Pepe Mujica sobre el conflicto político en Venezuela: «Estados Unidos no puede aceptar que China termine manejando el destino del petróleo venezolano»

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Mujica: ante “la peor alternativa de guerra” en Venezuela una salida sería “elecciones totales con monitoreo de la ONU”

En la primera emisión del año de su espacio de reflexiones en M24, el expresidente de la República José ´Pepe´ Mujica se refirió a los actuales acontecimientos en torno a Venezuela. A continuación transcribimos la totalidad de la columna del líder frenteamplista.

“Hoy están sonando fuertes tambores de guerra en el Caribe, por la situación venezolana. Y debemos recordar que en las guerras, en general, mueren los que no tienen responsabilidades. Y también debemos recordar que con sanciones económicas, se castiga a los pueblos y se fanatiza a los gobiernos, como pasó con España franquista, con Italia… hay toda una historia de las consecuencias, amargas, para los pueblos, de las sanciones económicas.

Nos parece que discutir la legitimidad de un gobierno u otro en Venezuela, en el fondo resulta infantil, a diestra y siniestra. Lo grave, lo penosamente grave es la inminencia de guerra abierta. Por eso, acompañé desde el primer momento la oposición (a eso), la posición que asumió el gobierno uruguayo. Porque el presidente autoproclamado en Venezuela, o es muy joven o tiene atrás la seguridad que da sin ambages el Ejército de Estados Unidos. Para nosotros está muy fresca en estos días la afirmación del señor Trump, que ´todas las opciones están sobre la mesa´.

Ante tanta información absolutamente secundaria, hay que subrayar lo central: parecería que quieren convencerse, y a su vez convencernos a todos, que la ilegitimidad eventual de unos, se sustituye con la ilegitimidad de otros. Y todo esto tiene un tambor batiente de supuesta causa sacrosanta ´por la democracia´, como siempre se ha hecho en vísperas de cualquier invasión. Antes se levantaba el pendón del Cristianismo, recordemos aquello de Valdivia: ´nos ganaremos el cielo a lanzadas y cuchilladas´, o ´por la civilización´ como la triste historia de la Triple Alianza, que aplastó a Paraguay, o ´por Mahoma´ o por lo que fuere.

Siempre hay una pantalla poco discutible para levantar en el horizonte, pero atrás de la guerra siempre se mueven intereses. La verdad, la verdad cruda, dura, descarnada, es que lo más conservador de Estados Unidos no puede aceptar que China termine manejando el destino del petróleo venezolano. Esta es la causa profunda de la impaciencia que ha atacado a USA. Digo esto porque hace algunos años, un altísimo integrante del gobierno de Obama textualmente me dijo: ´nosotros no precisamos intervenir en Venezuela, se destruyen solos´. Esta era la división de la inteligencia en aquel tiempo, había en proceso razones para pensar así. En la vida hay que cuidarse del odio, porque amputa la inteligencia y a veces no nos deja ver lo esencial.

Había elementos en aquel momento, ya diseñados para pensar así, porque había en Venezuela una notoria confusión de deseo con la realidad posible. No se podía entender que los distintos rincones de la economía precisan, para que funcione, conocimiento y mucho interés comprometido que empuje. No se podía entender que no es posible sustituir capitalismo por burocracia, pero por encima de todas las cosas no se entendía la trágica historia de Venezuela, que desembocó en una tácita cultura popular que fue castrando la creatividad del trabajo, porque casi se funcionó un siglo importando casi todo. Era más fácil, más rápido y de mejor calidad, vivir importando todo porque se podía, por la riqueza petrolera. Y esto devastó la cultura creativa del trabajo.

Y ha sido un grave error no medir la enorme paciencia y el tiempo que necesita un cambio cultural, eso no se puede sustituir con voluntarismo, porque es imposible repartir a la larga, lo que no se está creando a la corta. A esa crisis de conducción, se sumó la caída de precios internacionales del petróleo, la guerra económica con sanciones, la falta de reinversión en la extracción de petróleo. Y todo, todo fue acorralando y con ello, arrimando por necesidad al régimen venezolano hacia China y hacia Rusia como tabla de salvación. Y es esto lo que no puede soportar hoy Estados Unidos, y terminó con la paciencia, se acabó el tiempo.

