Roberto Ampuero, canciller chileno: “A Evo Morales lo veo como un candidato en campaña”

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Por Paula Catena y Alberto Labra.

Una intensa agenda ha tenido estos días el canciller Roberto Ampuero. Emprendió su primera gira a Asia, donde se enteró que la Corte Internacional de Justicia de La Haya fijó para el 1 de octubre el fallo por la demanda que presentó Bolivia para que se obligue a Chile a negociar un acceso con soberanía al océano Pacífico.

Desde Beijing, el ministro de RR.EE. aborda la postura chilena ad portas de la sentencia. “Chile está esperando con tranquilidad el resultado”, insiste, evitando ponerse en un escenario de derrota.

Ustedes han buscado remarcar que la soberanía chilena no estará en juego con el fallo y que el éxito o fracaso de Evo Morales se debe medir si es que consigue eso o no. Sin embargo, el tribunal podría determinar que Chile se tiene que sentar a negociar. ¿Eso lo consideraría como una derrota para nuestro país?

Mire, entiendo muy bien y, es más, es absolutamente legítimo, siendo un país democrático, que se dé este debate y esta discusión que se basa fundamentalmente en imaginar y manifestar los diversos escenarios que pueden llegar a ser realidad. Nosotros, por la responsabilidad que tenemos, evitamos ponernos en situaciones que son hipotéticas, porque eso abre el camino de la especulación. Como gobierno, lo que hacemos es actuar sobre los hechos claramente definidos. ¿Y qué estamos esperando? Que la corte dé a conocer su veredicto, y esa es una situación claramente definida sobre la cual vamos a reaccionar. Chile es un actor serio internacionalmente.

Usted ha planteado estos días que el éxito de Evo Morales se medirá también si es que Bolivia obtiene, por ejemplo, soberanía en Antofagasta, pero en la demanda ellos no plantean eso. Eso fue un tuit de Morales, no es parte el caso…

Lo que hace el Presidente Evo Morales al plantear estos casos de forma tan plástica es, precisamente, expresar la ambición en términos mediáticos que está detrás del planteamiento boliviano. Analizando la posición, y en cuanto a los argumentos presentados por Bolivia, usted se da cuenta de que en esos antecedentes Bolivia dice respetar la vigencia del Tratado de 1904 que establece a perpetuidad los límites, pero en el fondo, cuando usted mira bien el caso, lo que trata es burlar y eludir, a través de otro recurso, lo que está como esencia de ese Tratado de 1904.

Chile ha señalado que no cederá territorio a Bolivia, ¿pero qué le puede ofrecer, entonces, a ese país luego de la sentencia? Por ejemplo, en gobiernos pasados estuvo la agenda de los 13 puntos. ¿Habrá una propuesta del gobierno?

Ahí nuevamente entramos a un terreno que parte de una suposición de que ya conocemos este fallo. Yo quiero responderle en términos más amplios. Chile siempre ha estado dispuesto a conversar y dialogar con los países… Todo lo que pueda hacer avanzar las relaciones entre los dos países, en búsqueda de mayor complementación, diálogo, todo es bienvenido, pero, insisto, en el marco y bajo el paraguas del Tratado de 1904.

Se ha repetido varias veces la disposición que ha tenido Chile a dialogar con Bolivia. Pensando para adelante y dejando en claro que cualquier conversación será respetando el Tratado de 1904, ¿hay apertura a retomar concretamente el diálogo marítimo con Bolivia?

Bolivia nos llevó ante esta corte. Y estamos esperando el fallo, conocerlo, y de acuerdo a lo que allí emane, nosotros daremos a conocer nuestros próximos pasos. Los dará a conocer el Presidente de la República.

Usted sostendrá una serie de reuniones con autoridades, entre ellas, con el Presidente Piñera el 20 de septiembre. ¿Qué espera que se despeje en ese encuentro?

Esto tiene que ver con la forma de ver la política exterior, las formas republicanas, el vínculo con los expresidentes de la República… Hay una gran diferencia, a mi juicio, que se da entre estas dos actitudes a la hora de reaccionar: el Presidente de la República lo hace como un Jefe de Estado, defendiendo los intereses permanentes del país. Esto contrasta mucho con la forma en que ha venido actuando el Presidente Evo Morales, a quien yo lo veo como un candidato en campaña presidencial. Él mismo anunció hace poco que va a entrar a las primarias… Los temas de relaciones internacionales con los vecinos son muy importantes como para que queden sujetos a intereses de política electoral personal. Eso siempre genera ruidos en torno a lo que deberían ser asuntos que se toman desde el punto de vista jurídico internacional.

En los alegatos orales con Bolivia, los abogados de Chile hicieron varias advertencias a los jueces: que debían fallar enmarcándose en el derecho internacional, la intangibilidad de los tratados y que los llamados que ha hecho la OEA no generan obligación. ¿Qué tan importante es que La Haya falle en base a esos criterios?

El elemento central y que se espera por todas las partes es que actúe en conformidad al derecho internacional. En este sentido, Chile subraya también que es totalmente respetuoso del derecho internacional. Y uno de los elementos esenciales es el respeto a los tratados vigentes.

Pero La Haya podría fallar no en base a eso, sino que guiándose por la carta de Naciones Unidas, llamar a los países a dialogar, etc. ¿Son tan cruciales los dos elementos que ustedes siempre mencionan: respeto a tratados y derecho internacional?

La corte, al elaborar su sentencia, se apega -y eso es lo que esperan siempre todas las partes- al derecho internacional. Pero recordarlo no tiene mucho sentido: ese es el principio básico rector y es, por lo tanto, lo que se espera siempre.

