Brasil | Guilherme Boulos, diputado federal y candidato: “Sao Paulo no debe caer en manos de la extrema derecha y de las milicias”

1.415

Entrevista a Guilherme Boulos, diputado federal y candidato

Por Luis Reygada* 

Apoyado por el presidente Lula da Silva para ganar la alcaldía de la mayor ciudad de Sudamérica, el diputado federal Guilherme Boulos se ha clasificado por un estrecho margen para la segunda vuelta, que se celebrará el 27 de octubre. Entrevista publicada en l’Humanité.

Más de 155 millones de electores estaban llamados este domingo a las urnas (voto obligatorio) para elegir a los alcaldes y concejales de los 5.569 municipios de la mayor democracia de América Latina. Mientras que en Río de Janeiro el alcalde saliente, Eduardo Paes – un centrista apoyado por el Presidente Lula – se mantuvo fácilmente en su cargo (con el 60% de los votos), la ciudad de São Paulo sigue siendo la madre de todas las batallas cristalizando el enfrentamiento entre progresismo y derecha dura que sacude al país.

Ricardo Nunes, actual alcalde de la megalópolis de 12 millones de habitantes y candidato a su reelección (respaldado por el expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro; 2019-2022) ganó la primera vuelta con el 29,5% de los votos, seguido del candidato de izquierdas Guilherme Boulos (29%), diputado federal y antiguo militante de base (procede del Movimiento de Trabajadores Sin Techo)… Ambos se enfrentarán el 27 de octubre, en una segunda vuelta en la que la derecha, que sin duda podrá contar con parte del apoyo de los simpatizantes del ultraderechista Pablo Marçal (28%) – que ya es comparado con el controvertido presidente argentino Javier Milei – debería unirse para bloquear el camino del candidato progresista.

¿Qué significaría una victoria de la izquierda en una ciudad como São Paulo?  

Nuestra candidatura es es resultado de la mayor alianza progresista de la historia de las elecciones municipales en São Paulo. Queremos construir una ciudad más segura, justa, humana e innovadora, y hacer de São Paulo una tierra de oportunidades para todos. Enfrente tenemos a los aliados de Bolsonaro, que apuestan por el pasado (…) Mientras el actual alcalde, Ricardo Nunes, quiere darse las aparencias de un moderado, (la realidad es que) ha sucumbido a las imposiciones del expresidente Bolsonaro para mantener su candidatura. Prueba de ello es la figura de su brazo derecho, el coronel Mello Araújo, ex comandante de la Rota (las fuerzas especiales de la policía militar del estado de Sao Paulo) que ya se ha hecho famoso por sus declaraciones discriminatorias sobre los habitantes de los barrios pobres, las favelas.

La otra cara del bolsonarismo la representa Pablo Marçal, que atrae a una parte importante de los partidarios ultraderechistas del ex presidente y encarna toda la rabia y agresividad de la extrema derecha, difundiendo noticias falsas y apostando sobre la peligrosa estrategia de la destabilización del proceso electoral (su campaña estuvo marcada por el uso de noticias falsas apra desacreditar a sus adversarios, nota de la redacción).

Nunes está siendo investigado por la policía federal bajo sospecha de malversación de fondos, y Marçal ha sido condenado a prisión por fraude bancario. Ambos están vinculados a Bolsonaro, quien reprepresenta lo peor de la política brasileña. No queremos que São Paulo quede en manos de la extrema derecha y de las milicias….

¿Qué significa concretamente el bolsonarismo a nivel municipal, para las clases populares y medias ?  

Aquí en Brasil, tenemos un ejemplo muy concreto de lo que significa la presencia de la extrema derecha miliciana en posiciones de poder público. La ciudad y el estado de Río de Janeiro se han enfrentado a la presencia de la criminalidad en sus instituciones públicas, con efectos muy perversos para la población: un sistema de salud al borde del colapso, instituciones desmanteladas, una corrupción desenfrenada.

El asesinato de Marielle Franco, concejala de mi partido, el PSOL, asesinada por luchar contra el acaparamiento de tierras en las zonas controladas por milicias del oeste de Río, con la implicación directa de dirigentes políticos de derechas, es un símbolo del mal que representa la extrema derecha.

No queremos que ocurra lo mismo en São Paulo, no queremos que las personas que más necesitan el apoyo de los poderes públicos queden desatendidas o a merced del crimen organizado. Además del riesgo real de que la delincuencia se enquiste en las instituciones, la agenda de la extrema derecha profundiza la desigualdad y debilita los servicios públicos y las políticas que sirven a las personas que están en primera línea.

En caso de ganar, ¿luchar para resarcir las desigualdades y fortalecer los servicios públicos figurarían entre las principales metas de sus políticas de gobierno? 

No tengo ninguna duda de que el principal desafío de la ciudad de São Paulo es acabar con las desigualdades. Por eso, nuestro programa de gobierno, elaborado con la ayuda de un equipo de expertos de primer nivel y experimentados gestores públicos, hace de la lucha contra la desigualdad una cuestión fundamental.

Es inaceptable que más de 80.000 personas vivan en las calles de la ciudad más rica de América del Sur. Es inaceptable que un residente de un distrito rico tenga una esperanza de vida de más de 80 años mientras que la de un ciudadano viviendo en las petiferia sea, en promedio, de 20 años menos. Hay un abismo entre los residentes de los barrios ricos y los que viven en las afueras de la ciudad. Eso no es bueno para nadie. Por eso creo de verdad que necesitamos políticas públicas coherentes en educación, vivienda, movilidad, sanidad, cultura, seguridad y urbanismo que promuevan el bienestar social y ofrezcan oportunidades para todos.

¿Tendría un alcalde progresista suficiente fuerza para deshacer las políticas de privatización aplicadas en el pasado?  

Lo que quiero es garantizar el mejor servicio público posible para los ciudadanos, con eficacia y a precio justo. Cuando sea necesario, estoy abierto a buscar asociaciones entre el Estado, el Gobierno federal y el sector privado, siempre que se respeten ciertos principios, en particular la eficacia y la integridad. Lo que no podemos hacer son concesiones y privatizaciones que perjudiquen a la población, con precios más altos y deterioro de los servicios, como en el caso de los cementerios de São Paulo o la privatización del servicio de agua y saneamiento. La administración pública no debe ser un lugar para quienes quieren ganar dinero fácil a costa de la población.

* Entrevista realizada por Luis Reygada a Guilherme Boulos, publicada el viernes pasado (04/10) en el portal web de l’Humanité www.humanite.fr, actualizada el 07 de octubre 2024. 

Humanité

Más notas sobre el tema