La OIT prevé que Latinoamérica cerrará el 2020 con una tasa de desempleo del 10,6%

Foto: Santiago Sito
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COVID-19 deja un rastro de alta desocupación, inactividad y precariedad en el empleo en América Latina y el Caribe

Durante los últimos 10 meses los mercados de trabajo de América Latina y el Caribe han retrocedido al menos 10 años y la crisis está lejos de terminar, dijo hoy el Director Regional de la OIT, Vinícius Pinheiro, al presentar una nueva edición del informe anual Panorama Laboral, que en esta ocasión retrata el impacto sin precedentes de la crisis por COVID-19.

“Llegamos a 2021 con el empleo en terapia intensiva”, dijo Pinheiro en una rueda de prensa para dar a conocer los principales contenidos del Panorama Laboral 2020  de América Latina y el Caribe, un informe que comenzó a editarse en 1994. “Esta es la crisis más grande que haya registrado este informe en toda su existencia”.

Frente a este escenario los países de la región enfrentan ahora el desafío de “sentar las bases para una nueva y mejor normalidad”, lo cual implicará adoptar estrategias para generar más y mejores empleos en la medida que se vaya reactive la producción y vaya disminuyendo la emergencia sanitaria.

“Ahora es indispensable lograr crecimiento económico con empleo. El empleo es crucial para reducir la pobreza y enfrentar la amplificación de las desigualdades que está dejando como secuela esta pandemia”, agregó el Director de la OIT para América Latina y el Caribe.

El Panorama Laboral 2020 registra un fuerte aumento en la tasa de desocupación que subiría hasta 2,5 puntos porcentuales en comparación con el año anterior, pasando de 8,1% a 10,6%. Esto significaría que el número de personas buscando empleo que no lo pueden conseguir aumenta en 5,4 millones y llega hasta 30,1 millones.

Pero el informe de la OIT advierte que en un escenario de crisis tan abrupta la tasa de desocupación cuenta solo una parte de la historia. Este año se registró un inédito transito hacia la inactividad por parte de personas que desistieron de buscar trabajo ante la falta de oportunidades. La tasa de participación se desplomó en 5,4 puntos porcentuales hasta 57,2% de acuerdo con los datos disponles al cierre del tercer trimestre de 2020.

Más allá de los porcentajes esto significa que unas 23 millones de personas salieron de la fuerza laboral temporalmente y han perdido sus empleos y sus ingresos. En la medida que las economías se recuperen, su regreso a los mercados de trabajo generará presiones adicionales para los indicadores de desocupación del año próximo.

En 2021 la tasa de desocupación podría volver a subir hasta 11,2%, dijo la OIT, al considerar que influirán  también factores como un crecimiento económico moderado en torno a 3,5%, insuficiente para recuperar el terreno perdido en la crisis, y la incertidumbre en torno a la evolución de la pandemia de COVID-19, incluyendo los temores sobre rebrotes y sobre la eficacia de los procesos de vacunación.

El informe agrega que antes de la crisis sanitaria, lo que ha sostenido a la participación y ocupación regional ha sido la incorporación de las mujeres en el mercado laboral. Por la pandemia, este proceso claramente enfrenta un retroceso. La reducción en tasa de participación proporcionalmente fue más importante entre las mujeres, de -10,4% entre las mujeres, que entre los hombres, de -7,4%.

“La crisis sanitaria en 2020 ha tenido un impacto aún más significativo en el desempeño de los indicadores laborales de las mujeres”, dice el documento.

En el caso de la población entre 15 y 24 años, durante los primeros tres trimestres de 2020 las tasas de participación y de ocupación juveniles cayeron en torno a los 5,5 pp., hasta ubicarse en 42,7% y 33,0%. La tasa de desocupación juvenil subió 2,7 pp. hasta 23,2%, un nivel que no había sido registrado antes, y que implica que uno de cada cuatro jóvenes estaba sin empleo al tercer trimestre de 2020.

