APEC 2024: la cumbre que reforzó la influencia china en Perú y planteó nuevos retos para el país – Por Jackeline Cárdenas y Abel Cárdenas

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Por Jackeline Cárdenas y Abel Cárdenas

El Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) –que reunió a líderes de 21 economías en Lima, Perú– quedó eclipsado con la inauguración del controversial megapuerto de Chancay, en una ceremonia virtual liderada por la presidenta Dina Boluarte y el mandatario chino Xi Jinping.

El evento selló la creciente relevancia de esta potencia en la economía peruana —que suscribió en estos días, por lo menos, 25 documentos vinculados a diversos sectores, una asociación estratégica integral y la optimización del Tratado de Libre Comercio—. Esta ceremonia marcó también una cuenta regresiva para el Perú: identificar y plantear soluciones para los múltiples retos que implican las crecientes inversiones chinas en el territorio nacional. La consolidación de esta influencia se da en un contexto en el que el país asiático y Estados Unidos mantienen una disputa comercial y geopolítica.

La inauguración del megapuerto ocurre días después de que la compañía a cargo del puerto de Chancay, Cosco Shipping (con 60% de inversión de la empresa estatal china) desconociera las competencias del Organismo Supervisor de la Inversión en Infraestructura de Transporte de Uso Público (Ositran). Una situación que, como ha investigado y reportado OjoPúblico en varios reportajes, ha desencadenado un nuevo litigio.

Retos ante el avance de las inversiones chinas

La influencia china en Perú no es reciente. Entre 2000 y 2022, las inversiones del gigante asiático en el país ascendieron a alrededor de USD 30.000 millones, de acuerdo a cálculos del Centro de Estudios sobre China y Asia-Pacífico.

Destacan sus inversiones en el sector minero, a través de empresas como Shougang Corporation y MMG Limited; en el sector energético, con la compra de Luz del Sur y Enel. Y, también, en el rubro portuario, con el puerto de Chancay.

Desde mediados de la década pasada, dicho país es, también, el principal socio comercial de Perú. Según cifras del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur), esta preponderancia se ha consolidado en los últimos años.

Solo entre enero y setiembre de este año, Perú hizo envíos a China por un valor de USD 18.877 millones, de acuerdo al Mincetur. La cifra es casi 11% más alta que lo registrado en el mismo periodo de 2023. A nivel anual, estas salidas representan el 32% de las exportaciones peruanas y están concentradas, sobre todo, en cobre, hierro y harina de pescado.

En ese contexto, la discusión respecto a los estándares ambientales y derechos laborales ha cobrado relevancia. Consultado sobre las relaciones comerciales de Perú con China, el politólogo e investigador del Instituto de Estudios Peruanos, Paolo Sosa Villagarcia, señala que a «China no le preocupa, necesariamente, cuáles son las condiciones de la producción, las condiciones políticas, si es que hay libertad o no”.

Por su parte, el internacionalista Farid Kahhat, sostiene que uno de los retos para el Perú radica en materia de soberanía y seguridad. La ley china, señaló, obliga a todas las empresas con matriz en ese país a colaborar con la labor de inteligencia estatal de dicha potencia. «El Estado peruano debe defender sus fueros ante otros países y es el responsable de controlar las irregularidades de cualquier empresa extranjera”, dijo.

En la misma línea, Cynthia Sanborn, directora del Centro de Estudios sobre China y Asia-Pacífico de la Universidad Pacífico, señaló que Perú cuenta con regulaciones vinculadas a estudios de impacto ambiental con participación ciudadana y repartición de ingresos tributarios a comunidades con presencia de actividades extractivas, entre otras. “Todo eso lo tenemos en el papel. Pero, que lo implementamos bien y que sirva en beneficio a las poblaciones, no ha sido [así] obviamente”, anotó la docente e investigadora.

En la misma semana de la APEC y movilizados por estas preocupaciones en torno a derechos labores y humanos, 40 organizaciones civiles impulsaron un foro alternativo. “Queremos un desarrollo de país respetando los derechos humanos y a la madre tierra. Necesitamos proyectos que tengan una mirada intergeneracional, intercultural (…) Venimos a pedir respeto a la soberanía de nuestro país”, dijo Lourdes Huanca, presidenta de la Federación Nacional de Mujeres Campesinas, Indígenas, Nativas y Asalariadas del Perú, que participó del evento paralelo.

De Chancay a Shanghái

“China juega un rol gravitante en el crecimiento de nuestra economía”, afirmó la presidenta Dina Boluarte en su discurso por la inauguración del puerto de Chancay, el pasado 14 de noviembre. La ceremonia virtual, desde Palacio de Gobierno, contó con la presencia de Xi Jinping, la máxima autoridad del país asiático, que visitó Perú por segunda vez.

La mandataria recordó que, en 2013, ambos países acordaron una asociación estratégica integral, que ha impulsado la relación en sectores de comercio, tecnología, infraestructura e innovación, convirtiendo a China en el principal socio comercial de Perú. Durante la visita del mandatario chino, se firmó una declaración de profundización de dicha asociación.

Al mismo tiempo, se acordó el Protocolo de Optimización del Tratado de Libre Comercio (TLC), que contiene 12 capítulos. De ellos, cinco son nuevos y siete se han actualizado.

