Perú: hambre y pobreza, más que una mala noticia – Por Germán Vargas Farías

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Germán Vargas Farías *

Quizás usted recuerde que, en mayo pasado, el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) suspendió, «por razones de fuerza mayor», la presentación del informe sobre los resultados de la pobreza en el Perú correspondiente al año 2023.

El hecho causó extrañeza dado que los resultados del estudio ya se habían expuesto en una sesión del Consejo de ministros, en presencia de la presidenta Dina Boluarte, y validado previamente por la Comisión Consultiva para la Estimación de la Pobreza Monetaria, compuesta por expertos independientes con el apoyo de organismos multilaterales.

Entonces trascendió que se había ordenado suspender la publicación del informe pues las cifras señalaban el incremento de la pobreza, y la presidenta Boluarte ‘no quería dar malas noticias’.

Sí, la señora que se complace exhibiendo relojes Rolex, pulseras Cartier, entre otras joyas lujosas, tuvo reparos para mostrar lo que el INEI, organismo técnico del Estado especializado en producir y difundir información estadística oficial, en cumplimiento de su misión, debía presentar.

Hago este recordatorio a propósito del revuelo provocado por las declaraciones del ministro de Desarrollo Agrario y Riego, Ángel Manero, sobre el hambre y la seguridad alimentaria en nuestro país.

Había dicho el ministro Manero, intentando refutar un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que en el Perú no se pasa hambre, pues “hasta en el último pueblo se come de manera contundente”.

En un raro intento por ofrecer explicaciones sobre sus declaraciones, el ministro acudió ayer a la Comisión Agraria del Congreso para decir que su intención no fue minimizar la situación, e insistiendo en que no es una problemática que aqueje al país.

Indicó también que cuando la semana pasada dijo que «quien trabaja no pasa hambre» había aludido a una frase de su abuelo quien decía que ‘solo los flojos pasan hambre’, expresión que a nivel nacional suena terrible, pero a su familia la impulsaba para salir adelante.

Más allá de la frivolidad y banalización de los temas importantes que caracteriza al gobierno de Boluarte, el ministro Manero señaló algo que creo debe precisarse.

«Decir inseguridad alimentaria no es lo mismo que decir hambre. Uno puede estar en inseguridad alimentaria comiendo tres comidas al día, pero solo con carbohidratos que son más baratos. Se puede comer tres comidas al día, pero en exceso y también estar en inseguridad alimentaria. Pero hay otro segmento que no puede llenar el estómago, come con déficit, eso sí es hambre», ha declarado el ministro.

Pues bien, si entendemos que inseguridad alimentaria es no contar con acceso regular a alimentos y falta de recursos económicos para llevar una vida saludable, y se reconoce que la principal causa de esta inseguridad es la pobreza, a nadie debe sorprender que el incremento de la pobreza registrado por el INEI se traduzca en más personas que no pueden cubrir su canasta básica de alimentos, que están en situación de inseguridad alimentaria, y que sufren hambre.

El mayor consumo de carbohidratos, como admite el ministro, tiene que ver con el costo de los alimentos. Al cierre del 2023, aproximadamente diez millones de personas no contaban con los ingresos suficientes para cubrir la canasta básica de consumo, es decir que, aunque quisieran y supieran como hacerlo, no podrían alimentarse adecuadamente.

De allí que ocultar la realidad no sirve si se quiere dejar de ser uno de los países con mayor inseguridad alimentaria de la región. El hambre no se supera negándolo, las cifras son claras, corresponden a estudios especializados del mismo Estado peruano y de organismos internacionales.

Es una mala noticia, por cierto, de esas que no quiere dar la señora Boluarte, pero que revelan la inequidad estructural y la ineptitud de su gobierno.

* Abogado por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

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