Puerto Rico: Rosselló presenta un plan para la nueva temporada de huracanes a seis meses del paso de María

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El gobernador Ricardo Rosselló Nevares presentó un plan para revisar protocolos y desarrollar iniciativas para la preparación preventiva para la próxima temporada de huracanes tras la experiencia vivida con el paso del huracán María por la Isla.

“Luego de analizar los aciertos y desaciertos vividos como parte de la emergencia ante el paso de los huracanes Irma y María, nuestro Gobierno está revisando todos los protocolos y procesos para asegurarnos que estamos listos para una nueva temporada de huracanes. Este trabajo, que tiene amplios retos, se hace a la par con el proceso de reconstrucción de la Isla”, expresó el primer mandatario en declaraciones escritas.

El ejecutivo informó que el 29 de mayo se realizará una cumbre de agencias del Gobierno Central y la Agencia federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés).

Mientras, el 30 de mayo se llevará a cabo una Cumbre Municipal de Emergencia.

El gobernador explicó además que su administración establecerá lo que se conoce como Rainy Day Fund para tener los fondos necesarios a fin de asegurar la llegada de brigadas de ayuda de inmediato ante una emergencia.

Rosselló Nevares recordó el establecimiento de la Oficina Central de Recuperación, Reconstrucción y Resiliencia de Puerto Rico (COR3, por sus siglas en inglés) que implementará la supervisión centralizada y los controles financieros que el Gobierno de Puerto Rico y el federal tendrán para el proceso de recuperación.

Esta oficina, además, garantizará que el Gobierno pueda implementar los esfuerzos de reconstrucción con eficiencia y transparencia, y capitalizar las oportunidades para lograr una reconstrucción para un mejor Puerto Rico, más fuerte y resiliente.

El director ejecutivo de COR3, Omar Marrero, indicó que “el compromiso de esta Administración con el Congreso es llevar a cabo el proceso de recuperación con la transparencia, eficiencia y responsabilidad que estos tiempos exigen».

Con el fin de lograr la mayor eficiencia y transparencia, se adoptaron las guías del National Disaster Recovery Framework. Este marco sugiere que el proceso de recuperación se estructure por medio de 10 sectores, pero la magnitud de la emergencia —y por tanto la complejidad en los procesos de recuperación— requirieron dos sectores adicionales: municipios y educación.

Además de tener una estructura centralizada, también se están identificando los recursos necesarios internos y externos para lograr la ejecución.

Como parte de esto, se comenzó un proceso de solicitud de propuestas en los cuales se buscaron los mejores consultores, los más diestros y con más experiencia en estos procesos de recuperación.

De esta manera, serán los colaboradores en el desarrollo de servicios estratégicos y de cumplimiento; en la formulación de proyectos; en la revisión de procesos de solicitud de subvención; y en el manejo de datos.

Marrero indicó que el proceso se realizó y que las compañías seleccionadas fueron Deloitte, ICF y CGI.

“Hoy damos una actualización, un resumen del trabajo realizado por la oficina de recuperación, COR3, desde la llegada de los huracanes Irma y María que impactaron la Isla en septiembre de 2017”, sostuvo Marrero.

El primer mandatario firmó la Orden Ejecutiva para la creación de la Oficina Centralizada para la Recuperación, Reconstrucción y Resiliencia de Puerto Rico en octubre.

En noviembre se hizo la petición al Congreso Federal, conocida en inglés como Build Back Better. Esta fue la petición formal al Congreso para que proporcionara a la Isla programas federales de subvenciones para la recuperación a largo plazo, con la intención de reconstruir un Puerto Rico más fuerte y más resiliente.

En diciembre la Junta de Directores de la Autoridad de las Alianza Público Privadas aprobó la oficina del COR3 y se comienza el proceso de solicitud de propuestas, proceso que se llevó a cabo entre diciembre y enero de 2018.

En febrero se hizo la selección de los consultores y, a su vez, el representante autorizado del gobernador (GAR, por sus siglas en inglés) pasó al COR3.

“Esperamos que dentro los próximos 30 días podamos divulgar públicamente lo que serán las guías para el programa de Hazard Mitigation Grant Program, del cual todos los municipios de Puerto Rico se beneficiarán”, concluyó Marrero.

