El gobierno notificó a las autoridades de Gran Bretaña el fin del acuerdo que permitía explotar recursos naturales en las Islas Malvinas

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Islas Malvinas: el Gobierno notificó al Reino Unido del fin del pacto Foradori – Duncan

El acuerdo firmado entre copas permitía a Gran Bretaña explotar recursos del Mar Argentino
La Cancillería calificó a lo suscripto durante el gobierno de Mauricio Macri como «uno de los hechos más lesivos para el histórico reclamo por el ejercicio de soberanía». Según contó años más tarde el excanciller británico, el entonces vicecanciller Carlos Foradori estaba completamente ebrio cuando firmó ese acuerdo.

El gobierno nacional le puso fin al escandaloso acuerdo firmado por la administración de Mauricio Macri y Gran Bretaña, a través del cual la Argentina le entregaba a Londres la explotación de los recursos naturales en las Islas Malvinas. Fue «uno de los hechos más lesivos para el histórico reclamo por el ejercicio de soberanía», calificó el Palacio San Martín.

El secretario de Malvinas dijo que busca retomar las negociaciones por la soberanía nacional sobre las islas

La decisión tomada por el presidente Alberto Fernández había sido anticipada el año pasado pero en las últimas horas le fue comunicada formalmente a la Cancillería británica. En esa reunión, el Gobierno ratificó la exigencia argentina de reiniciar el diálogo por la soberanía del archipiélago, tal como lo establecen las disposiciones de Naciones Unidas al respecto.

Foradori-Duncan, el pacto de la borrachera

La medida a la que el gobierno del Frente de Todos le dio un revés definitivo fue el acuerdo Foradori-Duncan, firmado por Juntos por el Cambio en 2016 en las bodegas de la embajada británica en Buenos Aires.

Según contó años más tarde el excanciller del Reino Unido Alan Duncan, cuando el vicecanciller de Macri, Carlos Foradori, firmó ese acuerdo, estaba completamente ebrio.

La argumentación del gobierno macrista giró en torno de la supuesta necesidad de la Argentina de “volver al mundo”, a través de un acercamiento con la entonces primera ministra británica, Theresa May.

Entre otras cuestiones, el pacto establecía «remover todos los obstáculos que limitan el crecimiento económico y el desarrollo sustentable de las Islas Malvinas». De esta manera, se le dio a Gran Bretaña luz verde para activar la explotación de «comercio, pesca, navegación e hidrocarburos» en zonas del Mar Argentino.

Esto suponía «el levantamiento de todas las medidas administrativas, legislativas y judiciales que había tomado la República Argentina para proteger sus recursos naturales frente a la explotación ilegal de la pesca e hidrocarburos».

Final para el pacto que firmó el gobierno de Macri

El encargado de formalizar el fin de ese acuerdo fue el canciller Santiago Cafiero, quien se lo notificó a su par británico, James Cleverly, durante una reunión en Nueva Delhi.

En una nota entregada en mano, se cuestionó también que la Argentina buscó colaborar en asuntos concretos como vuelos, actividad científica en la Antártida o conservación y preservación de recursos pesqueros, “sin que la disposición demostrada haya sido respondida de manera recíproca por su gobierno”.

En rigor, el tema de los vuelos incluidos en el cuestionado acuerdo era algo que contradecía la postura de la Argentina, que siempre promovió un segundo vuelo desde territorio continental mediante la aerolínea de bandera, Aerolíneas Argentinas.

El Palacio San Martín dejó claro que el pacto Foradori-Duncan fue «uno de los hechos más lesivos para el histórico reclamo por el ejercicio de soberanía sobre las islas Malvinas».

Por medio de ese acuerdo, prosiguió, se pactó a favor del Reino Unido «la remoción de todos los obstáculos para el crecimiento económico y el desarrollo sustentable de las islas, desarmando una estrategia que se había impulsado poner límites a la ocupación ilegal y a la expoliación de los recursos naturales del archipiélago».

“En realidad, el único obstáculo para el desarrollo económico de las Malvinas es, justamente, la persistencia de la disputa de soberanía que el Reino Unido se niega a negociar», se puntualizó desde Cancillería. Ese pacto se trató, por tanto, por lo tanto, de un acto que tiene «características manifiestamente ilegítimas y agraviantes para los intereses nacionales», remarcó el texto oficial.

El renovado pedido para negociar la soberanía de las islas

Lo que Cafiero le dejó claro a su par Cleverly fue el pedido argentino de que Londres se siente a negociar la soberanía de las islas usurpadas en 1833. Los puntos incluidos en este sentido fueron:

  • La reanudación de negociaciones sobre la soberanía de las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sándwich del Sur y los espacios marítimos circundantes, en los términos de la Resolución 2065 de la Asamblea General de las Naciones Unidas y otras en el mismo sentido.
  • La conectividad aérea y marítima del archipiélago y los espacios marítimos circundantes con el territorio continental argentino.
  • Medidas prácticas tendientes a garantizar los intereses y el modo de vida de los habitantes de las Islas de forma tal que favorezcan el desarrollo de vínculos culturales, económicos, sanitarios, educativos y otros entre las Islas Malvinas y el territorio continental argentino.
  • Medidas que permitan ajustar el aprovechamiento, la conservación y preservación de los recursos naturales en el área bajo disputa de soberanía.
  • La desmilitarización de las áreas bajo disputa de soberanía.

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