Paraguay; ¿“Reelección o no Reelección”? (III). Sobre la Enmienda y acuerdos Corsarios – Por Camilo Soares*
(Billy) No tienes la mas puta idea de lo que ocurre, ¿no?; (Capitán Vane) Flint me robó y voy a rectificarlo; (Billy) Exactamente. Tu odias a Flint. Yo odio a Flint. Pero ahora el habla de como sobrevivir a lo que se avecina. Y tu hablas de lo que crees que es tuyo, Cuando llegue la marina, les importará un carajo que es mío y que es tuyo, porque para ellos no hay diferencia entre tu y yo, (Capitán Vane) ¿Te tiene tan asustado de una amenaza imaginaria?. (Billy) Lo vi con mis propios ojos. La Guarnición de la Isla Harbour. Marines Reales, una compañía entera, 200 hombres en apoyo, (…), Y un Comandante esperando la orden de iniciar su ataque contra nosotros y de exterminarnos a todos, La amenaza que todos enfrentamos no tienen nada de imaginario, te lo aseguro, ¡¿Y ahora el único Plan que considerarás es tratar de pelear con ellos mano a mano en un sálvese quien pueda?! ¡De momento, el Plan de Flint es el único Plan! La Enmienda como la alternativa de los “Black Sails»
El diálogo precedente corresponde a una escena de la serie televisiva “Black Sails” en la que dos piratas se encuentran a solas después de una cruenta batalla en la que el grupo del Capitán Vane somete y reduce a la tripulación de otro barco corsario. El pirata Billy, amarrado a un poste trata de hacerle ver al Capitán Vane que el odio que siente contra el Capitán del barco reducido, el Capitán Flint, es un odio que terminará destruyendo a todos los corsarios; que era un imperativo existencial llegar a un pacto de supervivencia que posteriormente, una vez derrotado el enemigo principal, podría deshacerse y volver a la pelea.
La historia de la búsqueda de la habilitación de la figura de la Reelección Presidencial se parece mucho a la historia del “pacto y unidad de acción” de los “Black Sails”. Los otrora enemigos acérrimos, Horacio Cartes, Fernando Lugo y el líder liberal Blas Llano se transmutaron en enemigos íntimos que, por coincidencias de intereses particulares de sus proyectos políticos y supervivencia política, se vieron obligados a caminar juntos en este accidentado camino que busca la reelección presidencial.
Nunca antes en la era democrática paraguaya se ha avanzado tanto en la posibilidad de aprobar la Enmienda como ahora bajo el Gobierno colorado de Horacio Cartes. Nunca antes se tuvo tanta incertidumbre con relación a quienes podrían ser los candidatos y qué posibilidades de ser electos tendrían.
¿Barcos errantes, o las crónicas de una Bitácora desesperada?
El 22 de Abril del 2018 es la fecha marcada para las próximas elecciones generales del Paraguay, en las que se debería elegir Presidente y Vice, 17 Gobernadores departamentales con sus respectivos Legislativos (Juntas departamentales), renovación completa del Congreso con 80 Diputados y 45 Senadores, así como 18 Diputados al Parlasur.
Decir “se debería elegir” en el condicional del modo indicativo para referirse a un acontecimiento futuro, que por cierto, tiene una fecha marcada como son las elecciones generales, se debe a una extrema cautela analítica, pues como nunca antes desde la caída de la dictadura del Gral.(+) Stroessner se vivió una situación de incertidumbre y zozobra con relación a las “reglas de juego” del marco constitucional.
En la Constitución Nacional post dictadura que entró en vigencia en 1992 se estableció de manera clara y taxativa la prohibición de la reelección Presidencial, aunque en cada período presidencial la búsqueda de modificar dicha cláusula habilitando la figura de la reelección fue una constante a iniciativa del núcleo político gobernante.
La propia Carta Magna establece, asimismo, los mecanismos para modificarla.
Básicamente, existen dos caminos: la Reforma Constitucional, que se realiza a través de una Asamblea Nacional Constituyente -para lo cual deben realizarse elecciones nacionales y, a partir de sus resultados, conformar la Asamblea que podría modificar todo el “corpus” legal del Estado. Y la figura de la Enmienda Constitucional, esta es una medida puntual que solo podría modificar algunos aspectos específicos de la Constitución, pero el ámbito jurídico y el político están divididos entre aquellos que consideran que esta es una vía hábil o no para modificar la figura de la reelección presidencial.
