El largo camino de la integración – Por Juraima Almeida y Marcos Salgado

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

El largo camino de la integración

Juraima Almeida y Marcos Salgado*

Las doce naciones de América del Sur comenzaron a verse las caras de nuevo y a hablar de integración, luego de varios intentos anteriores con éxito disímil y una década con predominio de gobiernos de derecha que la bombardearon, en sintonía con la visión y la misión que Estados Unidos tiene para lo que siguen llamando su patio trasero.

La iniciativa para acercar posiciones fue de Luis Inacio Lula Da Silva, el presidente de Brasil, quien a menos de seis meses de regresar al gobierno demostró la centralidad que tiene Brasil en América del Sur. Así como el desplante de Bolsonaro contra la Unasur fue el disparo de partida para que otros gobiernos derechistas abandonaran el bloque –bombardeado por Washington, la convocatoria de Lula es un punto de partida.

Fue asistencia perfecta: 11 presidentes y un solo país, el Perú de la cuestionadísima Dina Boluarte tuvo una representación de menor jerarquía. Esa es la parte llena del vaso. Y además Lula, como buen anfitrión eligió cómo recibir a cada invitado, y qué lugar dar a cada uno: por eso Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, llegó un día antes en Brasilia en visita oficial para reactivar relaciones, en un encuentro donde no faltaron definiciones políticas.

Y en el debe hay que anotar que no se pudo avanzar tanto como Lula quería. En el consenso de Brasilia que se firmó al final no se logró incluir plazos para el trabajo futuro de los cancilleres para acercar posiciones y avanzar en acuerdos y tampoco se nombra la recuperación de Unasur como objetivo último de estos acercamientos.

Brasil defiende la revitalización de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) -sepultada en 2019 por la confluencia de gobiernos neoliberales y conservadores- como forma de fortalecer la integración regional. Pero está abierto a sugerencias sobre el diseño institucional que podría funcionar mejor para hacer avanzar este proceso, independientemente de las tendencias ideológicas. Así lo señalo Lula en la apertura de la cumbre de los líderes sudamericanos, en Brasilia.

Ante la negativa de algunos asistentes, como el derechista presidente uruguayo Luis Lacalle, a revitalizar la Unasur, acordaron “establecer un grupo de contacto, encabezado por los cancilleres, para evaluación de las experiencias de los mecanismos sudamericanos de integración y la elaboración de una hoja de ruta para la integración de América del Sur”.

Unasur, según él, fue una iniciativa eficaz en la resolución de controversias, en la reducción de la deforestación, en la realización de los beneficios de ciudadanía, entre otros beneficios. “No resolvimos todos nuestros problemas, pero estuvimos dispuestos a enfrentarlos, en lugar de ignorarlos”, afirmó el petista. “Nuestra América del Sur ya no es solo una referencia geográfica y se ha convertido en una realidad política”.

Desde Brasil, el presidente Gustavo Petro anunció que Colombia se reintegra oficialmente a la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), tras cinco años de ausencia del organismo, mientras el uruguayo Lacalle se volvió a pronunciar en contra del relanzamiento de la Unasur, llamó a sus pares a utilizar los mecanismos ya existentes y criticó la mención que se hizo de Venezuela en el borrador de declaración.

Clima, comercio, dólar

Otros temas destacados en el discurso del presidente Lula fueron el clima y el comercio. Sobre el primero, defendió que la “falta de acción colectiva afecta nuestra capacidad de contener el aumento de la temperatura global”. Con respecto al segundo, considerado por el gobierno brasileño como un factor esencial para que los países tomen conciencia de las ventajas de la integración, Lula sugirió algunas iniciativas –como trabajar para crear unidades monetarias para comercializar sin depender del dólar.

“Debemos profundizar nuestra identidad sudamericana también en el ámbito monetario a través de mecanismos de compensación más eficientes y la creación de una unidad de referencia común para el comercio, reduciendo la dependencia de monedas extrarregionales”, aseguró Lula en la apertura de la cumbre sudamericana.

Y habló de poner el ahorro regional al servicio del desarrollo económico y social, movilizando bancos de desarrollo como CAF, Fonplata, Banco do Sul y BNDES; y profundizar la identidad sudamericana también en el ámbito monetario, a través de mecanismos de compensación más eficientes y la creación de una unidad de referencia común para el comercio, reduciendo la dependencia de monedas extrarregionales;

También propuso implementar iniciativas de convergencia regulatoria, facilitando los trámites y reduciendo la burocracia para exportar e importar bienes y ampliar los mecanismos de cooperación de última generación, que involucren servicios, inversiones, comercio electrónico y política de competencia.

UNASUR

Hay que recordar que UNASUR era un mecanismo de integración que iba mucho – o que pretendía ir mucho más allá- que los fotos de presidentes a los que terminan reducidas otras iniciativas, como la CELAC: UNASUR se había dado un funcionamiento, una secretaría general, y consejos regionales en distintas áreas estratégicas, como salud y defensa. Esos consejos apenas comenzaban a funcionar cuando gobiernos de derecha prácticamente impresionaron la UNASUR.

¿Se podrá volver a avanzar en ese sentido? Es algo que no está claro. Más cuando en buena medida estas iniciativas avanzan por consenso, y hay gobiernos de derecha, ya nombramos a La calle, y otros no tan de derecha pero retrógrados en materia internacional, como el de Boric en Chile, que ya plantearon que no les interesa Unasur.

Además, así como una oleada de derecha desactivó Unasur una vez, los cambios en el equilibrio regional siempre pueden afectar, para bien o para mal. Y este segundo semestre de 2023 hay dos elecciones presidenciales en la región que pueden conllevar un cambio de signo político del gobierno: Ecuador y Argentina.

El camino es complejo y hay muchas variables. De cualquier forma, en el discurso de Lula hay que buscar algunas pistas de por donde pasará el debate próximo.

En todo caso, por ahora, la foto de familia final es un hecho político positivo, para un subcontinente donde no hay conflictos armados entre países que concentran las mayores reservas de petróleo, de biodiversidad, de agua potable y de litio del mundo. Las miradas están puestas, de nuevo, en América del Sur.

*Almeida es investigadora brasileña, Salgado es periodista argentino del equipo fundacional de Telesur. Corresponsal de HispanTV en Venezuela, editor de Questiondigital.com. Ambos son analista asociados al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)

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