Por un lado tuvo una política de cerco que fue inclinando, en los hechos, a ese rumbo histórico, pero no tolera, no puede tolerar las consecuencias, por lo que está en juego. Y cambia, cambia de literatura, porque así es la Historia. Tiene un aliado formidable: la crisis económica, con sus consecuencias sociales, políticas. Y así como hizo con el discurso del libre comercio, batiéndolo por el mundo durante 50 años, y hace poco nos cambió ´América Primero´, empezó a establecer y construir barreras. Ayer nomás, no hacía cuestiones de legitimidad con Pinochet, con Castelo Branco, con Videla… había respuestas de respetar la soberanía, la autodeterminación, esos dos conceptos que hoy, parecen ser en el Uruguay nostalgias de desaparecidos viejos herreristas, porque han sepultado su historia de principio, o de principistas de izquierda. Pero en el mundo globalizado de hoy parecen no existir más, sobre todo para los que tienen petróleo.

Hoy esas políticas se sustituyen por un discurso de ´democracia, democracia´… democracia con olor a petróleo, como se hizo con Libia, y allí está todavía fresco el ejemplo. ¿Quién, con sentido común, hoy puede asegurar elecciones libres para todas las tendencias en Venezuela? ¿Quién puede asegurar impunidad hacia atrás y hacia adelante, tentando que lo que es confrontación se transforme en oposición? Esa magia podría ser solo con una especie de junta ejecutiva donde estuvieran todas las tendencias, pero fuertemente monitoreada y garantizada por Naciones Unidas. No veo otro camino que dé garantías, Naciones Unidas con su Consejo de Seguridad comprometido y con firmeza.

Sin embargo, nada de esto podrá acontecer, porque Europa no está participando en esta región, pudorosamente da la impresión de lavarse la manos. Falta voluntad política para construir una alternativa por encima de los intereses inmediatos, y esa falta de voluntad política termina acorralando hacia la guerra. Porque al régimen venezolano no se le deja otro camino eventual que morir peleando. Tal vez, el error de la dirección venezolana, por oposición, por odio, por bronca, siempre se achata la inteligencia y no pudo ver que el hermano del Norte, poderoso, no puede soportar que el sol naciente de Oriente maneje el petróleo venezolano. Entonces surge el grito desesperado hoy de la democracia, que funciona como pantalla emotiva, en estos tiempos globalizados donde el capitalismo financiero, con algoritmos y sin emociones, indica y decide dónde y cuándo se invierte.

La gran pregunta es: ¿la guerra, en este caso, será una inversión? Amigos, como está la situación, por disparatada que parezca la propuesta de elecciones totales hecha por Europa, reconociendo que atropella la soberanía y la autodeterminación, pero, repito, en el mundo de hoy esto no existe para países que tienen mucho petróleo por lo menos, mal que mal daría una salida, pero debería sumarse un monitoreo con garantía de Naciones Unidas. Todo esto se puede criticar por principios, pero la peor alternativa es la guerra, porque ya sabemos quién paga los costos de la guerra.

Por eso hemos apoyado la posición del gobierno uruguayo, porque en definitiva, para evitar la guerra, la herramienta solo está en la política, solo la política puede evitar la guerra, pero tiene que tener voluntad y compromiso. Hay otros que levantan una tercera alternativa: un golpe militar que dé elecciones libres con garantías, pero estamos en lo mismo. De todas maneras, lo más fuerte es evitar la guerra, que a esta altura parece muy difícil, y transformar la confrontación en oposición, en lucha republicana.

Naturalmente, cualquier decisión de este tipo debiera ser acompañada de un socorro, sobre todo en medicinas y alimentos en el plazo inmediato. Pero, los seres humanos hemos demostrado vastamente, por un lado, que podemos ser los animales más inteligentes y por momentos más sublimes, pero también los más estúpidos, los más idiotas y los más egoístas”.

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M24


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