Honduras | Capturan al expresidente Hernández quien tiene pedido de extradición de EEUU por nexos con el narcotráfico

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Capturan a Juan Orlando Hernández, expresidente de Honduras

El expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, fue capturado este martes en su vivienda localizada en la Residencial San Ignacio de la capital.

Hernández abandonó su vivienda de forma voluntaria. Al salir le esperaba un nutrido grupo de agentes policiales y el titular de Seguridad, Ramón Sabillón, quienes le colocaron un chaleco antibalas y lo esposaron de pies y manos.

Tras ponerse a la orden de las autoridades, el exgobernante fue trasladado en una caravana vehicular y bajo un fuerte operativo terrestre y aéreo hacia la Dirección de Fuerzas Especiales.

JOH tenía una orden de captura tras ser pedido en extradición por EEUU por nexos con el narcotráfico.

Hernández prometió colaborar en el proceso y desde entonces su casa permaneció resguardada por cientos de agentes, en una operación donde participaron 600 elementos, según dijo la Policía Nacional.

“Se nos ha confirmado, hace algunos minutos, que en efecto, el juez natural ha firmado la orden de captura y considerando que hay resguardo policial en esa zona se estará canalizando con el titular de Seguridad para poner el conocimiento al ciudadano Hernández”, manifestó más temprano Melvin Duarte, el portavoz de la Corte Suprema de Justicia (CSJ).

Agregó que ahora “procede la detención y como hay actividad policial en la zona, entonces ellos tendrán que ponerlo en conocimiento y coordinar el arresto”.

Abanderó lucha contra los narcos

En cada comparecencia pública, Juan Orlando Hernández se presentaba como adalid de la lucha contra el narcotráfico, pero terminó requerido por la justicia de Estados Unidos, que ya metió preso a su hermano.

JOH, como es conocido en la nación cinco estrellas, siempre aseguró que durante su mandato lideró la guerra contra los cárteles, en el marco de la cual extraditó a más de una veintena de traficantes a Estados Unidos, al tiempo que provocó la entrega voluntaria de otra decena. Ahora Estados Unidos reclama su extradición.

El abogado de 53 años se convirtió en 2014 en el presidente más joven de Honduras y dejó el gobierno el 27 de enero tras la asunción de Xiomara Castro. Su segundo mandato -reelección- estuvo salpicado de protestas opositoras que denunciaban fraude en 2017.

¿Quién es JOH?

JOH, que nació el 28 de octubre de 1968, se autodefine como un “indio pelo parado”. Creció en el seno de una familia rural en el departamento de Lempira.

Se graduó de abogado en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras y más tarde cursó en Nueva York una maestría en Administración Pública, de 1994 a 1995.

Está casado con la abogada Ana García, con quien tiene cuatro hijos.

Ingresó a la política en 1990 como asistente de su hermano Marco Augusto en la secretaría del Congreso Nacional.

Desde 1998 se mantuvo como diputado y durante el gobierno de Porfirio Lobo (2010-2014), ocupó la presidencia del Congreso. Como titular del hemiciclo, JOH promovió la sustitución de cuatro de los cinco magistrados de la Sala de lo Constitucional, los que posteriormente dieron lugar a su reelección presidencial. Creó la Policía Militar de Orden Público (PMOP) con 5,000 efectivos seleccionados de batallones militares y en 2014, ya como presidente, impulsó programas de compensación social como la “bolsa solidaria” de alimentos y programas de vivienda.
Vínculos con poderosos capos

En el marco del juicio por narcotráfico realizado en Nueva York contra su hermano, el exdiputado Juan Antonio “Tony” Hernández Alvarado, condenado en marzo de 2021 a cadena perpetua, un fiscal de Manhattan dijo que JOH recibió millones de dólares en sobornos de narcotraficantes a cambio de protección, incluido del capo mexicano Joaquín “Chapo” Guzmán.

“Esa alegación en sí es 100% falsa, absurda y ridícula”, se defendió Hernández en aquel momento en Twitter.

En el juicio de otro narco hondureño en Nueva York, Geovanny Fuentes, un testigo narró que escuchó a JOH jactarse de que iba a “meter la droga a los gringos en sus propias narices” y no se iban “a dar ni cuenta”.

El Heraldo

 

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