Crece la preocupación y las denuncias por los contagios en las villas de Buenos Aires
Villa 31: 322 infectados y temen por más contagios
Sobre 5020 casos de coronavirus en Argentina, 1404 están en la Ciudad de Buenos Aires; 322 en villas porteñas, 133 en la 31 del barrio de Retiro; 79 son en la 1-11-14.
En el barrio Carlos Mugica viven 50 mil personas y tienen un solo puesto de atención a personas con síntomas. Las organizaciones sociales que trabajan ahí encuentran aún más problemática la falta de agua que se da en diferentes zona de la villa desde hace 20 días.
Explicaron que es culpable de que en poco tiempo, la diferencia con la 1-11-14 haya crecido exponencialmente. El primer infectado de un barrio popular había sido un habitante de la 1-11-14.
“Empezamos con un caso, y el crecimiento fue exponencial, porque al Gobierno de la Ciudad no le importó, y dejó pasar 15 días hasta actuar. Si no hubiera sido por Nación, que bajó al barrio con el testeo realizado ayer en el programa Detectar, esto seguiría muy muy mal”, contó a ANSOL Leny Gutiérrez.
Del programa Detectar participaron Nación y Ciudad, revisando si había contagios entre contactos estrechos. La actividad comenzó por San Martín, y este jueves recorrió la zona Ferroviarios. Había 250 casos a investigar, de los cuales el martes varios resultaron positivos mientras que otros siguen estudiándose.
El martes, la secretaría de Integración Social y Urbana del gobierno porteño llevó en un micro escolar a las personas que debían testear en el hospital Fernández y el Durand, descuidando las reglas sanitarias. “No fueron asistidas como en otros casos como quienes volvían del extranjero y fueron llevados a hoteles donde se les cubrían todas las necesidades”, denunció la referente de un comedor de UTEP.
Durante la conferencia de prensa, de la cual solo participaron referentes de las organizaciones para cuidarse del contagio, aseguraron que se trató de una aplicación discriminatoria del protocolo.
“Es necesario que el Gobierno de la Ciudad deje de improvisar, y garantice el aislamiento real para las familias infectadas proveyendo asistencia alimentaria, sanitaria y social”, resaltaron.
Además, pidieron que los testeos se realicen dentro de los domicilios, para evitar posibles estigmatizaciones sobre los vecinos y las vecinas.
Por qué se multiplican los casos en la Villa 31
“El año pasado cambiaron las cañerías de agua, pero los problemas continúan. Quienes tienen bomba para cargar el agua en los tanques no tienen tantos problemas. Quienes no tienen, no pueden ni cocinar ni -fundamentalmente- higienizarse”, contó Gutiérrez a ANSOL.
Leny fue una de las vecinas sin agua, que tuvo que comprar botellones para solventar los problemas sanitarios, descubriendo problemas económicos.
A esta situación extrema se le suman los despidos, suspensiones y la imposibilidad de resolver la economía diaria a través de changas.
Leny trabaja en un merendero de UTEP que la Secretaría de Integración de la Ciudad no reconoce aún. Es uno de los tantos que se abrieron a medida que la crisis se acentuó.
Por eso tuvieron que comprar la mercadería sin ningún tipo de ayuda estatal: leche, pan, galletas, gas. Lo hacen a través de colectas de dinero y de alimentos.
Más problemas de salud
Denunciaron además que el gobierno de la Ciudad no está levantando los escombros de las demoliciones bajo autopista, por lo que se acumulan residuos que atraen a ratas y otras plagas.
Las organizaciones señalaron también que la secretaría a cargo de Diego Fernández sí continúa con ese trabajo, mientras no lo hace en pos de una “solución seria y definitiva al problema del agua”.
En el mismo sentido, el dengue sigue azotando a la villa 31 y a cada barrio popular de la Ciudad de Buenos Aires. Hubo hasta ahora 6 mil casos, registrándose picos epidemiológicos más altos que en los últimos años.
