COP16 en Colombia: Una Encrucijada entre la Conservación y los Poderes Económicos
Por Luz Eggel*
Bajo el lema “Paz con la Naturaleza» se realiza desde el 21 de octubre y hasta el 1ero de noviembre la Conferencia de la ONU por la Biodiversidad, COP16 en la ciudad de Cali, Colombia. La Conferencia de las Partes (COP), de las Naciones Unidas es la principal instancia de nivel internacional habilitada para que gobiernos, activistas, científicos, representantes de comunidades y otros actores se reúnan, discutan y negocien en torno al Convenio de las Naciones Unidas para la Diversidad Biológica (CDB).
Cada dos años, las COP por la Biodiversidad buscan ser un llamamiento a la reflexión para mejorar la relación que tenemos con el ambiente y para que repensemos un modelo económico que no priorice la extracción, sobreexplotación y contaminación de la naturaleza.
La COP16 se convierte en la primera tras la adopción del Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal, que tuvo lugar en la COP15 en diciembre de 2022. Este marco funciona como una gran hoja de ruta para que los 196 países parte del Convenio tomen acciones a nivel nacional e internacional con el fin de detener y revertir la pérdida de biodiversidad para 2030.
Durante su discurso inaugural, el jefe de Estado colombiano Gustavo Petro tildó de ilusos a quienes niegan que ha comenzado la extinción de la biodiversidad y la vida. “Ilusos los que piensan en los foros mundiales como este que el mercado libre podrá llevar a la maximización del bienestar y que llevará a los seres humanos a ser portadores de la vida”, agregó Petro, y advirtió que “quizás la más grande batalla está por comenzar (…) es la gran batalla de la vida”.
A lo largo de su intervención, Petro señaló una grave problemática que afecta a numerosas formas de organización político- sociales en la actualidad: la escasa representatividad y la subordinación a los intereses de los grandes grupos de poder. Esto provoca una gran deficiencia al momento de plantear acciones que realmente contribuyen a resolver las necesidades y problemáticas de los territorios y sus habitantes, generando un acumulación de poder en pocas manos, mientras que las comunidades se empobrecen y la crisis ambiental se profundiza cada vez más.
Es así que el evento estuvo marcado por varios desafíos y puntos de controversia que dificultan alcanzar los objetivos fundamentales de la cumbre, especialmente en un país como Colombia, que es considerado uno de los más biodiversos del mundo. La escasa representatividad de comunidades indígenas y afrodescendientes, el fuerte lobby de las industrias extractivas y la falta de voluntad política para establecer límites claros a las prácticas extractivistas son algunos de los puntos más álgidos durante la COP16.
Las ausencias que marcaron la COP16
Uno de los aspectos más destacados y críticos de la COP16 fue la escasa representatividad de comunidades indígenas y afrodescendientes, quienes son los guardianes históricos de los territorios como es la Amazonía y, por ende, de su biodiversidad. Colombia cuenta con una gran diversidad cultural, en la que estos grupos han jugado un papel esencial en la protección de los ecosistemas. A pesar de esto, muchas comunidades no contaron con la representación adecuada en los debates y negociaciones, limitando sus posibilidades de participar en la toma de decisiones sobre el uso de sus propios territorios. “Como movimiento indígena amazónico queremos participar en la construcción de los documentos, tanto técnicos como políticos, pero también hablemos de lo financiero”, resaltó el líder Oswaldo Muca Castizo, presidente de la Organización de Pueblos Indígenas de la Amazonía Colombiana (OPIAC) en la inauguración de la COP16. “Hoy se puede hablar de territorio, de biodiversidad, de cambio climático. Pero para poder seguir protegiendo necesitamos unas ampliaciones de las áreas indígenas, puse si dejan de ser resguardo, otras personas ajenas llegan a explotarnos, llegan a deteriorarnos”, agregó Muca. A pesar de su baja representatividad, líderes y lideresas indígenas de Brasil, Colombia, Perú, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Guyana, Guayana Francesa y Surinam lanzaron durante la cumbre el “G9 de la Amazonía Indígena” buscando construir una “coalición regional (…) que aumentará la presión sobre los gobiernos de todo el mundo para que tomen medidas climáticas (…) en una agenda común para llevar a la COP30 de Brasil el año que viene”, explicaron en un comunicado.
