Argentina: el día que la democracia parió un libertario – Por Aram Aharonian

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Aram Aharonian*

El ultraderechista Javier Milei, apoyado por la derecha neoliberal encabezada por el expresidente Mauricio Macri, ganó la presidencia en la segunda ronda electoral argentina, imponiéndose por más de 11 puntos al candidato oficialista y aún ministro de Economía Sergio Massa, abriendo un gran signo de interrogación sobre el futuro de Argentina y de la región.

Milei llegará el 10 de diciembre a la presidencia sin gobernadores ni mayorías parlamentarias y con amplios sectores en contra de sus políticas y las de su vicepresidenta negacionista. Seguramente habrá razones importantes y complejas para dar cuenta de cómo una sociedad ingresó a la zona oscura de la autodestrucción.

Una vez más los resultados electorales difirieron de las encuestas previas, que vaticinaban paridad entre Javier Milei y Sergio Massa. La realidad mostró  una enorme ventaja para la alianza entre los libertarios y el neoliberalismo. Difícil que un ministro de Economía con una inflación anualizada del 150% pueda ganar una elección. Su candidatura sólo se impuso en las provincias de Buenos Aires, Santiago del Estero y Formosa.

La extrema derecha sumó el voto de los neoliberales de Juntos por el Cambio y capitalizó y explotó el voto bronca contra un gobierno que incumplió sus promesas y aplicó duros planes de ajuste para cumplir con el Fondo Monetario Internacional, empeorando la situación económica y social, dejando a un 60 % de las infancias en la pobreza y casi un 150 por ciento anual de inflación.

La transferencia de votos de Juntos por el Cambio a La Libertad Avanza fue plena, minimizando la disidencia de los dirigentes de la Unión Cívica Radical. La asistencia a las urnas fue masiva (76 por ciento de los empadronados). No tuvo consistencia el voto en blanco ni los anulados, y la victoria del kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires fue muy inferior a la de la primera vuelta electoral.

La ultraderecha  es una sorpresa siniestra en un país que había sido impecable con respecto a su memoria histórica, que había hecho de los 30.000 desaparecidos por la dictadura militar un panteón sagrado, y que ahora haya optado por dilapidar este tesoro simbólico a cambio de un ultraneoliberal con un pobre manual de seudoargumentos y una vice que se ha tomado en serio la batalla cultural en relación al negacionismo de la dictadura, señala el escritor Carlos Ulanosky.

La derecha y la ultraderecha caminaron obsesivamente en un único objetivo vital: la destrucción total y definitiva del kirchnerismo, el ala progresista del peronismo, que tuvo como presidentes a Néstor Kircher y en dos oportunidades a Cristina Fernández de Kirchner, hoy vicepresidenta. Hicieron todos sus esfuerzos para que no participara de la contienda, a través del lawfare e incluso con un intento frustrado de magnicidio.

Pero, como señala Rubén Armendáriz, después de 78 años, el tiro de gracia al peronismo se lo dio Alberto Fernández, el actual presidente -supuestamente peronista, supuestamente progresista-, a quien sus partidarios lo mandaron a China en los momentos más álgidos de la campaña electoral.

Es la segunda vez consecutiva que un partido no consigue retener el poder. Macrì duplicó la tasa de inflación y fue derrotado en 2019; Alberto Fernández la triplicó, agravando las penurias de los sectores sociales más desfavorecidos, y nadie quiso considerarlo siquiera como candidato, pese a su insistencia. Su ministro de Economía pagó los platos rotos.

La derrota de Massa deja al gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof (¿debió ser el candidato oficialista?), como el representante institucional más importante del peronismo. Kicillof participó en forma activa en la campaña, con el mensaje de que sin el gobierno nacional sería muy difícil gobernar la provincia.

El expresidente Mauricio Macri se convirtió de hecho en el padrino del gobierno de Javier Milei, a quien proveyó la fiscalización y los recursos para ganar en segunda vuelta.

Repercusión

La derecha festejó cautelosamente en todo el mundo, y algunos grandes empresarios no ocultaron su alegría. El expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y el líder de la agrupación de ultraderecha española Vox, Santiago Abascal, felicitaron al ganador, mientras el fundador de la empresa de tecnología Tesla y dueño de la red social X (ex Twitter), Elon Musk, aseguró que «la prosperidad está por delante» para la Argentina.

La directora gerenta del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, felicitó a Milei, y le dijo que espera trabajar con su administración en «un plan sólido para salvaguardar la estabilidad económica» de la Argentina. El presidente electo confirmó  que ya tuvo su primera comunicación con el organismo y que el diálogo se venía manteniendo desde agosto.

El diario estadounidense The Washington Post apeló a la simpatía que siempre expresó Milei hacia el ex presidente Donald Trump: “El libertario Javier Milei, afín a Trump, gana la presidencia de Argentina, aplastando al establishment político y provocando el giro más pronunciado hacia la derecha en cuatro décadas de democracia en el país”.

El próximo presidente de Argentina es un economista libertario cuyo estilo descarado y su apego a las teorías de la conspiración guardan paralelismos con Donald J. Trump”, agregó The New York Times.