Dos de cada tres nuevos casos de coronavirus en la ciudad fueron en villas
Finalmente comenzó a ocurrir lo que tanto se temía en las barriadas populares de la Ciudad de Buenos Aires. Los casos confirmados de coronavirus en las villas porteñas se multiplicaron: sólo ayer representaron 2 de cada 3 casos nuevos de la ciudad, por lo que en un solo día los infectados en estas zonas vulnerables se incrementaron en un 20%.
Según el último parte del gobierno porteño, ayer hubo un total de 79 casos positivos en toda la ciudad: siendo que 52, fueron identificados en las villas. Desde el inicio de la pandemia, se registraron 1862 casos en toda la ciudad, mientras que los infectados en las villas representan poco más que el 16%, con 301 casos.
Por otro lado, las víctimas fatales en toda la ciudad son 102, de las cuales 6 pertenecen a las barriadas vulnerables.
Según se precisó, el Barrio Padre Mugica (Villa 31 de Retiro) sigue siendo el lugar más comprometido con 198 casos en total. Se estima que allí la multiplicación de los casos coincidió con los problemas de la provisión de agua potable hace alrededor de dos semanas cuando hubo problemas de presión desde la empresa Aysa y el gobierno de la Ciudad que al día de hoy, no terminó de resolver la situación del todo.
El Barrio Padre Ricciardelli (Villa 1-11-14, en el Bajo Flores) registra 79. Le sigue la Villa 21-24 (Zavaleta) con 6; Ciudad Oculta con otros 6; el Barrio Ramón Carrillo con 3; Barrio 20 con 2; Rodrigo Bueno con dos. Además, en el Barrio Fátima, Los Piletones; Barrio Inta;y Barrio Mitre, registraron un caso en cada lugar. Por otro lado, no se identificó el lugar de uno de los pacientes.
En tanto, el equipo de epidemiología del Ministerio de Salud porteño, sigue de cerca la evolución del estado de salud de 119 casos sospechosos, por haber tenido contacto estrecho con los pacientes positivos.
Además, el pico de casos del martes en la Villa 31 también correspondió a los resultados de un sanitario denominado DETeCTAr (Dispositivo Estratégico de Testeo para Coronavirus en Terreno de Argentina), a través del cual se testearon 39 personas sospechosas, de las cuales 30 resultaron positivas de coronavirus.
Coronavirus: cómo funcionan las Juntas de Emergencia Barriales de los movimientos sociales
Por Laura Vales
Frente al avance del coronavirus en los asentamientos y villas, la organización Barrios de Pie está creando Juntas de Emergencia Barriales para reforzar la trama de cuidados colectivos. La primera fue creada hace tres semanas, en Pablo Podestá, municipio de Tres de Febrero, luego de que los vecinos de Villa París tuvieron que cortar la calle para que la policía científica se llevara el cuerpo de un hombre que había muerto en su casa y que permaneció en el lugar más de 12 horas sin que las autoridades se hicieran cargo de retirarlo. Sus familiares, preocupados porque el hombre había tenido fiebre y dificultades para respirar, pasaron toda la noche junto al cuerpo sin saber qué hacer, esperando una asistencia que se demoró en intervenir y determinar las razones de la muerte. El protocolo de la covid-19 se activó luego de que el corte de calles hizo pública la demanda.
Otros barrios se han ido organizando desde ese momento con Juntas de Emergencia. El modelo es bien conocido en los movimientos desde finales de los ’90. “Es necesario estar conectados para reclamar ante los municipios, incluso para que el estado pueda llegar a zonas en las que no tiene llegada”, señaló a PáginaI12 Silvia Saravia, coordinadora de la agrupación.
