Emmanuel Macron, presidente francés: «No estamos aún en situación de concluir el acuerdo Mercosur-UE»

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Por Claudio Jacquelin.

Pocas horas antes de su llegada anoche a Buenos Aires, el presidente francés, Emmanuel Macron , respondió a un cuestionario de LA NACION en el que no elude temas complejos y deja algunas las definiciones taxativas, tanto sobre el escenario mundial como sobre las relaciones con la región -«no estamos aún en situación de concluir el acuerdo con el Mercosur «-, y con la Argentina en particular.

Advierte, por ejemplo, sobre la necesidad de «no esconder la gravedad de la situación internacional», en referencia a conflictos como la guerra comercial entre Estados Unidos y China, y desliza críticas al presidente Donald Trump por tomar «decisiones en contra de sus aliados».

Macron también anticipa que todavía no están dadas las condiciones para cerrar un acuerdo entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur, sobre el que Francia puso reparos, en particular por temas agropecuarios. Respecto de la Argentina, expresa un firme apoyo a las medidas adoptadas por el gobierno de Mauricio Macri y su convicción de que la Argentina «reforzará la confianza de los inversores», pero sugiere la importancia de mantener el rumbo mediante «el diálogo y la escucha».

Macron reconoce, asimismo, la preocupación que ha suscitado la elección de Jair Bolsonaro como presidente de Brasil y el efecto que eso puede tener en las relaciones entre los bloques regionales. No obstante, el mandatario francés se permite una mirada optimista sobre la Cumbre del G-20 , al tiempo que advierte sobre la necesidad de rescatar el multilateralismo.

-Esta es su primera visita a la región y hay varios temas pendientes en las relaciones, tanto entreFrancia y la Argentina como a nivel de los bloques regionales. ¿Cuáles son los temas para usted prioritarios en la relación con la Argentina y previstos para tratar en su reunión con Macri?

-El diálogo entre Francia y América Latina está anclado en una relación histórica, que deseo reforzar. Desde mi elección, en mayo de 2017, recibí en París a unos diez jefes de Estado de la región, incluido Macri, en enero pasado, con quien estoy muy feliz de reencontrarme. Esta relación histórica tiene una resonancia particular entre Francia y la Argentina. Nuestros dos pueblos comparten muchas pasiones: la cultura, un cierto arte de vivir y también… ¡el fútbol! En momentos en que los grandes desafíos mundiales exigen de nosotros una respuesta colectiva y eficaz, Europa y América Latina son socios naturales, pues nuestra relación está fundada sobre la base de valores comunes. La reforma del sistema multilateral, la lucha contra la desigualdad, la promoción de una agenda internacional ambiciosa para proteger la biodiversidad y luchar contra el cambio climático son algunos de los muchos temas acerca de los cuales Francia y América Latina hablan con una misma voz. Esto forma parte de los temas que yo abordaré con Macri, sin olvidar los grandes temas de cooperación política, económica y cultural que estructuran la relación franco-argentina. Estamos resolviendo ciertas dificultades heredadas del pasado. Lanzamos nuevas alianzas. Intercambiamos acerca de la situación en América Latina, y en especial sobre la crisis en Venezuela. Por supuesto, en nuestra reunión de hoy tendremos la oportunidad de evocar la agenda de la Cumbre del G-20 .

-¿Cómo valora las reformas económicas del gobierno de Macri? ¿Cree que la Argentina es hoy un país confiable para la inversión extranjera, particularmente francesa y europea?

-Tengo un juicio positivo sobre las reformas económicas que pone en marcha el gobierno de Macri. Decidió no ceder a lo fácil y quiere transformar en profundidad la economía argentina. Pienso por ejemplo en el sector de la energía: el acceso a la energía era profundamente desigual; el gobierno de Macri quiere sanear este sector y volverlo económicamente sustentable. Sin embargo, semejantes transformaciones son impopulares, sobre todo al comienzo, cuando los costos son visibles sin que los resultados sean aún tangibles. Hay que saber mantener el rumbo y poner en marcha estas reformas a través del diálogo constante y de la escucha de la nación. La Argentina sufrió al comienzo del año un shock económico. El programa del FMI permitió recuperar la calma en los mercados. Los objetivos fijados son ambiciosos y suponen tomar decisiones difíciles. El acuerdo con el FMI prevé también medidas destinadas a proteger a los sectores más vulnerables. Es un punto fundamental. Estoy convencido de que la Argentina sabrá reforzar la confianza de los inversionistas, para reencontrar el camino hacia un crecimiento duradero que beneficiará a todos los argentinos. Los inversores franceses están muy presentes en la Argentina, y continuarán estándolo.

