Haití | Camille Chalmers, intelectual y dirigente social: «Es muy importante que el presidente Jovenel Moise respete la Constitución y salga del poder el 7 de febrero»

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Entrevista a Camille Chalmers, intelectual y dirigente social haitiano

Por Luciana Mazzini Puga, de la redacción de NODAL

 

Haití está viviendo una aguda crisis sociopolítica. Desde hace varias semanas, múltiples sectores de la población se han movilizado y han convocado a huelgas generales para exigir la salida del gobierno de Jovenel Moise el próximo 7 de febrero. Por su parte, El Consejo Electoral Provisional (CEP), designado unilateralmente por el presidente, anunció que el país celebrará en abril un referendo constitucional y en septiembre las presidenciales.

Para comprender la situación, NODAL dialogó con Camille Chalmers, intelectual y dirigente social haitiano.

 ¿Cuáles son los argumentos para pedir la salida de Jovenel Moise del mando presidencial?

Para entender las reivindicaciones actuales del pueblo de Haití, hay que ponerlo en un contexto más amplio. Hace tres años que el pueblo haitiano está reclamando la salida del poder de Jovenel Moise. Estábamos pidiendo su renuncia frente a su ilegitimidad, su política criminal, a los robos que se hacen del tesoro público y a las políticas de destrucción de las instituciones. Pero, durante el 2020, la situación cambió porque no se realizaron las elecciones previstas y, además, Moise quiere prolongar su poder. Según la Constitución haitiana, el mandato finaliza el 7 de febrero de 2021 y él de manera arbitraria, anticonstitucional e ilegal, quiere prolongarlo un año más y pretende cambiar la Constitución del país para construir una concesión que le permite reinstaurar el régimen autoritario y dictatorial, donde neutralice o elimine todas las capacidades de control del poder Ejecutivo. Así que es muy importante que Jovenel Moise respete la Constitución y salga del poder el 7 de febrero como está previsto.

¿Qué cree que sucederá en caso que Moise decida seguir al mando como viene anunciando?

Si el presidente Jovenel Moise no respeta las leyes ni la voluntad manifestada de manera amplia y casi unánime por el pueblo de Haití, entraremos en una situación caótica, de enfrentamientos y de turbulencias y no se sabe cuál puede ser el resultado de esas confrontaciones. Hay que subrayar que durante los dos últimos meses todos los sectores de la nación se pronunciaron contra la prolongación del mandato: la Iglesia Católica, las Iglesias Protestantes, los sindicatos que acaban de realizar dos días de huelga general en todo el país, las organizaciones feministas, campesinas, de barrio popular, de artesanos y las cooperativas. Prácticamente, todos los sectores de la sociedad no aceptaron la designación arbitraria de un Consejo Electoral totalmente controlado por el Ejecutivo y están de acuerdo con el respeto a la Constitución y del fin del mandato el 7 de febrero próximo.

Si continúa, él no va a poder gobernar ni realizar el plan que está ejecutando bajo las órdenes del imperialismo y de Luis Almagro, secretario general de la OEA, de realizar una nueva Constitución que elimine las ganancias democráticas del pueblo de Haití.

Jovenel Moise pretender realizar un referendo constitucional en abril ¿cuáles son los cambios que se quieren introducir a la constitución?

Ese referendo no tiene ninguna posibilidad de materializarse. Primero, él designó una comisión de cinco personas para escribir de manera casi clandestina una nueva Constitución, no es un referendo para pedir al pueblo si quiere cambiar la Constitución, sino que simplemente va a consultar al pueblo para que acepte el nuevo texto, que es un retroceso político con respecto a todo lo que se ha ganado después de la caída de la dictadura. No podemos aceptarlo porque elimina los controles, concentra el poder sobre la persona del presidente y elimina los espacios de participación a nivel de las colectividades territoriales.

Además, el proceso de construcción de esa Constitución no es aceptable tampoco. El Consejo Electoral que va a organizar ese referendo no es legítimo, está designado solamente por el presidente sin ninguna consulta con la población ni la aceptación de los sectores que usualmente designan sus representantes en ese tipo de órgano. Ese proyecto de cambio de la Constitución está animado por los sectores dominantes, por la OEA, por Almagro que se involucró personalmente y por el apoyo que tuvo Jovenel Moise del presidente Trump. Así que es un proyecto totalmente reaccionario a diferencia de lo que pasa en Chile o en otros países de América Latina. Estamos aceptando a nivel del pueblo haitiano algunos cambios para actualizar la Constitución que ya es vieja pero no podemos aceptar los procedimientos utilizados ni podemos aceptar tampoco que se elimine gran parte de las conquistas democráticas de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales consagrados por esa Constitución.

¿Cómo se explica la crisis política y social que vive Haití desde hace años?

La terrible crisis política e institucional que estamos viviendo es parte de una crisis global, sistémica caracterizada por el hecho de que desde 1915, con la primera ocupación militar de nuestro territorio por EEUU, se ha construido un Estado con capacidades limitadas, donde todas las decisiones estratégicas están tomadas por Washington y así se ha construido una dependencia política y económica alimentaria. Ese tipo de dependencia se reforzó durante los últimos años por la aplicación de las medidas neoliberales que destruyeron gran parte de la capacidad productiva de la nación y que, también, han destruido el juego institucional. A partir de 1986, el pueblo haitiano se levanta contra la dictadura de Duvalier y logra conquistas importantes al nivel de la Constitución pero esta no se aplica y no logramos desmontar el estado oligárquico, violento, excluyente, dominado por una pequeña oligarquía y totalmente dependiente del imperialismo norteamericano. Estamos en una cultura donde hay un enfrentamiento muy claro entre el proyecto de consolidar ese Estado oligárquico, de restaurar un estado autocrático y dictatorial o el seguimiento de las conquistas democráticas que hemos podido alcanzar por la lucha del pueblo, y es esta lucha el fondo de los conflictos actuales.

Por su parte, para enfrentar la voluntad del pueblo haitiano, las fuerzas conservadoras han hecho muchas cosas, como la construcción de cuerpos paramilitares que ahora se llama G9, la generación de pandillas que han hecho varias ocupaciones militares masivas. El estado oligárquico que tenemos ahora funciona a beneficios de algunas familias y permite conservar el control del país bajo las botas del imperialismo, así que la lucha alrededor del siete de febrero no es solamente una lucha de personas, es una lucha muy profunda de proyectos, de visión y de posibilidad de construir la nación a partir de los intereses básicos de las capas mayoritarias del país.


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