Perú y Bolivia, el desencuentro por la coca – Por Ricardo Soberón

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Ricardo Soberón *

Con Bolivia compartimos una milenaria historia prehispánica, que se refleja hoy en día en la convivencia del mundo aymara y quechua en ambos lados de la frontera de 1,047 kilómetros de longitud. Desde finales del año 2022 con la detención de Pedro Castillo, las relaciones históricas entre Perú y Bolivia se encuentran en un punto muy bajo, como consecuencia del aislamiento del propio régimen de la Sra. Boluarte, no solo respecto a La Paz, sino también a Brasilia, Caracas, Bogotá y México. Nos encontramos a nivel de encargados de negocios en ambas capitales.

Mucha agua ha pasado bajo el puente. Tenemos diferentes proyectos políticos, la distinta estabilidad política en el país del altiplano (2006-2019) y al mismo tiempo, ocho presidentes en ese mismo período en el Perú. De otro lado, las consecuencias de la protesta social desatada el 2023 particularmente en la región de Puno, tuvo sus reverberaciones, al otro lado de la frontera, particularmente entre los sectores más politizados de las organizaciones sociales, hasta que el Perú declaró que prohibía el ingreso del expresidente Morales, a quien había condecorado allá por el 2008.

En los últimos meses, han sido frecuentes las acusaciones desde Lima por supuesta injerencia de movimientos sociales articulados a sus pares bolivianos, de expresidente Morales con su propuesta de RUNASUR. Del mismo modo algunos parlamentarios conservadores peruanos han planteado ruptura de relaciones y sanciones económicas (Alejandro Cavero). Solamente en mayo del 2024 se llevó a cabo la XXI reunión Ordinaria de la Comisión Mixta Permanente Bolivia peruana de Reposición y Densificación de Hitos.

Compartimos problemas comunes, como es el contrabando de mercancías, la minería ilegal del oro en los departamentos y provincias limítrofes, y sobre todo el amplio espectro del narcotráfico: salida de coca peruana, ingreso de insumos y avionetas desde Bolivia. Y es sobre el tema de la coca que debemos analizar y proyectar las relaciones entre ambos países. Para ambas sociedades, una de 12 millones y otra de 31 millones, la producción y el consumo de coca es a la vez una realidad, un problema y una posible solución a problemas estructurales socio culturales.

En junio del 2023, el Estado Plurinacional presentó su solicitud de Examen Critico a la OMS, procedimiento a todas luces legítimo que se encuentran en la propia Convención Única de Estupefacientes de 1961. Todo viene del error que cometieron los gobiernos de ambos países en 1947, cuando dejaron que la ONU a través de la OMS y un Comité de Expertos metiera la hoja de coca, y con ella al acullicu y la cosmovisión andina, en el problema global del tráfico y consumo de la cocaína, fenómeno de salud pública que se presenta fundamentalmente en Europa y Estados Unidos. Los intentos de terminar con coca, cultivador y cultura siguen hoy con mayor fuerza en el Perú de la Sra. Boluarte y ello explica la posición peruana expresada este 14 de octubre en el 47 período del Comité de Farmacodependencia de la Organización Mundial de la Salud, por el jefe de DEVIDA al explicar el rechazo peruano a la propuesta boliviana de retirar la coca de la Lista Uno de Sustancias Controladas.

A lo largo de su historia reciente (1989-2024), las sociedades andinas de ambos países han sufrido las consecuencias de una “Guerra contra las Drogas” dirigida desde EE. UU -aquí no hay diferencia entre demócratas y republicanos todos la han usado para ejercer influencia geopolítica en los Andes- y diversos gobiernos conservadores en nuestros países (Fujimori, García y Sánchez de Lozada y Quiroga, pero también gobiernos “progresistas” como los de Paz Zamora u Ollanta Humala), especialmente contra los cultivadores y los cultivos del arbusto de la coca. Es el caso del demostrado fracaso de las políticas de Reducción de la Oferta que llevaron a los intentos de reforma en relación con el cannabis en la propia OEA.

En los últimos 35 años, las áreas cultivadas con coca han fluctuado entre los países andinos. La erradicación forzosa, la criminalización de los productores, el monopolio de los cultivos legales, los intentos de desaparecer el acullicu, particularmente en Perú, la negación del derecho a cultivar, comerciar y consumir la hoja de coca.

Dina, si algo te queda de mujer andina, hazte una… Revisa lo que hacen tus subordinados en Torre Tagle, pero también en la PCM y DEVIDA. Están yendo contra la historia reciente, impidiendo saldar una vieja deuda que el Perú republicano tiene con el mundo andino. El retiro del arbusto de la coca no debilita en lo más mínimo la voluntad de luchar contra el narcotráfico.

Expresidente ejecutivo de DEVIDA

Otra Mirada


 

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