuelta, incluida Marina Silva; no fue el único elemento a contrarrestar que tuvo enfrente Dilma Rousseff. Desde el “sistema mediático” (Estado de Sao Paulo, Folha de Sao Paulo, Red Globo de comunicaciones, las revistas de la Editorial Abril, etc) hubo una insistencia similar a lo que fueron todo estos años de Gobiernos del PT: presentación tendenciosa de titulares, destaque de noticias negativas vinculadas al Gobierno, insistencia en la exposición “espectacularizada” de las encuestas electorales (hasta esta última semana, en la que la candidatura de Aecio Neves pasó a un segundo lugar en las preferencias de intención de voto) y la relevancia desmedida dada a las coberturas de los debates televisivos.

En estas últimas tres semanas, los propios aliados partidarios también aportaron lo suyo, sobre todo el principal, el PMDB. Al margen de que sus intereses competían directamente con los del PT en la segunda vuelta a gobernador del Estado de Rio Grande do Sul, fueron varios los líderes del PMDB que durante estos días decidieron hacer pública o bien su preferencia por Aecio Neves o bien la nula dificultad que supondría para el PMDB “acompañar un futuro gobierno del PSDB”, como afirmó E. Cunha – líder del PMDB en la Cámara de Diputados; tampoco fue el único de los aliados de la coalición que realizó este tipo de distanciamientos. Obstáculos previsibles algunos, decididamente especulativos otros, como las oscilaciones en la Bolsa de Valores de las acciones de la principal empresa brasileña – Petrobrás- o las amenazas de huelga de la Policía Federal; incluso el Tribunal Superior Electoral mostró una curiosa imparcialidad en las justificaciones esgrimidas respecto de la prohibición de ciertas propagandas audiovisuales y radiales del PT.
En este contexto de restricciones de maniobra, la campaña de Dilma Roussef se vio en la necesidad de abrirse otros canales de interlocución. Dispuestas las condiciones desde un relativo asilamiento político, mediático e institucional, la candidatura del Partido dos Trabalhadores comenzó a adherir para si aquella fuerza de movilización proveniente desde la propia sociedad. La “deconstrucción” de Aecio Neves se vigorizó no sólo con la firmeza que la propia Dilma expuso en la televisión sino también por la multiplicación de diversas formas a partir de las cuales diferentes grupos – de cualidades, identidades y números muy diversos, de todas las regiones- se dispusieron a realizar distintos tipos de intervenciones de respaldo y acompañamiento. Como los infinitos Manifiestos de apoyo que se redactaron en todo el país – desde categorías profesionales hasta grupos musicales o de skaters- hasta el contundente (re)posicionamiento de las informaciones circulantes a través de los medios alternativos, blogs y redes sociales – en un país en el que estos medios no son un detalle: Brasil es el tercer país con más usuarios de Facebook del mundo y el segundo en twitter detrás de EEUU.

Lo interesante de esta campaña del segundo turno es lo ocurrido precisamente en relación al PT. No porque se hayan detenidos las obligaciones cotidianas y las rutinas colectivas, pero lo que sí puede decirse es que hubo una parte de la sociedad que terminó entrando a la campaña del PT de manera progresiva, desde lo social a lo político. Eso es lo que explica el paisaje de esta última semana: con renovado entusiasmo, actos masivos en todo el país, un rasgo distinto de lo visto hasta aquí en estas elecciones. Una oxigenante dialéctica entre partido y Sociedad, un poco más en sintonía con las mejores tradiciones del Partido dos Trabalhadores.

*Doctor en Ciencias Sociales (UBA). Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe (UBA)

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