«Como ha sido la tónica de los últimos años, nada se hizo, aduciendo falta de financiamiento. Tal vez con el manejo de la vegetación, la limpieza de quebradas y la confección de cortafuegos no se habrían quemado tantas viviendas”. – Daniel Ariz, dirigente sindical de la Corporación Nacional Forestal de Chile

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Los informes que advirtieron sobre los riesgos de incendio en Valparaíso y que nadie escuchó

En agosto del año pasado, Conaf enviaba un informe técnico a las autoridades locales, incluidos el alcalde, el gobernador y el Intendente, identificando las zonas de peligro de incendios forestales que incluían todos los cerros que este fin de semana fueron devorados por las llamas. El documento proponía medidas como cortafuegos y limpieza de microbasurales, pero –según trabajadores de Conaf– se archivó y nadie tomó medidas. Investigaciones universitarias, advertencias internacionales y un sinfín de antecedentes se suman a las alertas que duermen en un cajón.

Son las 10 de la noche del domingo. Sorpresivamente las llamas en las quebradas que rodean los cerros Ramaditas y Rocuant en Valparaíso se reactivan. En el sector no hay grifos ni alcantarillado, por lo que la respuesta de bomberos demora en el ir y venir de los camiones aljibes que transportan el agua desde los barrios más cercanos a la parte plana de la ciudad, conocida como el plan.

Sus habitantes están ubicados en la cima de Valparaíso, el punto más alto, con la mejor vista de la ciudad, pero con las peores condiciones de vida. Las calles no están asfaltadas y los pasajes son tan estrechos, que sólo el incendio que consumió las viviendas y ha dejado varias de ellas en el suelo, posibilitan el paso de los carros de bomberos. Los pobladores lloran. Solamente hace unos minutos carabineros les permitió retornar al lugar donde antes se ubicaban sus casas, el mismo donde ahora no encontraron nada. Únicamente sus escombros.

Voluntarios de bomberos se sobresaltan cuando por radio les comunican que se secó el estanque de agua que abastecía a sus mangueras. Las llamas vuelven a tomar impulso, crecen y se acercan amenazantes. Un grupo de vecinos toma unas palas y corre a intentar extinguirlas, buscando salvar las pocas casas que quedaron en pie. Justo frente a ellos se ve un muro, un muro con letras, un testimonio de las demandas más sentidas de los habitantes del Cerro Rocuant: “Sólo la organización de los vecinos podrá dirigir a nuestra población hacia la conquista de agua potable y alcantarillado. Leer, crear, poder vecinal”. Los colores de las letras se borraron con la lluvia de cenizas.

Los pobladores del cerro Rocuant no sólo deben enfrentar diariamente la falta de agua potable y alcantarillado. Paradójicamente se encuentran, al igual que los otros cerros afectados, en uno de los sectores que Conaf identifica en Valparaíso como zonas de peligro por incendios forestales, y que se detallan en un informe técnico enviado en agosto de 2013 al alcalde de Valparaíso, Jorge Castro, así como al ex gobernador José Pedro Núñez, a la Onemi y al ex Intendente Raúl Celis.

Según explica el presidente de la Federación Nacional de Sindicatos Regionales de Conaf (Fenasic), Daniel Ariz, el informe se desarrolla anualmente “con el fin de contar con un respaldo técnico para argumentar la ejecución de proyectos de prevención de incendios forestales; en este caso específico, construir cortafuegos y erradicar microbasurales. Sin embargo, y como ha sido la tónica de los últimos años, nada se hizo, aduciendo falta de finaciamiento. Tal vez con el manejo de la vegetación, la limpieza de quebradas y la confección de cortafuegos no se habrían quemado tantas viviendas”.

Ariz recalca que “no digo que no se habría quemado ni una casa, pero sí que tal vez podría haber habido un impacto menor. Hay que tomar en cuenta que las condiciones ambientales fueron muy extremas, el viento se confabuló para que el fuego se expandiera rápido. No está cuestionado. Pero hay un problema de recursos (…). Como profesionales de Conaf hacemos las cosas, se hacen propuestas, no hay nada que no se haya dicho. De hecho, hace varios años fui parte de un megaproyecto de prevención integral para comunas más complicadas para temas de incendios, pero todo queda ahí por falta de financiamiento. Todo descansa en los escritorios”.