Los nuevos capítulos, según adelantaron, están vinculados a competencia, comercio electrónico, cadena global de suministros, cooperación en normas y evaluación de la conformidad, y medio ambiente. Sin embargo, los detalles se conocerán en los próximos días, cuando se publique el documento.

Además, los representantes de ambas naciones firmaron, por lo menos, 25 acuerdos. Estos involucran a diferentes sectores y, según anunciaron, tienen el objetivo de intercambiar información técnica en desarrollo de inversiones mineras, electromovilidad, desarrollo urbano y educación, entre otras áreas.

Aunque desde el Ejecutivo se deslizó la posibilidad de ensamblar autos eléctricos en Chancay, para Carlos Aquino Rodríguez, investigador y docente de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, esto es poco probable. “Soy un poco escéptico [sobre ese tema]”, dijo.

A criterio de Aquino Rodríguez, el principal beneficiado con el puerto de Chancay es Brasil. Esto teniendo en cuenta que más de la mitad de las compras de China en Latinoamérica —cifra que supera los USD 120.000 millones— provienen de ese país.

Para trasladar sus exportaciones, explicó el investigador, Brasil optó por alternativas que, actualmente, experimentan dificultades: en el Canal de Panamá, los bajos niveles de agua obstaculizan el paso; mientras que el conflicto de medio oriente ha ocasionado ataques a los navíos que transitan por el canal de Suez. Así, el puerto de Chancay se posiciona como una solución.

Sin embargo, de acuerdo a Aquino Rodríguez, Perú sería “la garita” de acceso del gigante asiático para socios comerciales de mayor peso. “Depende de nosotros que seamos solo la garita (…) quién sabe, en el futuro, industrializamos nuestros minerales, y se los vendemos a los chinos o a cualquier lugar en Asia”, agregó.

Según datos oficiales, con el Megapuerto de Chancay, los plazos en el transporte marítimo entre Perú y China se reducirán a 23 días y los costos logísticos bajarán en 20%. En 2022, las autoridades estimaban que la construcción de esta obra generaría alrededor de 7.500 empleos directos e indirectos. No obstante, el puerto —que promete convertirse en un hub regional— operará con grúas automatizadas y vehículos autónomos.

Estas expectativas, como ha reportado OjoPúblico en los últimos meses, no han estado exentas de controversias legales, irregularidades y hechos inusuales alrededor del proyecto. El más reciente de ellos está vinculado a una acción de amparo de Cosco Shipping contra las competencias de Ositran. El tema será analizado por el Juzgado Civil de Chancay en una única audiencia, el próximo 22 de noviembre.

El politólogo e investigador Paolo Sosa Villagarcia señala, asimismo, la falta de previsiones del Ejecutivo, teniendo en cuenta que el país afronta un auge de economías delictivas. “El gobierno no tiene un plan para contener el impacto criminal, que también puede tener este desarrollo”, dijo en referencia a la extorsión, cobro de cupos y penetración de economías ilegales, que requieren mover capitales.

Muchos acuerdos, pocas metas

Este año, el foro económico Asía-Pacífico (APEC) se desarrolló bajo el lema “Empoderar, incluir y crecer”. En este espacio, como país anfitrión, Perú logró que se aprobaran por consenso cuatro declaraciones de los líderes económicos, siete instrumentos técnicos-políticos y 11 declaraciones ministeriales, según informó el gobierno.

La hoja de ruta para promover la transición a la economía formal, propuesta por el Perú y trabajada desde febrero, fue el documento central. Además, este eje ha sido insertado de manera permanente en la agenda del foro.

Entre los acuerdos sobre este aspecto destacan la coherencia regulatoria, generar un entorno favorable para la formalización y hacer negocios, acceso a finanzas de nueva generación y la utilización de programas de compras públicas, explicó a este medio Renato Reyes, alto funcionario del Perú ante APEC.

Aquino Rodríguez, investigador y docente, señala que México y Perú son las economías de la región con mayor informalidad, con índices de entre 50% y 70%, cada una. Japón, China y Corea, agrega, tuvieron un pasado similar hace cinco décadas. Por eso, a su criterio, es propicio el intercambio de experiencias.

Para el exministro de Economía Pedro Francke y el internacionalista Farid Kahhat, en cambio, esto no va a acarrear grandes transformaciones. Ello teniendo en cuenta que el combate a la informalidad requiere modificaciones normativas particulares, de acuerdo a la realidad de cada país.

Otro de los documentos aprobados en consenso fue la declaración Ichma, que propone una nueva mirada al área de libre comercio del Asia-Pacífico. El investigador Aquino Rodríguez explica que, en 1994, el foro propuso crear un área de libre comercio conjunta hacia 2020.

Sin embargo, una década antes del plazo, teniendo en cuenta las constantes tensiones comerciales —sobre todo entre China y Estados Unidos—, se apostó por una alternativa más austera: una guía para impulsar la integración económica y el comercio entre los 21 países, ya sin una meta o plazos concretos.

La semana también estuvo marcada por dos hitos importantes: la actualización del Tratado de Libre Comercio entre Perú y China y la firma de un nuevo acuerdo comercial con Hong Kong, que permitirá a nuestro país enviar productos a esta economía con cero cobro de aranceles.

Durante el último día del foro, el sábado 16 de noviembre, la presidenta Dina Boluarte hizo entrega de un varayoc —bastón inca que simboliza la ostentación de poder— al presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, para cederle la presidencia del foro, que el próximo año se desarrollará en dicho país.

Ojo Público

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