La coalición republicana – El País, Uruguay

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Terminó el ciclo electoral 2019- 2020 y dejó muchos datos electorales y políticos. Uno de los más importantes de todos ellos ha sido el nacimiento y la confirmación de un nuevo actor clave: la coalición republicana. Se la ha llamado coalición de gobierno, oficialista o multicolor.

Aquí hemos preferido llamarla republicana, ya que eso es lo que la diferencia rotundamente de su opositor el Frente Amplio (FA). Como bien sintetizara el ex presidente Sanguinetti en campaña electoral el año pasado, la diferencia radical entre quienes están de un lado y del otro perfectamente puede ser ilustrada por la valoración de lo que ocurre en Venezuela: están quienes creen que allí se sufre una dictadura infame, y esos son los que integran la coalición republicana; y están quienes defienden al dictador Maduro, y allí están todos los referentes y militantes del FA.

La coalición republicana operó con inteligencia en 2019. Se afirmó en la diferencia de sus adhesiones partidarias disímiles para la elección de octubre, y desde la mayoría rotunda que obtuvo en ambas Cámaras, sumó sus esfuerzos para que Lacalle Pou ganara el balotaje de noviembre. Hoy, gobierna de consuno, con enorme responsabilidad en medio de las consecuencias mundiales de la mayor crisis sanitaria de la que tengamos memoria, y aplicando las medidas de gobierno para la cual fue efectivamente elegida.

La coalición es la gran novedad de todo este ciclo electoral 2019-2020, y es el instrumento político formidable a partir del cual la mayoría del país logró desplazar del poder al FA triunfante del período 2004- 2014. Bienvenida sea entonces esta coalición republicana.

Allí está el ejemplo de la ley de urgente consideración, que aprobó medidas sustanciales en distintos ámbitos, pero también la tarea de un Ejecutivo que coordina a ministros y subsecretarios de distintos partidos de la coalición con el sentido de cumplir el mandato popular que los llevó a gobernar.

Esa coalición republicana acaba de mostrar una enorme vigencia electoral en casi todo el país. En efecto, en departamentos en los que el FA era mayoría, como por ejemplo Río Negro o Rocha, la conjunción de esfuerzos de blancos, de al menos una parte de los colorados y de otra parte de cabildantes, hicieron triunfar al lema Partido Nacional. Pero detrás de ese lema en esos departamentos, sin duda, se encuentra el esfuerzo de la coalición por obtener el triunfo, apoyándose así en la mayoría popular que ya supo ser amplia en 17 departamentos del país en favor de Lacalle Pou en noviembre pasado.

Allí donde, infelizmente, la coalición no operó como tal, Salto y Canelones, el FA terminó llevándose la victoria. La enseñanza se hace así evidente: si se quiere ganar elecciones, el nuevo tiempo del país fija que quienes no integran la colcha de retazos izquierdista deben trabajar coordinadamente para alzarse obtener su objetivo. Además, de ningún modo puede decirse que eso desmerece o desdibuja las identidades partidarias de quienes integran la coalición: ¿o acaso son menos blancos o menos colorados hoy que hace dos meses, los ediles electos que fueron votados por el lema Partido Independiente en Montevideo tras la candidatura única de Laura Raffo a la intendencia de la capital?

Es precisamente en Montevideo en donde la coalición tiene por delante un papel fundamental que cumplir. En efecto, desde la capital han surgido los liderazgos frenteamplistas que, como Vázquez o como Martínez, luego han tenido protagonismo en las elecciones nacionales. Se precisa una tarea política coordinada y eficaz para que en los próximos años a los montevideanos les quede claro que existe una alternativa creíble al gobierno frenteamplista de la capital. Se precisa pues, una oposición clara y con propuestas, que muestre las debilidades del FA de Cosse en Montevideo.

Si la coalición cumple con ese objetivo, entonces no solamente la excelente votación de Raffo en la capital podrá mejorarse en 2025, al punto de poder transformarse realmente en opción de poder, sino que, además, se estará afianzando la identidad de una conjunción de partidos que está haciendo muy bien su tarea en el gobierno nacional, tal como así opina la amplia mayoría de los uruguayos.

En una reciente entrevista en Búsqueda, el analista Zuasnábar señalaba que ya surgen en encuestas identificaciones de la gente hacia la coalición republicana: yo soy de la coalición, dicen algunos, y luego declinan sus apoyos más específicos hacia tal o cual partido dentro de esa coalición. Esa realidad, en definitiva, es la que llegó para quedarse. Es la gran novedad de todo este ciclo electoral 2019-2020, y es el instrumento político formidable a partir del cual la mayoría del país logró desplazar del poder al FA triunfante del período 2004- 2014.

Bienvenida sea entonces esta coalición republicana.

El País


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