Argentina: duras críticas de familiares al gobierno a un año de la desaparición del submarino ARA San Juan

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A un día de que se cumpla un año de la desaparición del submarino ARA San Juan, la jueza Marta Yañez, a cargo de la causa, habló públicamente de los avances del caso y los familiares de los desaparecidos, por su parte, emitieron un fuerte comunicado contra el presidente Mauricio Macri y la gestión de la búsqueda.

En comunicación con Radio 10, la magistrada dio cuenta de que pese “a la complejidad de encontrar un arma submarina de guerra en el fondo del océano”, se encuentran trabajando día a día y dio detalles de cómo avanza la causa. Y precisó que en los próximos días le será remitida una respuesta “a un oficio para que verifiquen las coordenadas donde se habrían producido los golpes de casco». «Entre ayer y hoy están llegando a la zona. Lo hice sobre la base de pruebas concretas que hay en la causa. Si lo encontramos es una avance, sino también es importante porque lo descartamos y replanteamos”, puntualizó.

La jueza también se refirió a la importancia de continuar la búsqueda en relación con el estado de angustia de los familiares: “Si es voluntad del Ejecutivo prorrogar la búsqueda me parece excelente. Me parece bien que se siga con la búsqueda, los familiares están en estado de zozobra hace un año y merecen saber dónde están”. Por otro lado, los familiares hicieron una declaración pública tras  realizar su propio homenaje a los desaparecidos el día 8 de noviembre en Ushuaia, desde donde zarpó la nave inicialmente.

El jueves, la Armada realizará la ceremonia oficial a la que asistirá Macri. En referencia a su presencia, el comunicado comienza: “Queremos expresar públicamente nuestro repudio a que el Presidente y Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, el señor Mauricio Macri se haga presente en la Ceremonia de Reconocimiento que se realizara en Base Naval Mar del Plata”.

La razón principal del repudio es el intento oficial de hacer recaer la culpa de la desaparición de la nave a una falla humana. Esto se conoció por la filtración del borrador de un “informe de expertos” que apuntaba en esa dirección. Ante esto, los familiares informaron que no hay datos concretos de ello mientras que sí hay una larga serie de “irregularidades”, tales como que en el submarino viajaban 44 tripulantes cuando las balsas salvavidas tenían espacio para cuarenta, que contaban con una radiobaliza cuando debían llevar dos y que aún esa no se hallaba homologada debidamente, que zarparon sin pirotecnia para inmersión. El documento remarca que esta lista de problemas no se basa en errores de los submarinistas sino en las condiciones bajo las que eran obligados a operar por los mandos superiores.

Pero además de refutar la hipótesis del “error humano”, el comunicado hace énfasis en la falta de acompañamiento del gobierno y, sobre todo, la falta de voluntad en buscar el único submarino en funcionamiento que poseía la Argentina. La poca intención en la búsqueda de la nave desaparecida en el Golfo San Jorge, al sudeste de la Península Valdés, se combina con el reclamo por la desatención de la que fueron objeto los familiares. “Hubiese por ejemplo, firmado un DNU para que se los busque con urgencia; nos hubiera atendido en su despacho, no en la calle tras las rejas de la casa de gobierno; no hubiese permitido que durmiéramos durante 10 meses en Base Naval; hubiese puesto al servicio de manera inmediata, todo lo que estaría a su alcance”, enumera el documento entre otros reclamos.

Finalmente los familiares reclaman que la presencia del presidente “no sea para sacarse una de las tantas fotos hipócritas y hacer acto de presencia, sino para, en principio, informar los planes de acción siguientes e inmediatos para la continuidad de la búsqueda”. Finalmente los familiares reclaman que la presencia del presidente “no sea para sacarse una de las tantas fotos hipócritas y hacer acto de presencia, sino para, en principio, informar los planes de acción siguientes e inmediatos para la continuidad de la búsqueda”.

