La volátil situación política de Honduras y las opciones de JOH para perpetuarse en el poder – Por Víctor Ramos

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Por Víctor Ramos*

La situación electoral en Honduras es sumamente compleja y volátil. El Partido LIBRE que pareciera contar con la mayoría de respaldo de los votantes deberá enfrentarse a múltiples circunstancias que deben ponerlo en alerta por la delicada situación legal en la Corte Sur de Nueva York en Estados Unidos, y por el impresionante deterioro que ha sufrido la imagen del gobierno entre los electores en Honduras.

La situación en Honduras ha venido en un franco deterioro desde que se escenificó el golpe de Estado ordenado por la exsecretaria de Esdtado estadounidense Hilary Clinton para desalojar a José Manuel Zelaya de la presidencia, por sus vínculos con los gobiernos progresistas de América.

La renuencia de los partidarios de Zelaya en el Partido Liberal a participar en las elecciones posgolpe permitió a José Pepe Lobo acceder a la Presidencia en una elección deslegitimada por la no participación de la oposición liderada por Zelaya.

Lobo, además, permitió que Juan Orlando Hernández asumiera la Presidencia del Congreso, puesto que utilizó, mediante maniobras ilegales, para la preparación del camino a sucederlo en la presidencia y a perpetuarse en el poder mediante la reelección que la Constitución prohíbe, sin ofrecer posibilidades a la reforma de esa prohibición.

Juan Orlando Hernández saltó todas las trancas: nombró de manera anticipada el Consejo Nacional Electoral, destituyó de manera ilegal a la Sala de los Constitucional de la Corte Suprema de Justicia para colocar a sus aliados, quienes abrieron el paso a la reelección.

No contaba con el caudal suficiente para lograr su elección por lo que tuvo que acudir al fraude electoral que fue santificado por la Organización de Estados Americanos (OEA) y el Departamento de Estado estadounidense. Para asegurarse los fondos necesarios para la campaña electoral y para la compra de votos, se produjo el inmisericorde asalto a las finanzas del Instituto Hondureño de Seguro Social y de otras dependencias del Estado.

Inició de esta manera, una caracterización de la gobernanza de Juan Orlando Hernández (JOH) por la corrupción, que ha llegado a tal grado de ni siquiera hacen nada por esconderla o disimularla.

Casi simultáneamente, Honduras comenzó a convertirse en un patio propicio para el tráfico de drogas, sobre todo en el papel de puerto de recepción y de reembarque de la cocaína procedente de Colombia con rumbo a Estados Unidos .

Aparejado a la corrupción y el narcotráfico, el gobierno realizó una política de persecución y atropello que comenzaron a partir del golpe de Estado, una política de compra de voluntades mediante regalos como bolsas con alimentos, el pago con 50 lempiras por participar en las demostraciones de masa del gobierno y la adjudicación de un bono de diez mil lempiras por familia, cantidad de la cual solo se entregaban dos mil lempiras porque la diferencia pasaba a las arcas de los distribuidores.

Así, el  Estado se vio en la incapacidad de cumplir con las tareas fundamentales razón por la cual se aumentaron los impuestos, se privatizaron las instituciones autónomas y se dejó en el abandono el sistema de salud, las carreteras, la asistencia a la agricultura y la realización de obras básicas en la comunidades, tales como la instalación de sistemas de agua, de sistemas de aguas negras y de asistencia de salud y escuelas.

Las secuelas de todo esto fue la huida de miles de hondureños, en caravanas, hacia Estados Unidos. Muchos de ellos a duras penas alcanzaron a llegar a México. También se incrementó el crimen, las masacres, los asesinatos diarios, el desempleo, la desnutrición, el hambre, las muertes por deficiente atención médica y el ausentismo escolar y el deterioro y deficiencia de la vivienda.

En este panorama de deterioro en la calidad de vida, con un sorprendente aumento del nivel de la miseria y la pobreza, el gobierno de Estados Unidos capturó, enjuició y condenó a cadena perpetua al hermano del presidente, Antonio (Tony) Hernández, por ser el cabecilla de una banda de narcotráfico en Honduras. Antes se había capturado y condenado a un hijo del ex presidente Lobo por tráfico de drogas.

Es, en el curso de estos juicios y el de otros capos que ejecutó la justicia estadounidense, que salió a la luz pública las sospechas de la implicación del presidente y de algunos de sus cercanos colaboradores en el tráfico de drogas, como lo ha señalado la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York en numerosas ocasiones. Esta circunstancia pone a JOH en la posibilidad de ir a parar a las cárceles estadounidenses cuando abandone el cargo que ocupa ilegalmente.

Por todo esto, es previsible que JOH haga todo lo que esté a su alcance para no dejar el poder, para lo cual prevé varias salidas Una, hacer renunciar a Asfura a la candidatura para ponerse él, al última hora (no es casual que a Asfura se le señale, desde las mismas esferas del poder, como implicado en acciones delictivas)

Otra, evitar las elecciones mediante el aprovechamiento de circunstancias que él mismo JOH promueva, como un conflicto armado con El Salvador, acción en la que podría recibir el respaldo estadounidense para silenciar o expulsar a Nayib Bukele.

También existe la posibilidad de que involucre a fuerzas externas (Colombia) con el fin de detener una supuesta invasión de personas provenientes de Venezuela, acusándolos de  desestabilizar la paz,  para supuestamente instaurar el comunismo. Esa fuerzas interventoras impedirían las elecciones y el ascenso de LIBRE a la conducción del país.

También en el menú de sus opciones está la promoción de un golpe militar con el fin de proteger a JOH y a los oficiales que se mencionan insistentemente como implicados en la actividad delictiva del gobierno. Tampoco están agotadas la posibilidad de un fraude electoral, con el respaldo de los partidos de maletín en el manejo de las mesas electorales y en la transmisión de los resultados y las actas, como ocurrió en las dos elecciones anteriores, quizá también con el respaldo de la OEA y Washington.

*Poeta, médico, narrador, crítico de arte, catedrático, historiador, periodista, creador de antologías de poesía, editor y director de revistas universitarias; miembro de número de la Academia Hondureña de la Lengua, asimismo vicepresidente de la Academia Hondureña de Geografía e Historia, del Instituto Morazánico e integrante del Tribunal de Honor de la Asociación de Prensa Hondureña (APH).

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