-¿Por qué aún no se concretó el ingreso de la Argentina a la OCDE si el apoyo a nuestro país fue calificado de «unánime» por la organización?

-Francia apoya la adhesión de la Argentina a la OCDE, tal como tuve la oportunidad de decírselo a Macri. El hecho de que los representantes de las principales potencias se encuentren en Buenos Aires subraya el lugar de la Argentina en el seno de la gobernanza mundial. Sin embargo, existe un bloqueo en el proceso de adhesión, ligado a la reticencia de Estados Unidos con respecto a los candidatos europeos. Estamos intentando resolver esta dificultad.

-¿Qué espera Francia de la cumbre del G-20? La Argentina aspira a una declaración conjunta, aunque la realidad internacional se tornó más compleja, particularmente a partir de las posiciones de Estados Unidos. ¿Cree que es posible lograrlo?

-No hay que esconder la gravedad de la situación. Lo que se arriesga es el bloqueo de los foros multilaterales como el G-20, alrededor de los dos desafíos mayores del mundo actual, que son también los principales puntos de crispación: el clima y el comercio. El año pasado, encontramos compromisos. En cuanto al clima, obtuvimos un logro esencial: a pesar de la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París, los otros miembros del G-20 han confirmado su adhesión a este marco común. Para Francia, este G-20 no debe objetar este logro. Al contrario, debemos utilizar este foro para mostrar la ambición de todos aquellos que quieren no solamente preservar el Acuerdo de París, sino también ir más allá, precisando o reforzando sus compromisos climáticos. En cuanto al comercio, el riesgo es un debilitamiento de la OMC, que a pesar de sus defectos es la mayor plataforma de regulación del comercio mundial. El riesgo es un encuentro cara a cara entre China y Estados Unidos, y una guerra comercial que sería destructiva para todos, en especial para las clases medias y populares en nuestros países. La UE, junto con otros asociados, hizo propuestas concretas de modernización de la OMC. Deseo que este G-20 pueda brindarles un apoyo para que estas propuestas se conviertan en realidad en los próximos meses. Si no mostramos avances concretos, nuestras reuniones internacionales se vuelven inútiles e incluso contraproducentes.

-Francia ha sido el país europeo que más resistió el acuerdo comercial entre el Mercosur y la UE. A principios de año, expresó su preocupación porque tenía reservas respecto de algunos temas vinculados con la producción agropecuaria. ¿Siguen sus preocupaciones al respecto? ¿Cree que aún es posible alcanzar un entendimiento?

-Se lo dije a Macri: Francia está a favor de un acuerdo comercial de mutuo beneficio entre la UE y el Mercosur. Tenemos, como en la Argentina, sensibilidad agrícola, especialmente en el sector vacuno francés. En muchos temas se lograron progresos estos últimos meses, pero no estamos aún en situación de concluir. Hemos de tener en cuenta también la sensibilidad creciente y legítima de nuestras sociedades ante las preocupaciones sanitarias y por el medio ambiente.

-En cuanto al proceso de ascenso de regímenes y líderes populistas, el más reciente ha sido la elección en Brasil de Jair Bolsonaro . ¿Qué impacto puede tener tanto para las relaciones bilaterales como para las discusiones entre el Mercosur y la UE?

-No he tenido la ocasión de conocer a Bolsonaro en persona, pero se establecieron contactos diplomáticos tras la elección. Francia mantiene una importante alianza estratégica con Brasil y deseo que esta continúe así, en el marco de los valores democráticos. Esta nueva realidad política en Brasil suscita preocupaciones fuertes. Es probable que tenga repercusiones sobre las discusiones comerciales entre el Mercosur y la UE. En todo caso, estoy convencido de que Francia y la Argentina se comprenden en este sentido y favorecerán un acuerdo equilibrado.