A mediados de abril, una protesta en Tres de Febrero dio lugar a la primera Junta de Emergencia Barrial. El cuerpo de un vecino permaneció más de doce horas sin ser retirado hasta que cortaron la calle
Los grupos funcionan vía whatsapp y con los contactos diarios de quienes están a cargo de ollas populares y la distribución de alimentos. “Se van creando ante distintas situaciones: cuando en un municipio no existe un comité de emergencia, o cuando faltan recursos. Creemos que hay que promover este tipo de organización territorial para poner en común la información sobre lo que va pasando. Nosotros, como movimiento, tenemos presencia en 2300 barrios populares. Hicimos una planificación y nos propusimos que por lo menos en dos mil sean creadas estas Juntas”.
Saravia señaló que para los municipios no siempre es fácil llegar al entramado social. “En algunos hay políticas públicas activas, pero no en todos; las consecuencias quedaron claras con lo que está sucediendo en la Villa 31, donde se dispararon los contagios. Hay un trabajo para hacer, sobre todo en relación a qué protocolo seguir cuando aparece un caso de coronavirus. Falta además mayor presencia entre los vecinos para que tomen medidas de prevención. Nos pasó en San Martín, donde ocurrió el primer caso de covid de la provincia de Buenos Aires. La señora que se enfermó, que había estado en Italia, es tía de una compañera que milita en nuestro movimiento. Cuando volvió de su viaje la señora visitó a todos sus familiares antes de tener síntomas y ser internada; para activar el protocolo pasaron después varios días: desde un martes, cuando le hicieron el hisopado, hasta el viernes, cuando se confirmó que tenía el virus. Lo vivimos con preocupación y lo hablamos con el municipio, porque ese sábado la familia todavía no tenía ninguna indicación de qué debía hacer. Aunque por suerte no hubo más contagiados, toda la situación que nos tocó de cerca nos alertó sobre la necesidad de estar conectados”, cuenta.
Quienes trabajan en los barrios ven que aunque todo el mundo sepa cuáles son las principales medidas preventivas, como mantener la distancia física o no compartir el mate, todavía muchos no las incorporan. “
En las reuniones para prevenir el coronavirus aparece alguno ofreciendo un mate, o pasándose un vaso para compartir una gaseosa”. En Quilmes, los equipos de la municipalidad que recorrieron los barrios donde hubo brotes encontraron las mismas situaciones, según contó días atrás la intendenta Mayra Mendoza cuando decidió implementar el programa Cuidarnos, con el que creó equipos territoriales para reforzar la prevención.
“Creemos que en este punto no hay falta de difusión, sino que se necesita mayor presencia. Tiene que haber compañeros presentes en el lugar, con conciencia y que además estén dispuestos a discutirlo, a decirlo en voz alta”, opina Saravia. “La Junta de Emergencia, en ese sentido, es una forma, un modelo para los vecinos trabajen con los centros de salud barriales. Para que se pueda cuidar también que en el momento de ir a retirar alimentos no haya aglomeraciones. La presencia, en ese momento, no puede faltar”, asegura.
Otro punto a trabajar es el de las agresiones. “La bebé de seis meses de una de nuestras compañeras tuvo coronavirus. Lo negativizó rápido, en una semana le dieron el alta. La mamá no tuvo el virus y el entorno tampoco, por lo que creemos que la bebé pudo haberse contagiado en un colectivo. Cuando tuvo el diagnóstico hubo situaciones difíciles en su cuadra. Una parte del barrio fue muy agresiva y responsabilizó a la madre por el contagio. Hubo que salir a trabajar el concepto de que nadie tiene la culpa de enfermarse, de que lo que se debe hacer es ayudar la familia para que pueda mantener el aislamiento, hacerle las compras, acercarles lo que necesiten para que no salgan de su casa. En aquel momento activamos un protocolo propio, porque en el mismo terreno donde ella vive también reside su hermano, que trabaja en una cooperativa de saneamiento de arroyos. Decidimos suspender todo el trabajo de la cooperativa hasta que desde el hospital nos dijeran qué hacer. Para todas estas situaciones hay que más en claro el protocolo a seguir, tener organización y articular con los municipios”, finaliza Saravia.