La hoja de ruta del nuevo poder en Uruguay – Por Leandro Grille

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.Por Leandro Grille(*)

Este domingo asumió la presidencia del Uruguay Luis Lacalle Pou. La transición ha sido todo lo desprolija posible para el estándar de nuestra historia, pero ha sido desprolija del lado de los que asumen y no del lado de los que se retiran, lo cual, en última instancia, aunque no disimula la vergüenza, tampoco perturba la democracia.

Los problemas verdaderos de las transiciones de mando aparecen cuando los que se tienen que ir se quieren quedar a la fuerza o ponen obstáculos a los que llegan, y no cuando los que tienen que venir se retrasan por falta de planificación, carencia de cuadros o pura incompetencia.

En cualquier caso, las dificultades de la transición y el evidente retraso en las designaciones, que ha transformado en una misión imposible el necesario traspaso de información y competencias entre los que vienen y los que se van, son un detalle molesto, pero intrascendente, en los que no conviene concentrar ni la crítica ni la indignación.

Más temprano o más tarde, el gobierno de Lacalle Pou habrá designado a todo el elenco en todos los niveles de mando y habrá puesto en ejecución su programa, que existe, está decidido, es absolutamente claro y no depende de nombres propios. Es en programa, y no en la nomenclatura, donde radica el problema que afrontará la sociedad uruguaya en los próximos años.

En el editorial del último número del semanario Búsqueda, se establece la hoja de ruta del próximo gobierno. Es un texto descarnado, publicado en el medio que mejor refleja los intereses de los sectores económicos más poderosos de nuestro país, con una clara orientación neoliberal en sintonía absoluta con la ideología de los nuevos gobernantes.

Es un texto, además, imperativo, toda vez que le advierte al nuevo gobierno que 2020 es “el año en que se define (casi) todo”, frase que titula el suelto editorial. Para Lacalle Pou, la columna del semanario derechista Búsqueda más que una prístina bajada de línea, es una orden, es el mandato de su verdadera base social, que nada tiene que ver con sus votantes, sino con los verdaderos dueños de la pelota que empieza a rodar este domingo.

El semanario le exige al nuevo gobierno que avance inmediatamente en cuatro terrenos y avisa que “no habrá espacio para ninguna luna de miel”. En primer lugar, exige el ajuste. Recuerda que en la campaña electoral se prometió un recorte del gasto público de 900 millones de dólares y pide “tomar rápidamente acciones en ese sentido”.

Es más, supone que el equipo económico que encabezará Azucena Arbeleche ya tiene “delineados los lineamientos para el nuevo presupuesto quinquenal de gastos” y que “ese articulado debería ser el instrumento para cortar en el próximo quinquenio con la inercia de permanente crecimiento del gasto público de los últimos 15 años, con el objetivo de darle un mínimo de credibilidad al prometido “afloje de la cincha sobre el sector privado”.

En consecuencia, Búsqueda exige un ajustazo y además no esconde el verdadero objetivo de achicar el gasto público -esto es salud, educación, políticas sociales y jubilaciones sobre todas las cosas- para bajar los tributos que pagan los empresarios y, entre todos ellos, los que pagan los más ricos, que es lo que se camufla bajo la denominación de “sector privado”.

En la segunda demanda, el editorial del medio preferido de la derecha uruguaya reclama que se reforme la seguridad social y que sea este año: “Se trata de tener la valentía política para reconocer que ni los sistemas de reparto, ni los de capitalización ni los mixtos pueden ofrecer los beneficios que históricamente brindaron” porque, de acuerdo al texto, son “inviables”.

Diáfano como agua de manantial, la publicación le ordena a Lacalle Pou que suprima beneficios y ya no en el sector de las jubilaciones que se pagan a través del Banco de Previsión Social, sino en todas las jubilaciones. La idea desnuda ya no es solo extender la edad jubilatoria, sino achicar las jubilaciones, pese a que se enfrentan con la disposición constitucional de que están atadas al índice medio de salarios.

La tercera demanda del semanario de los empresarios es devaluar la moneda y devaluarla ya. Ellos lo llaman “revertir el atraso cambiario”, un tema que “no podrá esperar mucho tiempo, especialmente teniendo en cuenta el acelerado deterioro que se viene dando en el contexto regional e internacional”.

El cuarto lineamiento es brutal y es violento. Búsqueda exige la “desindexación de la política salarial”. Es más, se ocupa de señalar que “en los primeros seis meses del próximo gobierno vencerán 149 de 227 convenios (salariales) que están vigentes” y que esta andanada de vencimientos “será clave para que defina el nuevo gobierno, por más tensión y conflictividad social que se pueda desarrollar”.

Es notable la alusión a la conflictividad social y a la tensión, pero sobre todo es notable como le exige al gobierno que baje los salarios así tenga que recurrir a la represión pura y dura. Incluso unas líneas más adelante lo dice con todas las letras: “Ya debería ser evidente para todos, incluso para el Pit-Cnt, que mantener los actuales niveles de salario real es imposible”.

Siempre sugerido pero nunca dicho tan claramente: vienen a bajar el salario real y lo van a hacer este año. Se proponen actuar primero con los 149 convenios salariales que vencen y están dispuestos a hacerlo a sangre y fuego, más allá de la tensión social que provoquen.

Finalmente, y para animar al gobierno de Lacalle Pou, luego de encomendarle una hoja de ruta inaplicable sin represión y deterioro de las condiciones de vida de la gente y convivencia de la sociedad entera, Búsqueda lo alienta con una consigna militar de la Fuerza Aérea de Estados Unidos: “No guts, no glory”, cuya traducción es “Sin agallas, no hay gloria”.

Así que vayan teniendo en cuenta lo que se viene.

(*) Periodista. Bioquímico y biofísico. Doctor. en Ciencias.Editorialista de Caras y Caretas, Uruguay.

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