Al analizar los datos disponles sobre categorías ocupacionales al tercer trimestre, el informe de la OIT dice que en 2020 el empleo asalariado total y el empleo por cuenta propia cayeron -6,8% y -8,9%. También se observa el impacto que la crisis sanitaria tuvo en otras categorías ocupacionales, como los empleadores (-9,8%) y el servicio doméstico (-19,4%).

La contracción del empleo fue particularmente importante en sectores de servicios como hoteles (-17,6%) y comercio (-12,0%). Por otra parte, también se observa que la crisis sanitaria afectó fuertemente el empleo en la construcción (-13,6%) y la industria (-8,9%). La menor caída de la ocupación se observó en la agricultura (-2,7%).

Pinheiro destacó que para el futuro será importante considerar las lecciones aprendidas de esta pandemia. En primer lugar, que no hay un dilema entre preservar la salud y la actividad económica pues sin salud no hay ni producción ni consumo. La seguridad y salud en el trabajo ahora es un tema clave para la reactivación.

En segundo lugar, que el diálogo social es más relevante que nunca pues permite contar con estrategias consensuadas entre gobiernos, empleadores y trabajadores para enfrentar la crisis.

Además destacó que será necesario hacer frente a las ‘condiciones preexistentes’. “La región fue duramente golpeada por esta crisis, incluso más que otras en el mundo, y eso se debió en gran parte a problemas estructurales que existían y conocíamos”, dijo el Director Regional de la OIT.

Por ejemplo, la persistente falta de espacio fiscal, las brechas de  cobertura de la protección social, la elevada desigualdad social y la alta informalidad que pusieron en evidencia la precariedad de grandes sectores de nuestras sociedades, agregó.

El Panorama Laboral 2020 tiene un tema especial en el que se analizan diversas repercusiones de la crisis de la COVID-19, incluyendo las medidas adoptadas por los gobiernos para proteger los empleos, los ingresos, y el funcionamiento de las empresas en tiempos de emergencia. El informe dice que fue un esfuerzo importante, aún cuando “en algunos casos hubo la sensación de que las ayudas llegaron tarde, o bien que no eran suficientes para cubrir los ingresos perdidos”.

El auge del trabajo de plataformas, en especial de reparto, y el crecimiento del teletrabajo, así como los desafíos que se enfrentan en su regulación, en el cierre de las brechas digitales, en la capacitación y en su desempeño en condiciones de formalidad, también son objetos de análisis en este Panorama Laboral.

Los desafíos en tiempos de la COVID-19 para la formación profesional, la protección social, las inspecciones del trabajo y el apoyo a las MIPyMES, son revisadas por especialistas de la OIT.

El informe concluye con una reflexión sobre las políticas que podrían contribuir a una recuperación laboral tras la crisis, incluyendo la necesidad de repensar el modelo de inserción económica internacional, de un desarrollo tecnológico con sostenibilidad ambiental, de impulso al emprendimiento y la formalización, y de contar con políticas de empleo que respondan a las nuevas realidades.

“Frente a la actual crisis por la COVID-19, es importante adaptar y actualizar la Política Nacional de Empleo en los países que ya disponen de ella, o formular una Política en los países que aún no la tienen”, dice el documento, al hacer un llamado a la acción para enfrentar la crisis.

“El camino hacia una nueva y mejor normalidad no será fácil, ni será corto”, dijo el Director de OIT para América Latina del Caribe. Pinheiro precisó que “ese es el legado de 2020, el año que vivimos con la COVID-19”.

El informe Panorama Laboral 2020 fue elaborado por un equipo de expertos de la OIT en diversos países de la región, coordinado por Fabio Bertranou, Director de la Oficina para el Cono Sur e integrado entre otros por Juan Jacobo Velasco, Andrés Marinakis, Roxana Maurizio, Gerhard Reinecke, Bolívar Pino y Marcela Cabezas.

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