El británico The Guardian, en tanto, advirtió que “la victoria de un famoso de la televisión reconvertido en político catapulta a la segunda mayor economía de Sudamérica hacia un futuro impredecible” y “El ultra Milei arrasa y Argentina da un salto a lo desconocido”, tituló El País, de España.

“El candidato de extrema derecha Javier Milei, elegido Presidente”, titula el diario francés Le Monde.“Golpe libertario a la larga agonía peronista” reseñó La Tercera de Chile el triunfo de Milei.

El canciller israelí, Eli Cohen, felicitó a Milei y lo invitó a visitar Israel para «fortalecer las relaciones» entre ambos países. Además tomó la palabra del libertario, que apoya el genocidio que lleva adelante el Estado israelí, de «inaugurar» la embajada de Argentina en Jerusalén.

La democracia atentó contra la democracia

al vez ningún término usado recurrentemente en el espacio público fue ultrajado de tal manera que no solo fue vaciado de contenido sino que perdió todo sentido para remitir a la realidad. Hoy se exalta un concepto reduccionista de la democracia, que encierra y congela la soberanía y la participación popular en un palacio presidencial y un hemiciclo parlamentario.

Para nuestro Sur, ese modelo siempre vino de la mano de la retórica de las potencias coloniales, hasta perder todo sentido. Y, entonces, uno recuerda tantas barbaridades, genocidios, asesinatos, invasiones… que se han cometido en el sacrosanto nombre de la democracia.

A diferencia de otras corrientes políticas e ideológicas, la extrema derecha y los llamados libertarios han sabido leer mejor los cambios de las sociedades, aprovecharse de las debilidades y las grietas de las democracias liberales y entender las ventajas que ofrecen las nuevas tecnologías, y lo demuestran, sobre todo, en sus campañas no solo de fakenews, sino también de las shitnews.

La ultraderecha ha entendido que las fragilidades y las vulnerabilidades pueden ser explotadas y que deconstruyendo la realidad compartida y sembrando confusión se puede polarizar aún más a la sociedad y sacar provecho en la imposición de imaginarios colectivos y en el plano electoral. De ahí su interés y sus esfuerzos para generar y difundir noticias falsas. En Europa, Estados Unidos, Asia, Oceanía y América Latina.

La ultraderecha siempre elude los debates “civilizados”, calmos, y la contraposición de ideas, tratando de apelar a cuestiones personales, emocionales, a menudo irracionales, que es donde tiene opciones de ganar, porque sus premisas no se sostienen con datos en mano.

Primeros anuncios

Tras su triunfo, Milei dijo que la Argentina fue la primera potencia mundial, el país más rico del mundo, y prometió que volvería a serlo. Proclamó el cumplimento de los compromisos firmados por la Argentina (lo cual parecería contemplar la participación en el Mercosur), y el respeto a la propiedad privada.

Esto pareciera ser una desmentida a las afirmaciones de su vice, Victoria Villarruel, acerca del uso de los ahorros de los argentinos para la dolarización. Según Milei no hay lugar para el gradualismo, la tibieza ni las medias tintas, y advirtió que será implacable con quienes resistan sus medidas, a quienes, motosierra en mano, llamó los violentos.

Milei confirmó los primeros nombres de su gabinete: el abogado mediático Mariano Cúneo Libarona asumirá al frente del Ministerio de Justicia, mientras que la diputada Carolina Píparo estará a cargo de la Administración Nacional del Seguro Social. Dijo que el exministro del Interior (del gobierno de Cristina Fernández) Florencio Randazzo integrará su equipo y adelantó que privatizará la Televisión Pública, la agencia oficial de noticias Télam y Radio Nacional.

Reconoció que terminar con la inflación “demandará casi dos años” y ratificó su plan de cerrar el Banco Central -”es una obligación moral”, dijo-, pero puso en dudas la dolarización inmediata, tal como insistió en la campaña electoral. «No se pueden privatizar ni la Educación ni la Salud», ya que dependen de las provincias, señaló en sus primeras declaraciones.

Explicó que su propuesta de implementar vouchers para la educación apunta a «subsidiar la demanda, no la oferta», pero consideró que «algo así no se va a implementar en el corto plazo».

Pero sin gobernadores propios, con pocos intendentes y escuetas bancadas de diputados y senadores, Milei deberá encarar acuerdos políticos que vayan más allá de Macrìy Bullrich.

La consultora Ecolatina estima que“entre 2024 y 2026 el gobierno debe afrontar vencimientos por más de  53.000 millones de dólares (excluyendo Letras Intransferibles, Letras en Garantía y Avales), es decir, más de 17.800 millones de dólares en promedio por año, montos impagables para el Estado, que convierten a la deuda externa en un medio para mantener sometido al país y saquear sus recursos.

Nadie puede predecir lo que pasará la semana próxima y menos desde el 10 de diciembre. No es de descartar que Milei, en un bullying político -recordando al que fue sometido por familiares y amigos en sus años jóvenes- comience a gobernar por decretos, con medidas fuertes, y que como gesto simbólico para sus gestores internacionales, rompa relaciones con Cuba y Venezuela y -porqué no- con Nicaragua… pero ni con Brasil ni con China, como había declamado en campaña.

*Periodista y comunicólogo uruguayo. Magíster en Integración. Creador y fundador de Telesur. Preside la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) y dirige el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)

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