Según explica el presidente de la Federación Nacional de Sindicatos Regionales de Conaf (Fenasic), Daniel Ariz, el informe se desarrolla anualmente “con el fin de contar con un respaldo técnico para argumentar la ejecución de proyectos de prevención de incendios forestales; en este caso específico, construir cortafuegos y erradicar microbasurales. Sin embargo, y como ha sido la tónica de los últimos años, nada se hizo, aduciendo falta de finaciamiento. Tal vez con el manejo de la vegetación, la limpieza de quebradas y la confección de cortafuegos no se habrían quemado tantas viviendas”.

El técnico también se refiere a la medida de disminuir las brigadas que están operativas según la estacionalidad. Es así como, a partir del 31 de marzo, “de las 20 brigadas que hay en la región, el 31 de marzo se rebajaron a 8, quedando 11”, detalla. La medida ha sido rechazada por los funcionarios, que a principios de enero de este año realizaron una declaración pública.

En opinión de los trabajadores, ya no hay que hablar de temporada de incendios, “sino que del período, ya que hay que considerar el calentamiento global, que ha implicado cambios en la meteorología  y las variables ambientales y quizás ya se tenga que hablar de cambio climático en algunas regiones”.

En el caso de Valparaíso, explica Ariz, “es consabida la sequía que está sufriendo y las pocas precipitaciones que hasta la fecha se han dejado caer en los últimos años; esto hace que el fenómeno-problema incendio forestal se inicie con fuerza a fines de agosto y prácticamente termine en los meses de mayo o junio, cuando recién comienzan las lluvias más fuertes y baja la temperatura ambiental”.

ACADÉMICOS PREVIERON EL RIESGO

Uno de los organismos que más ha estudiado sobre este tipo de catástrofes es el Laboratorio de Incendios Forestales de la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad de Chile. Miguel Castillo, ingeniero forestal, ha monitoreado el aumento de incendios en la zona de Valparaíso desde el 2004, cuando el comportamiento de estos cambió. “Eran más graves y agresivos, en parte por la expansión urbana. El punto crítico fue lo que pasó el 2008, en el Cerro La Cruz. Esa era una luz de alarma para los mecanismos de urgencia de la comuna”, dice.

Miguel trabaja junto a Guillermo Julio, también ingeniero forestal, y aclara que su trabajo tiene un “rol social porque es un tema de protección civil”.

Los estudios del laboratorio se enmarcan en los mecanismos y estrategias para combatir y gestionar incendios. Incluso tienen un modelo predictivo que permite estimar la velocidad de propagación del fuego. “Se repasan sistemas de pronósticos y mapas de ocurrencias. Ahora tenemos una cartografía bien preparada de las áreas de vulnerabilidad, que poco sirven porque se quemaron y esa información era pública”, dice.

En el laboratorio trabajan estrechamente con la Conaf de la Quinta Región, organismo con el que comparten la información y estudios. “Ellos transmiten nuestro conocimiento. Pero sí, ha faltado la transferencia de información a otras autoridades. Nosotros hemos tratado de publicar hartos artículos sobre el tema y son todos públicos, pero no basta con eso. Las autoridades no tienen por qué saber lo que hacen las universidades. Nosotros tenemos mucha información para colocarla a disposición”, señala de forma autocrítica Miguel.

El Informe  Icomos-Unesco sobre patrimonio de Valparaíso, publicado en febrero de este año, advierte sobre los incendios como un factor de riesgos y catástrofes a los que Valparaíso está expuesto, apuntando a que la Municipalidad debiese adoptar medidas al respecto.

Otra investigación académica sobre la vulnerabilidad de las zonas urbanas de Valparaíso fue desarrollada por el arquitecto y docente de la Universidad de Valparaíso, Uriel Padilla. Durante dos años trabajó en su tesis del Magíster de Asentamientos Urbanos y Medio Ambiente de la Universidad Católica, la que se publicó el 2012.

“Se hizo una presentación e invitamos a los profesionales y autoridades pertenecientes a la repartición pública. Se expuso el trabajo, algunos lo pidieron, como el Servicio de Salud y la dirección técnica de la Municipalidad de Valparaíso, pero llegamos hasta ahí”, dice Padilla.

El trabajo del experto estableció un ranking de riesgo por cuencas de Valparaíso, las que incluyen cerros y quebradas. El sector más afectado por el incendio de este fin de semana es uno que Padilla definió, el 2012, como el más riesgoso. “Es parte de lo que estuvo comprometido en el incendio. Esa zona es la que obtiene el mayor riesgo. Ahí se comprende el O’Higgins, Rocuant, San Roque y Santa Elena. Hay parte de esos cerros que están afectados y se podría decir que hay una coincidencia, no total pero sí la hay”, sostiene Padilla.