Primera Hora


Seis meses entre el sufrimiento y la esperanza

El huracán María, del cual se cumplieron ayer seis meses de su paso por Puerto Rico, le marcó la cruz a quienes aún no cuentan con electricidad o residencia, mientras que otros tuvieron la suerte de tener luz en sus casas días después del ciclón y mantener a flote sus trabajos.

Ana López Bonilla, residente del Barrio Quebradillas de Barranquitas -en el interior de la isla- fue una de las damnificadas del ciclón al quedar sin vivienda por el ciclón y la posterior caída de un poste de electricidad, que la destruyó totalmente.

«Todavía estoy en ‘shock’ (conmocionada). Pero le agradezco a Dios que estamos vivos y que yo sé que vamos a luchar para perseverar», aseguró López Bonilla en entrevista con Efe al recordar aquel día, cuando la isla recibió el peor embate natural en su historia.

Según relató esta madre de tres hijos, ella y su esposo, José A. Rivera, sabían que por la magnitud del huracán su casa no era el lugar más seguro, por lo que decidieron cobijarse en el hogar de cemento de su hija, quien vive en el mismo barrio.

Aquella fue la mejor decisión. Los temibles vientos de María comenzaron a destrozar parte de la humilde vivienda de la familia, que terminó de ser destruida cuando un poste que se instaló en el 2013 cerca de la casa le cayó encima.

«Ese poste estuvo encima dos meses. Las autoridades nos decían que si tratábamos de removerlo nos podían denunciar», sostuvo López Bonilla aún compungida por aquel momento, que dejó a todo Puerto Rico sin el servicio de electricidad y más del 90 % sin agua potable.

Tras el huracán, la familia inició el proceso, al igual que otras miles en la isla, de buscar ayuda económica de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, en inglés) para empezar a reconstruir su vivienda.

De acuerdo con López Bonilla, FEMA les concedió 9,000 dólares, ayuda que, dice, no cubre muchos de los gastos, lo que se suma a que las ferreterías venden artículos, como los bloques, el cemento y las varillas, al doble del precio regular por la escasez de los mismos.

«El Gobierno debió congelar los precios de todo (…) Queremos que ayuden a la gente que no puede», enfatizó la mujer, quien contó que ella y su esposo se tuvieron que mudar a la residencia de su hija mientras reconstruyen su vivienda.

«Mis hijos nos están ayudando porque emocionalmente no estamos nada de bien, porque tenemos muchos gastos», añadió López Bonilla, quien trabaja en la Escuela Cooperativa Juvenil, donde cobra entre tres y cuatro dólares la hora, mientras que su esposo se dedica a distribuir equipo médico.

Ante la falta de los servicios esenciales, así como por otras causas como casas destruidas y pérdida de empleos, una indeterminada cantidad de residentes del barrio partió de la isla hacia Estados Unidos.

Según el director ejecutivo del Instituto de Estadísticas de Puerto Rico, Mario Marazzi Santiago, unas 184,000 personas abandonaron la isla entre septiembre y noviembre pasados.

Ante la tragedia y el aumento de personas que diariamente dejan la isla, López Bonilla enfatizó que están «en pie de lucha».

No obstante, otras familias no sufrieron la destrucción total de sus viviendas, como la de la joven Jessica Duverglass, que tuvo nuevamente servicio eléctrico cinco días después del huracán en Bayamón, municipio cercano a San Juan.

«Estuvimos casi hasta mediados de octubre con la luz intermitente, a veces llegaba y se iba por horas o por días, pero teníamos», relató a Efe Duverglass, que estuvo entre los primeros residentes en recuperar el servicio de electricidad tras el huracán.

«Mi casa se convirtió en un refugio. No nos faltó nada, pero nos desgarraba el alma pensar en aquel día y lo que desbarató. Los estragos que todavía vemos en familias y en la infraestructura son abrumadores», añadió la joven, empleada de una aseguradora médica.

«A todos nos tocó, no de la misma manera, pero nos tocó. Tuve la oportunidad de tener a mi familia, y de alguna manera ayudarles, ya fuera con espacio para que comieran en casa, se llevaran agua o se quedaran por lo menos unos días en la semana», concluyó Duverglass.

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