Desde Juan Carlos Wasmosy (1993-1998), pasando por Nicanor Duarte Frutos (2003-2008) y Fernando Lugo (2008-2012), los intentos por modificar la Constitución por la vía de la Enmienda fueron vanos y tuvieron un corto recorrido. Tampoco ningún Presidente (en la era democrática) tuvo la iniciativa y la voluntad de impulsar una Reforma de la Constitución Nacional -incluso Fernando Lugo rechazó el modelo de “refundación del Estado” vía una Asamblea Constituyente como era común en ese momento en los países que estaban iniciando un proceso progresista crítico con el modelo neoliberal-.
Sin embargo, el camino de la reelección no le resultará sencillo. El 25 de agosto del 2.016 la Cámara de Senadores rechazó el proyecto de Enmienda para modificar el Art. 229 que prohíbe la Reelección Presidencial, impidiendo volver a tratar un proyecto similar en el plazo de un año según el Art. 290 de la Constitución Nacional.
Al cumplirse un año, esto sería el 26 de Agosto del 2.017 aunque constitucionalmente se podría volver a presentar el proyecto, ya no tendría ningún efecto, pues por plazo constitucional las elecciones generales del 22 de abril del 2.018 tienen que ser convocadas oficialmente 6 meses antes, esto es a fecha 22 de agosto de 2.017. En concreto, a sólo 13 meses de las elecciones generales nadie sabe si se habilitará o no la posibilidad de la reelección presidencial.
La Enmienda, ¿presentarla o no presentarla?
La idea de volver a presentar el proyecto de la Enmienda constitucional volvió a cobrar fuerza básicamente desde la conformación de la “entente” entre el Presidente Horacio Cartes, el ex Presidente Fernando Lugo y el Senador Blas Llano, otrora hombre fuerte del liberalismo.
Desde ese momento cada semana que pasa surge el anuncio de que ya se tienen los números en el Congreso para su aprobación, de que la presentación es inminente, de que la aprobación es inatajable, aunque de eso ya hace por lo menos 4 meses y hasta ahora el relato de la enmienda mas se asemeja a uno de esos cuentos mitológicos de infancia donde se amenaza con la aparición del “Señor de la Bolsa” para disuadir a los niños de sus travesuras.
La pregunta que surge es, ¿Si ya tienen los números para aprobar la Enmienda, por qué hasta ahora no la presentan?
Varias respuestas podríamos dar a esta interrogante:
Primeramente, los “Pro Enmienda” saben perfectamente bien que su presentación y tratamiento posterior es una aviesa violación Constitucional.
Pero lo que evita que la presenten no es un problema de conciencia con el “deber ser democrático y republicano”, más bien radica en que son conscientes que para quebrar la legalidad, requieren construir una legitimidad por fuera de la institucionalidad estatal en la sociedad civil, de tal manera a hacer sustentable y sostenible la ruptura de la legalidad.
La tensión entre legalidad y legitimidad es uno de los conflictos claves en la historia política de las sociedades, hasta la Dictadura militar del Gral. (+) Alfredo Stroessner se esforzaba en tener una narrativa de la reconstrucción nacional en base al “Orden, Paz y Progreso”, pensar que la dictadura se mantuvo 35 años solo “manu militari” es negar la gran legitimidad con que gozaba el régimen en amplias capas de la sociedad, el sustento imprescindible de un partido de masas como es el Partido Colorado y fundamentalmente el consenso de las élites económicamente dominantes.
Hasta ahora más allá de un relato mesiánico coincidente entre el “Cartismo” y el “Luguismo” del “único líder, el único capaz de dirigir los destinos de la patria, de “que sea la gente la que decida”, etc., ni el “Cartismo” consiguió que las clases dominantes cierren filas en torno a su proyecto de profundización de una “revolución neoconservadora”, ni el “Luguismo” consiguió concitar el apoyo de los sectores populares que se encuentran absolutamente desmovilizados en torno a este tema.
Con sectores populares que miran desde la distancia al relato Luguista de la próxima redención social bajo el retorno de Lugo y las de clases dominantes que se sienten amenazadas ante la tentativa del “Cartismo” de reconfigurar el lugar que le toca a cada fracción en el tablero de las “elites del poder” y redistribuir las cartas para beneficiar a una nueva fracción de la burguesía vinculada a los negocios de frontera y su subordinación absoluta al capital transnacional, las condiciones de posibilidad de implantar una nueva legitimidad se encuentran muy lejanas.