A su vez representantes de comunidades afrodescendientes exigieron más participación y reconocimiento en las negociaciones que se desarrollan en la COP16. En esa línea, la lideresa afrocolombiana y defensora de derechos humanos Elizabeth Moreno Barco expresó que «Enfrentamos grandes barreras que vulneran nuestros derechos», y agregó que las mujeres afro son las que han estado y están «en primera línea de protección» de los recursos naturales. Queda claro que sin su inclusión efectiva, los compromisos internacionales corren el riesgo de no ser realmente representativos ni efectivos en la protección de la vida.
Influencia de los grupos económicos en las delegaciones oficiales de la COP
La influencia del lobby extractivista es especialmente preocupante en eventos como la COP16, donde las decisiones tomadas pueden influir en la dirección de las políticas de conservación y desarrollo en los países firmantes. Por ejemplo, en esta 16va edición las autoridades ordenaron desmantelar un stand en la Zona Verde donde se promocionaba el proyecto agroindustrial El Eder, el cual no cuenta actualmente con la licencia para operar. Es así como las grandes empresas participan de dichas reuniones mediante organizaciones sin fines de lucro que “simulan” defender la biodiversidad y los ecosistemas. Por otro lado, los grandes grupos económicos ejercen presión sobre los gobiernos de distintos países para que incluyan a personas vinculadas a sus corporaciones como miembros de las delegaciones oficiales en la COP, en calidad de asesores. Esto les permite influir en el contenido de las discusiones y promover una narrativa que favorezca las actividades extractivas.
Cambiar deuda por acción climática
Durante el discurso inaugural, el presidente Gustavo Petro se refirió a «cambiar deuda por acción climática». Esto sugiere que las naciones más ricas y altamente contaminantes deben condonar o reestructurar las deudas de países más pobres a cambio de compromisos concretos en la protección de los ecosistemas y la lucha contra el cambio climático. Petro argumentó que la deuda externa es una carga para muchas naciones latinoamericanas, impidiéndoles destinar recursos suficientes para enfrentar los desafíos ambientales. En lugar de canalizar gran parte de sus presupuestos hacia el pago de deudas multimillonarias, estos países podrían dirigir esos fondos a políticas de sostenibilidad, protección de la biodiversidad y reducción de emisiones de carbono.
Por otro lado la ausencia de mandatarios de países con gran responsabilidad medioambiental, como Brasil, Indonesia, India, y de los líderes de potencias económicas como Estados Unidos, China, y la Unión Europea, reflejan la falta de interés o compromiso en fortalecer las iniciativas climáticas globales.
A la ausencia del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, quien canceló su participación por problemas de salud, se sumó la de Claudia Sheinbaum, presidenta de México, quien no informó las razones por las que no asistió a la cumbre. La presidenta de Honduras, Xiomara Castro, y su homólogo de Panamá, José Raúl Mulino, fueron anunciados dentro de los 10 presidentes que asistirían al evento y cancelaron a último momento.
Compromisos y Retrasos: Sólo 35 Países Cumplen con sus Planes de Biodiversidad en la COP16
Durante la cumbre solo 35 de las 196 naciones firmantes del Convenio de Diversidad Biológica habían presentado sus Planes Nacionales de Biodiversidad (NBSAP) actualizados, un compromiso clave del Marco Mundial para la Biodiversidad Kunming-Montreal. Esta baja entrega de planes preocupa, ya que estos documentos son cruciales para cumplir la meta global de conservar el 30% de las áreas terrestres y marinas para 2030, junto a otros objetivos de restauración y sostenibilidad.
