Brasil: el silencio en los 60 años del golpe sería un error histórico – Por Jeferson Miola

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Jeferson Miola*

La opción por el silencio en el 60 aniversario del golpe del 31 de marzo de 1964, de confirmarse, será un error histórico. Y debe interpretarse en los cuarteles como una señal de miedo y debilidad.

Las cúpulas militares se sentirán aún más empoderadas, a pesar del momento que viven, de enorme desgaste y desmoralización, con altos funcionarios y ex comandantes en camino a la cárcel por atentar contra la democracia.

El acorralamiento transmite el pésimo mensaje de sumisión de la soberanía popular al Poder Moderador y a la tutela de que los militares no desisten de ejercer sobre el poder político y las instituciones civiles. Sería un despropósito silenciar a cambio de que los cuarteles no leyeran el orden del día alabando el golpe, al que llaman “revolución”, «movimiento de 64».

Un intercambio inaceptable, por una sencilla razón: los militares están obligados a observar la Ley, y  celebrar o hacer apología de los crímenes de abolición del estado de derecho y la deposición del gobierno legítimamente elegido de Joao Goulart , constituye un acto criminal.

Rememorar el 60 aniversario del golpe militar que llevó a la dictadura de 21 años no significa removeer el pasado, sino más bien sembrar el suelo del presente con la semilla de la planta que puede garantizar la democracia en el futuro: el árbol de la memoria.

La memoria no es sólo tiempo pasado, incluso si el pasado pertenece a la memoria. La memoria es también el momento actual. Y más aún, es tiempo futuro.

No hay un futuro democrático posible sin memoria histórica, sin verdad, sin justicia y sin reparación por los horrores de la dictadura.

Ningún brasileño y ninguna brasileña de todas las generaciones – tanto actual como por venir- puede ser privado de conocer y visitar el pasado de su país, por muy infame que éste haya sido.

Y a nadie se le da el derecho de pasar una goma para borrar la historia nacional, menos aún en nombre de una supuesta conciliación con lo irreconciliable y en nombre de la conciencia democrática nacional que clama por la memoria, la verdad, la justicia y la reparación.

El olvido funciona como una fermento del espíritu conspirativo y autoritario que domina los cuarteles en toda la historia de la República, desde su nacimiento con el golpe militar de noviembre de 1889 hasta nuestros días.

El intento del golpe de Estado que no se materializó por muy poco en 2022 muestra cómo la democracia brasileña sigue siendo débil y bajo la amenaza permanente de los militares, que son el principal y constante factor de amenaza a la democracia.

No habrá seguridad democrática en Brasil hasta que no se aprendan las lecciones de 21 años de la dictadura implementada con el golpe cívico-militar del 31 de marzo de 1964. Rememorar el 60 aniversario del golpe es necesario. Para que las dictaduras nunca más vuelvan a ocurrir.

*Miembro del Instituto de Debates, Estudios y Alternativas de Porto Alegre (Idea), fue coordinador ejecutivo del V Foro Social Mundial. Colaborador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

 

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