Tiempo Argentino


ARA San Juan: un año de incertidumbre y sin certezas sobre el submarino

El miércoles 15 de noviembre de 2017 el submarino ARA San Juan desapareció de los radares en las inmediaciones de Puerto Madryn, Chubut, con 44 marinos abordo. A un año exacto del hecho, las incógnitas se multiplican y las certezas brillan por su ausencia en una investigación que en varios de sus tramos generó choques entre las autoridades y los familiares de los tripulantes.

Junto a los ARA Santa Cruz y ARA Salta, el ARA San Juan era uno de los tres submarinos de la Armada Argentina. Al momento de su desaparición regresaba de la base naval de Ushuaia con destino a Mar del Plata. Apenas dos días después de perder contacto con el navío, comenzó el proceso de «búsqueda y rescate» por parte de las autoridades argentinas.

Para el viernes 17 de noviembre, el Reino Unido, Chile y los EEUU, entre otros países, comenzaron a brindar apoyo logístico y operacional con el objetivo de hallar a la embarcación. El sábado, el Ministerio de Defensa detectó siete llamadas satelitales que no llegaron a enlazar con la base y que pertenecerían a la embarcación.

Tres días después, el presidente Mauricio Macri mantuvo una reunión en el Edificio Libertad con autoridades de las FFAA y con el ministro de Defensa, Oscar Aguad, en la que ordenó «utilizar todos los medios posibles» para dar con el submarino. Esa misma jornada, Enrique Balbi, vocero de la Armada, admitía que «comenzaban horas críticas» para la tripulación.

En las fechas posteriores, el presidente de EEUU, Donald Trump, puso a disposición su solidaridad con el país a través de un tuit, mientras que el mandatario ruso, Vladimir Putin, llamó por teléfono a Macri para coordinar el operativo de búsqueda y rescate. Un avión militar británico con material logístico aterrizó en Argentina por primera vez desde la Guerra de Malvinas.

«¿Y si el submarino está más abajo de lo que dicen y ellos suponen que tiene que estar arriba? Acá no hay medios para buscarlo abajo», dijo por entonces el familiar de uno de los tripulantes, comenzando los primeros chispazos con el Gobierno, que ya contaba con cerca de 4.000 hombres trabajando para dar con el submarino. Una semana después de perdido el contacto, un «súper avión» ruso arribó a Comodoro Rivadavia para sumar material a la búsqueda. La Armada reveló que en el último llamado se hablaba de un «principio de incendio».

El 30 de noviembre, 15 días después de la desaparición, la Armada confirmó que ya no «buscaban con vida» a la tripulación de la nave, hecho que generó la ira de los familiares quienes cuestionaron al por entonces jefe de la Armada Marcelo Srur, que fue desplazado de su puesto por el ministro Aguad, jaqueado por las críticas desde diversos frentes. Esa navidad, los familiares de los tripulantes se congregaron en la Base Naval de Mar del Plata exigiendo la aparición del submarino.

Comenzado el 2018 y tras varias reuniones de los afectados con legisladores, se creó en el Congreso una Comisión Investigadora que, además de las investigaciones judiciales y militares, busca las causas de la desaparición del sumergible. Casi un mes después y ante distintos rumores, la Armada negó que el submarino haya navegado en cercanía de las Malvinas y que su suerte se deba a un ataque extranjero. El Gobierno lanzó una recompensa de u$s 4,8 millones para quien pueda aportar información sobre el caso.

Durante junio, con la relación entre el Estado y los familiares de los marinos totalmente tensada, varios de ellos decidieron encadenarse a la Casa Rosada a modo de protesta por la suspensión del operativo de búsqueda de la nave, y exigiendo la contratación de una empresa privada que continúe con el procedimiento. El 11 de julio el Gobierno revocó la recompensa ofrecida.

Finalmente, el viernes 17 de agosto se anunció la contratación de la empresa estadounidense Ocean Infinity para proseguir con el operativo dentro de un plazo de 120 días y con la adjudicación de un pago de u$s 7,5 millones en caso de hallar al submarino. La nueva campaña empezó el 10 de septiembre y se extenderá hasta el este 16 de noviembre, fecha en la que la nave insignia de la misión vuelva a puerto para ser reparada y puesta a punto.

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