-Usted intentó todos los métodos para dialogar con Donald Trump y todos parecen haber fracasado. Lo mismo ocurre con otros dirigentes mundiales. ¿Cómo hace el mundo para compensar el vacío que deja el aislacionismo practicado por el presidente norteamericano? ¿Se puede salvar la relación con Estados Unidos?

-La alianza entre Francia y Estados Unidos es histórica. Somos aliados desde hace 250 años. Esta alianza sobrepasa a las personas que la encarnan. Desde ese punto de vista, no creo que esta relación estratégica sea puesta en tela de juicio. Pero es verdad que ciertas decisiones recientes de Estados Unidos han sido tomadas en contra de los intereses de sus aliados. En estas situaciones, siempre afirmé claramente las posiciones francesas y europeas. Es en estos tiempos de crisis cuando es necesario defender nuestros valores comunes que yacen sobre el modelo multilateral y la cooperación. Es lo que hago en Europa y es también mi ambición para la presidencia francesa del G-7 en 2019.

-El clima es uno de los desafíos fundamentales para el planeta. El Acuerdo de París es otra de las víctimas de la política de Trump, posición a la que también ahora parece acercarse Bolsonaro. ¿Qué debería hacer el resto del planeta para respetar los objetivos de la COP21?

-En los próximos días comenzará la COP24 en Polonia, que tiene como objetivo precisar las reglas de aplicación del Acuerdo de París. Para su implementación correcta, estas reglas deben ser robustas, claras y operativas. La administración norteamericana decidió retirarse del acuerdo, lo cual lamentamos en varias oportunidades. Pero otros actores norteamericanos retomaron la antorcha. La implementación del Acuerdo de París es un asunto de todos. A partir del anuncio de Trump, los Estados, las ciudades, el sector privado y la sociedad civil norteamericana nunca han hecho tanto en materia de lucha contra el cambio climático. Ya sea por los huracanes o los incendios, Estados Unidos no es inmune a los efectos devastadores de los desarreglos climáticos. El informe del IPCC nos mostró que debemos ir más allá de los objetivos que nos fijamos: a partir de 2020, los países deberán alzar su ambición presentando contribuciones más ambiciosas.

-Un estudio publicado en Gran Bretaña estima que uno de cada cuatro europeos vota hoy propuestas populistas. Y que la cantidad de europeos gobernados por populistas se multiplicó por diez en los últimos 20 años. Usted defiende la idea de una Europa más unida y más solidaria para evitar «ese caos». ¿Cuál es el eco que recibe de sus socios europeos?

-El fenómeno nacionalista, pues de esto se trata, gana las sociedades europeas y mucho más allá. Su motor es la ineficacia de nuestros sistemas políticos y su permanencia en los debates y medidas que la gente ya no comprende más. Y es la consecuencia de un malestar de las clases medias y populares frente a una mundialización -comercial, digital, migratoria- que los angustia y cuyos beneficios no ven. Si no se aporta una protección eficaz, entonces tendremos el proteccionismo y el repliegue. Es la razón por la cual yo defiendo una UE más unida y más soberana para hacer frente a estos grandes desafíos. ¿Quién piensa, por ejemplo, que se puede a la vez financiar la innovación y asegurar la regulación que necesita la revolución digital a la escala de un solo país europeo? Es por ello que yo me peleo en Europa con tanta determinación. La toma de conciencia progresa: por ejemplo, cuando la UE fue atacada por las medidas comerciales de Estados Unidos, reaccionó inmediatamente, de manera unida. Esto no hubiera ocurrido hace algunos años.

-El 29 de marzo de 2019 el Reino Unido debe dejar la UE. ¿Cómo ve el futuro del bloque?

-El Brexit es una pérdida para el Reino Unido, pero también lo es para la UE. Nuestra energía no tiene que ser absorbida por la separación, sino por la unión: la UE debe convertirse en una potencia capaz de brindar su seguridad, su defensa, el control de sus fronteras, su soberanía monetaria, su éxito en la economía digital y la transición ecológica, su seguridad alimentaria. Es de esta ambición de lo que debemos ocuparnos día y noche. Con el Reino Unido a nuestro lado: como dice Theresa May, abandona la UE, pero no Europa. Además, el Brexit nos hizo tomar conciencia de todo lo que nos aporta nuestra unión, que consolidó la paz y la libertad de nuestros países hace más de 70 años.

La Nación

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