ESTADO AUSENTE

Una visión crítica respecto de las responsabilidades y ausencia del Estado en el desarrollo urbano de Valparaíso tiene Orión Aramayo, arquitecto y doctor en Ciencias de la Ingeniera de Planificación Urbana y Regional de la Universidad Técnica de Berlín. “Valparaíso se encuentra abandonado por el Estado hace más de 50 años”, acusa.

El análisis de Aramayo apunta a que “por acción u omisión” se permitió la instalación de viviendas en los cerros, lo que no fue acompañado por la instalación de sistemas de agua potable o elementos de seguridad, tales como grifos. “No se pusieron las redes húmedas, no se hicieron instalaciones eléctricas ni las construcciones con los estándares de seguridad necesarios. Entonces, hay una vulnerabilidad desde la vivienda, el cerro y la ciudad. Podemos responsabilizar que, en los últimos 50 años, el Estado ha permitido un asentamiento de personas en los cerros sabiendo que es una zona de alto riesgo, no sólo por incendios, sino que también por los aluviones”.

La planificación urbana no es algo que se resuelva en el corto plazo, según dice Aramayo, ya que necesita una implementación que dura alrededor de 25 años. ¿Por qué Chile no ha sido capaz de aplicar eficientemente una planificación urbana a largo plazo? La respuesta para el arquitecto está en la historia. Después de la Segunda Guerra Mundial la planificación de las ciudades se asoció a los sistemas políticos que tenían los países de Europa del Este, principalmente comunistas. En occidente esta área se ganó un “descrédito” a nivel de academia y gubernamental. Fue después de los 60 que la disciplina se empezó a entender, especialmente en los países socialdemócratas de Europa central. “Se comprendió que un país desregulado, donde el Estado no planifica a largo plazo, no tiene ninguna posibilidad de desarrollo humano y económico de verdad”, manifiesta Aramayo.

En el caso de Chile, la planificación se recuperó en el gobierno de Frei Montalva, continuó en el de Salvador Allende y fue “cercenada” durante la dictadura. “Estuvimos casi 17 años sin planificación y los primeros gobiernos democráticos tuvieron miles de problemas y desafíos donde la planificación de este tipo estuvo en el segundo o tercer lugar”, explica Aramayo. Por lo mismo, el arquitecto asegura que una ciudad que no aprende de su pasado no tiene futuro. “Nosotros nos vamos a poder cambiar los cerros, vientos, vegetación y clima de Valparaíso. Pero sí podemos hacer casas, manzanas y ciudades más seguras”, dice.

ADVERTENCIAS INTERNACIONALES

Las alarmas en torno a los incendios en Valparaíso han estado encendidas desde varios frentes, incluidos internacionales.

Es así como el rescatista y especialista de International Maritime Organization (IMO) de Naciones Unidas, Rodrigo Reveco, señala en una entrevista a América Economía que la situación en Valparaíso era evitable. El consultor en manejo de catástrofes explica que en 2013 se envió una carta al gobernador José Pedro Núñez, para que realizara “un cortafuego de por lo menos unos 50 a 100 metros antes de cada quebrada y no se ha hecho, y no se va hacer. Eso yo lo indiqué el año pasado y tuvieron todo un año para hacerlo porque sabíamos que iba a pasar esto y no hicieron caso”.

En tanto, el Informe  Icomos-Unesco sobre patrimonio de Valparaíso, publicado en febrero de este año, advierte sobre los incendios como un factor de riesgos y catástrofes a los que Valparaíso está expuesto, apuntando a que la Municipalidad debiese adoptar medidas al respecto. “El sitio de patrimonio mundial (…) es vulnerable a catástrofes provocadas por incendios, debido a una cierta precariedad de las instalaciones, los materiales de construcción y la topografía, que favorecen su propagación en las quebradas que separan los cerros. Todos estos temas deben conducir a la adopción de medidas preventivas por parte de la Municipalidad de Valparaíso en colaboración con el gobierno nacional”.

El Mostrador intentó tener una versión del municipio de Valparaíso; sin embargo, no pudieron referirse al tema debido a la emergencia que enfrentan.

http://www.elmostrador.cl/pais/2014/04/15/los-informes-que-advirtieron-sobre-los-riesgos-de-incendio-en-valparaiso-y-que-nadie-escucho/

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