Más allá del resultado del fallo, ¿está en evaluación, por parte del gobierno, retirarse del Pacto de Bogotá? En la campaña presidencial esa alternativa se barajó en la Comisión de RR.EE. del comando de Piñera…

Hay debates y discusiones absolutamente legítimas que se dan en la sociedad chilena y que tienen sus tiempos y su ritmo. Yo los he seguido a través de la prensa. Veo también que va a haber algunas actividades respecto de este tema que usted menciona. Pero en el caso del gobierno, el gobierno actúa sobre las situaciones que se vayan dando en términos muy definidos, como este es el caso; estamos esperando el fallo. Y lo que corresponde es reaccionar de acuerdo a esa lógica… Chile actúa como una República, y es así como vamos a seguir actuando, y no anticipando, imaginando o especulando sobre escenarios. Cuando usted abre ese camino, le aparecen mil escenarios. Entonces, es un tema infinito.

¿Pero no es algo que esté descartado, entonces?

Todo gobierno responsable y serio tiene una línea sobre bases muy concretas, pero eso no significa que no haya estudiado y se haya preocupado por indagar, en el marco de una serie de otros factores e informaciones con las cuales ha contado o que ha descartado a la hora de tomar ciertas decisiones.

China y los derechos humanos: “Ponemos en el centro aquellas cosas que nos unen”

El canciller, además, habla sobre su gira a Asia y la importancia de las relaciones comerciales con China. Sin embargo, evita referirse al régimen político y a la situación de los DD.HH. en ese país.

Usted ahora se encuentra en una gira a Asia, en medio de la guerra comercial entre EE.UU. y China. ¿Qué fue a hacer en concreto y qué espera de los encuentros que tendrá allá?

Primero estuve en el Foro Económico Mundial, en Hanoi, donde Chile fue el único país extrarregional de Asia que estuvo invitado. Eso es muy importante, porque demuestra que la opinión de Chile tiene peso… Lo que se trató allá fundamentalmente fueron las formas en que ellos pueden integrar y colaborar mejor e impulsar el desarrollo de nuevas tecnologías, biotecnología, enfrentamiento de desastres naturales e innovación. Están con una agenda de futuro que es muy inspiradora… El mensaje central, la preocupación cruzada que estaba allí presente, es el tema del proteccionismo. Estas naciones se identifican con la defensa del libre comercio y los mercados abiertos. Por eso son economías tan prósperas.

Chile ha tenido una postura bien clara sobre la situación de los derechos humanos en Cuba, Venezuela y Nicaragua. Esa postura no se ha fijado respecto del régimen político que tiene China, que para muchos podría considerarse una dictadura. Muchas veces se ha cuestionado que no se dice nada sobre ese país porque es un socio comercial importante…

Mire, en este sentido, Chile siempre plantea su visión dentro de los espacios pertinentes.

¿Y cuál es la visión de Chile respecto del régimen político de China?

Chile siempre plantea esto, su opinión, en los espacios pertinentes. Y dentro de nuestras relaciones internacionales tenemos relaciones donde ponemos en el centro fundamentalmente aquellas cosas que nos unen.

Pero en el caso de Venezuela y Cuba, pública y enérgicamente se condena el tratamiento a los derechos humanos, pero eso no ocurre en el caso de China…

Chile siempre plantea sus posiciones en los marcos pertinentes.

¿Cuáles son esos marcos?

En América Latina existe un marco que es donde estamos actuando y en consonancia con otros países en forma multilateral.

¿Y en el caso de China? ¿O en este caso priman más las relaciones comerciales que cuestionar el régimen político que existe en ese país?

No, mire, es que pensar que las relaciones internacionales tienen que llevarse a cabo solamente en un marco de espejo, o sea, de identidad plena entre los países y no ser capaces de aceptar diferencias y visiones distintas, es una visión reduccionista de lo que son las relaciones internacionales. Cuando los países interactúan, interactúan primero porque tienen una voluntad de hacerlo, y subrayando y poniendo en el centro aquellos elementos que más los unen, donde convergen sus intereses.

Usted habla de subrayar los elementos que los unen con China, pero esa misma actitud uno no se la escucha a usted respecto de Venezuela, Cuba y Nicaragua. Entonces, eso es lo que no se entiende…

Pero mire, yo voy a insistir: Chile siempre plantea sus puntos de vista dentro de los marcos pertinentes que corresponden. Y en el caso de América Latina, en el marco de la OEA, donde los países han suscrito acuerdos que implican actuar dentro de un ordenamiento respetado y suscrito y acordado por ellos.

Es imposible no preguntarle por otro tema: ¿Cómo tomó las críticas por el libro Diálogo de conversos que escribió con el exministro Mauricio Rojas, cuestionamientos que usted también recibió por cómo abordó en ese texto el Museo de la Memoria?

Todo el mundo en Chile conoce mi visión de lo que son dictaduras de izquierda y derecha que me ha tocado vivir. Y ahí está mi obra: están mis libros, casi una veintena, columnas e intervenciones y discursos. Y el Presidente, en su momento, se refirió a este tema y lo dio, desde el punto de vista del gobierno, por zanjado. Yo no tengo nada más que agregar.

¿Usted sigue creyendo que el Museo de la Memoria es un “museo de la mala memoria” -como señaló en el libro- o cree que fue desafortunado plasmar ese pensamiento en el texto?

Yo ya esto lo he reiterado innumerables veces: el Presidente dio la última palabra sobre la posición del gobierno, y después de que el Presidente ha hablado, yo no tengo nada más que agregar a eso.

¿Pero cree que es un museo de la mala memoria?

Vuelvo a insistir que el Presidente dio la última palabra respecto de eso, y no tengo nada más que agregar.

La Tercera


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