Crystal Davis, directora de Alimentos, Tierra y Agua del Instituto de Recursos Mundiales (WRI), señaló que el éxito de la COP16 dependerá de «si los países realmente traducen sus compromisos en planes nacionales concretos». Según Davis, las acciones deben priorizar los ecosistemas de alto riesgo de extinción y asegurar que se protejan áreas críticas de biodiversidad, resaltando que las naciones deben pasar de las promesas a las implementaciones reales y medibles para frenar la crisis ambiental.
De Latinoamérica solo Colombia, México, Cuba y Surinam presentaron planes para combatir el cambio climático. Colombia se comprometió a reducir la deforestación y proteger la Amazonía; México impulsó energías renovables y reforestación; Cuba propuso estrategias para la adaptación costera y Surinam destacó su compromiso como un sumidero de carbono.
La presentación de solo dos planes por parte de Colombia y Surinam para proteger la Amazonía evidencia la falta de compromiso y acción de los países de la región para defender su biodiversidad. Recordemos que el Amazonas enfrenta una crisis sin precedentes debido a intensas sequías e incendios, lo que ha llevado al río Amazonas a niveles de caudal históricamente bajos. Este bioma es fundamental en la lucha contra las crisis climática y de biodiversidad. Aunque existen iniciativas de conservación, crece la preocupación de que se esté alcanzando el “punto de no retorno”, un umbral donde la pérdida de bosques y servicios ecosistémicos avanzará más rápido que su capacidad de recuperación.
América Latina: Epicentro Mundial de Asesinatos y Persecución a Defensores y Defensoras Ambientales en 2023
En 2023, América Latina mantuvo su trágico liderazgo global en asesinatos de defensores y defensoras ambientales, con 85 % de los 196 casos registrados a nivel mundial. Solo en Colombia ocurrieron 79 asesinatos, la cifra más alta registrada en un año en este país, seguido de Brasil, México y Honduras, todos entre los cinco países con más crímenes de este tipo en el mundo. La mayoría de las víctimas eran líderes y lideresas indígenas y campesinas, quienes defendían su tierra y recursos contra actividades como la minería, la agroindustria y proyectos inmobiliarios que amenazan el medioambiente y sus comunidades.
Las cifras alarmantes se han mantenido a pesar de esfuerzos como el Acuerdo de Escazú, firmado en 2018 para proteger a estos defensores, que aún enfrenta desafíos de implementación. La violencia contra mujeres defensoras ambientales en América Latina también es alarmante. En 2023, al menos el 11 % de los asesinatos de defensores ambientales en la región fueron de mujeres, quienes enfrentan amenazas adicionales de violencia sexual, acoso y estigmatización. La falta de protección y el escaso acceso a justicia agravan el riesgo para estas defensoras y lideresas ambientales.
Desafíos y Oportunidades de la COP16
Esta nueva edición de la COP de la Biodiversidad resalta la urgencia de acciones concretas y efectivas para detener la pérdida de biodiversidad y abordar la crisis climática. Sin embargo, los desafíos enfrentados durante la cumbre muestran que aún hay un largo camino por recorrer. La falta de representatividad de comunidades indígenas y afrodescendientes, junto con la influencia del lobby extractivista, evidencian las barreras que dificultan la adopción de políticas verdaderamente inclusivas y sostenibles. Además, la ausencia de líderes de países clave de la región y el mundo sumado al bajo número de Planes Nacionales de Biodiversidad presentados reflejan una preocupante falta de compromiso de los estados nacionales. La lucha contra el cambio climático y por la conservación de la biodiversidad no puede ser solo de promesas vacías, sino de acciones concretas y urgentes que promuevan la justicia ambiental y social. Será la mayor participación y el reconocimiento de todos los actores, especialmente de las comunidades y organizaciones territoriales que protegen sus comunidades y bienes naturales, lo que nos permita alcanzar con éxitos las metas de conservación para 2030.
*Eggel es Lic. en Biología Molecular. Becaria del Instituto Dr Alejandro Paladini, UBA-CONICET. Docente de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL). Miembro del Centro de Estudios Socioambientales (CESA). Co-autora de los libros “Clima” del Gato y la Caja y “Un Ambientalismo Nacional” de Jóvenes por el Clima.