Que nadie se quede atrás ¿mito o realidad? – Por Gabriela Rivadeneira Burbano

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Que nadie se quede atrás ¿mito o realidad?

Por: Gabriela Rivadeneira Burbano*

El factor común entre los gobiernos de izquierda progresista de la primera década de este siglo fue el impulso de políticas de redistribución de la riqueza para poner al ser humano por sobre el capital. La respuesta de este cambio de paradigma fue el nacimiento del Buen Vivir o el Suma Qamaña, o los denominados proyectos políticos populares y nacionales, demostrando que la izquierda puede gobernar y mejor aún, que esa gobernanza permite el gran objetivo de la salida de la pobreza sentenciado por décadas en los acuerdos de las Naciones Unidas y citado por otros organismos internacionales que tampoco se había logrado en gobiernos neoliberales y conservadores.

Para América Latina, la consigna de la salida de la pobreza no deja de ser una utopía, un círculo vicioso del que no podemos salir; si bien tuvimos importantísimos aciertos en la ejecución de la política pública que apostó al mejoramiento de la calidad de vida de nuestros pueblos, los cambios fueron tan vulnerables que en el corto pero nefasto retorno del neoliberalismo en la región, cobijados bajo el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, gobiernos como el de Bolsonaro, Piñera, Áñez, Moreno, Duque, Lacalle Pou, Abdo parecen habernos retrocedido, no una, sino varias décadas atrás, acelerando el empobrecimiento de clases medias no consolidadas y la miseria de amplios sectores sociales.

Al quemeimportismo por la patria se sumó la profundización de la crisis económica producto de la recesión de la economía mundial, así como los rezagos de la pandemia de la que nuestros países todavía no tienen ruta de recuperación, salvo la positiva recuperación económica registrada por la Bolivia de Arce y la Venezuela de Nicolás Maduro a finales del 2022.

A pesar de que estamos viviendo un nuevo apogeo progresista en la región, las características de los gobiernos son variopintas, no logra vislumbrarse una sintonía regional por objetivos comunes; contrarios a países como Ecuador, Uruguay, Perú o Paraguay que se mantienen a la deriva y cada vez más afectadas sus democracias; tenemos a México, Brasil, Argentina, Bolivia, Honduras y Colombia, disputando la posibilidad de ser la alternativa real que demandan nuestros pueblos. Señales claras han enviado gobiernos como el de López Obrador en México en su lucha contra la corrupción, la nacionalización del litio, pero sobre todo en el develamiento de políticas sociales para cumplir con su legado gubernamental “primero los pobres” y entre los pobres, ellas, las mujeres mexicanas; la apuesta esperanzadora de la Colombia de Petro por la paz total y el lanzamiento de una serie de políticas de universalización de derechos como la reforma a la salud o las primeras políticas anunciadas por Lula en Brasil para restituir el ejercicio de derechos universales.

La consigna de las Naciones Unidas de “que nadie se quede atrás” vuelve a tener sentido de la mano de gobiernos populares que apuestan por el desarrollo nacional y la integración regional, que ponen al ser humano como principio fundamental del ejercicio político, que hacen del mito una realidad posible.

Esta semana retomamos del Día mundial por la Justicia Social, la necesaria tarea de repensar la política y el ejercicio de lo político en lo público. La justicia social sólo se logra universalizando derechos, consagrando las libertades y gestionando estados de bienestar para las grandes mayorías. Los logros dependerán de lo efectivos que podamos ser desde la izquierda de la región para transformar conciencias, vidas, territorios, para eso la disputa de los sentidos es una necesidad emergente, para nosotras y nosotros, para los pueblos todos, para que en efecto nadie se quede atrás.

*Expresidenta de la Asamblea Nacional del Ecuador y primera mujer en ejercer dicho cargo. Directora Ejecutiva del Instituto para la Democracia Eloy Alfaro (IDEAL). Fundadora del Grupo de Puebla. Ha desempeñado distintos cargos de elección popular: concejala, vicealcaldesa, viceprefecta y gobernadora.

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