Por otro lado, el más beneficiado en esta coyuntura es sin lugar a dudas el propio Horacio Cartes que está consiguiendo una ventaja estratégica inigualable que podría permitirle controlar el juego político con miras a las elecciones generales del 2.018.
Horacio Cartes consigue instalar el Mito de la reelección, lo que le permite mantener cohesionada a su base parlamentaria, lo cual le garantiza márgenes de gobernabilidad que nunca antes tuvo ningún otro gobierno desde el derrocamiento de la Dictadura.
Por otro lado, evita que dentro del oficialismo surjan candidaturas que disputen o pongan en entre dicho su poder de mando absoluto sobre la burocracia estatal, comportamiento común al aproximarse una elecciones en aquellos que quieren ser candidatos a cargos legislativos que buscan alinearse al “futuro líder”, relajando o hasta rompiendo lealtades con el todavía Presidente.
Además, Horacio Cartes consigue algo fundamental para las chances electorales del Partido Colorado. Cada semana que acumula el calendario, cada día que pasa sin que se presente la Enmienda, hace con que las aguas en la oposición se vuelvan mas y mas turbias, se crispen mas lo ánimos entre los “pro y lo anti” y la división en la oposición pueda resultar irreversible para un proyecto unitario con miras a las próximas elecciones generales.
En fin, Horacio Cartes está jugando una partida de “ganar-ganar”, si la Enmienda se resuelve pronto, más pronto empezará a poner en marcha toda la poderosa maquinaria legal y no legal con que cuenta para debilitar, dividir y hasta excluir a sus potenciales adversarios.
Y si la Enmienda se dilata en su irresoluto letargo, mantiene la disciplina absoluta en torno a su mando y ahonda más la división opositora.
Escenarios electorales posibles
La última encuesta del CIES respecto a las intenciones de voto según se apruebe o no la reelección o rekutú, como la conocen en Paraguay, arroja datos desalentadores para el oficialismo. Si la Enmienda fuese aprobada, el candidato escogido por la mayoría de los paraguayos sería Fernando Lugo (52,6%), seguido de lejos por Horacio Cartes (11,9%) que empata prácticamente con el ex presidente Nicanor Duarte Frutos (11,5%). De no habilitarse la reelección, el Partido Colorado tampoco queda bien posicionado: el 47,3% de los encuestados elegiría a Mario Ferreiro, actual intendente de Asunción, seguido por el Senador “Marito” Abdo Benítez (17,4%), que lidera una facción colorada opuesta a Cartes.
Pero esta encuesta desconsidera varios aspectos determinantes la hora de la disputa electoral propiamente dicha.
Lo primero a tener en cuenta es que el tema de la habilitación o no de la figura de la Reelección generó un estado de crispación y polarización transversal a toda la comunidad política, la reelección divide al propio Partido Colorado entre favorables a la Enmienda y contrarios, con fuerzas muy parejas en cada bando.
También el principal Partido de la oposición, el Partido Liberal está partido casi por la mitad entre partidarios y opositores a la Enmienda. Y por si fuera poco la propia izquierda y sectores progresistas están divididos en este tema, con el agravante que los dos principales candidatos para el 2.018 según esta ultima encuesta representan a dos bandos de la izquierda, por un lado el ex Presidente Lugo, hoy imposibilitado de competir y por el otro lado el actual Intendente de la Capital Mario Ferreiro que no cuenta con ningún impedimento legal para competir.
El ambiente de polarización extrema en este tema podría llevar a que la forma de su resolución arroje “vencedores y vencidos”, lo que abonaría el terreno para que a pesar de que el oficialismo colorado figura rezagado en las encuestas se enfrente a una oposición dividida en bandos irreconciliables y con mas de una candidatura opositora para enfrentar al Partido Colorado.
Aunque al día de hoy, los votantes de la oposición superan a los votantes del Partido Colorado, también es claro que probablemente la única forma de vencer al Partido que es el representante por antonomasia de los sectores económicamente dominantes del país, con un control casi absoluto del aparto estatal y manejo casi discrecional de los aparatos y órganos judiciales y de seguridad, vencer a esa maquinaria fenomenal con una oposición dividida, sería una simple ilusión.
Y como estamos en el centenario de la mayor revolución social de la historia, la Revolución Rusa, no vendría mal recordar aquel aforismo acuñado por el principal dirigente de esa revolución, Vladimir Lenin que decía, “Salvo el poder, todo es ilusión”.
*Sociólogo paraguayo. Investigador de la Celag.