Los Principios Rectores, hoy más que nunca – Por Alexia Ghyoot

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Por Alexia Ghyoot *

La expansión de la globalización ha conllevado consigo la extensión geográfica y, en escala, los desafíos consiguientes. En el sector económico, la extensión y complejidad de la cadena de valor, la deslocalización de empresas para producir a un menor costo y el uso desenfrenado de recursos naturales, entre otros factores, han agravado las consecuencias adversas que las empresas pueden tener sobre los derechos humanos, las personas, las comunidades, las personas trabajadoras y el planeta.

La economía tiene por razón de ser primordial servir y responder a las necesidades de la sociedad y, para ello, las empresas son su caballo de batalla. Ese rol primordial que juegan las empresas en la sociedad y en el bien estar social y económico, ha sido enfatizado una vez másdurante la pandemia COVID- 19.

Para conseguir ese justo balance, instrumentos internacionales han sido elaborados para guiar a los Gobiernos Estados a regularizar la conducta de las empresas y proteger a las personas ylos grupos contra consecuencias negativas que podrían causar las actividades comerciales. Esos instrumentos también buscan acompañar a las empresas en el manejo de losriesgos que podrían provocar sobre los derechos de las personas, de las y los trabajadores y el planeta. Entre esos instrumentos, se destacan los Principios Rectores sobre Empresas y Derechos Humanos que se adoptaron por las Naciones Unidas en 2011, tras años de consultas extensivas con todas las partes interesadas. Esos Principios Rectores no sólo se basan en las obligaciones internacionales de los Estados de respetar, proteger y reparar en materia de derechos humanos, pero también reconocen que las empresas tienen responsabilidades en materia de derechos humanos. Entre esas responsabilidades, está la de conducir un proceso de debida diligencia en materia de derechos humanos – para identificar sus impactos potenciales y reales sobre las personas, las y los trabajadores y el medio ambienteen consulta con las partes interesadas, incluso las poblaciones potencialmente afectadas; y para hacer frente a esos riesgos, comunicar y evaluar esas medidas, así como remediar los impactos negativos que podrían haber causado.

Esos Principios Rectores se han convertido en la norma mundial autorizada, que proporciona un modelo de las medidas que todos los Estados y empresas deben adoptar para defender los derechos humanos. Los derechos humanos internacionalmente reconocidosse convierten enel marco de actuación de las empresas, más alládel marco legal nacional donde operan.

Los Principios Rectores nos recuerdan que los Estados tienen el deber primario de tomar medidas de protección de los derechos humanos, regulando las actividades de las empresas, tanto en el territorio en el que ellas están registradas como en sus operaciones en el extranjero y quetambién deben respetar los derechos humanos cuando actúan como actor económico. El respeto de los derechos humano por parte de las empresas empieza en casa y, por ello, los Estados deben liderar con ejemplo; en el marco de las empresas controladas por el Estado, en las contrataciones públicas, y otras acciones económicas bajo su supervisión. Dado la importancia de esas actividades en las economías nacionales y el PIB, los Estados al tomar medidas para respetar los derechos humanos, no solo muestran el ejemplo al sector privado, pero también pueden lograr grandes avances en materia de promoción de derechos humanos y desarrollo sostenible en su país.

Los Principios Rectores ponen énfasis en la importancia de que las víctimas y las personas estén el centro – tanto de los procesos de toma de decisión como en el acceso a reparación en casos por abusos de derechos humanos relacionados con empresas.

La centralidad sobre las personas y las víctimas, se alcanza a través de procesos multi-actor de definición y evaluación de políticaspúblicas; consultas con los grupos afectados, entre otros las personas trabajadores, las comunidades indígenas, las personas con discapacidades, las mujeres, las personas migrantes y refugiadas, personas en situación de calle, personas Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trangéneras e Intersexuales y otras minorías, en los procesos de evaluación de impacto de las empresas y una atención sobre la víctimas en los procesos de remediación.

Para maximizar la potencialidad de la implementación de los instrumentos internacionales ( Principios Rectores de las Naciones Unidas sobre las Empresas y los Derechos Humanos y otras normas internacionales complementarias, como las Líneas Directrices de la OCDE para Empresas Multinacionales y la Declaración tripartita de principios sobre las empresas multinacionales y la política social ) para promover un crecimiento inteligente, sosteniblee inclusivo en América Latina y el Caribe, la Unión Europea ha decidido sumar y maximizar los esfuerzos de las tres entidades encargadas de la implementación de esos instrumentos, en colaboración con el Grupo de Trabajode la ONU sobre Empresas y Derechos Humanos (el Grupo de Trabajo).  La Oficina de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos (la Oficina) a través del proyecto “Conducta Empresarial Responsable en America Latina y el Caribe“ trabaja con los gobiernos, el poder judicial, los institutos de derechos humanos, las asociaciones de empresas, las empresas, las organización de la sociedad civil, las y los trabajadores, las comunidades, incluyendo pueblos indígenas y academia para fomentar el diálogo y la búsqueda de soluciones entre todas las partes interesadas para que el respeto y la protección de los derechos humanos en el contexto empresarial sean traducido en cambios tangibles en la realidad de la gente y de la sociedad en general. Entre otras actividades, la Oficina y el Grupo de Trabajo ha creado una plataforma a nivel regional multi-actor –llamado “Foro Regional sobre Empresas y Derechos Humanos para América Latina y el Caribe” que tiene por ambición un aprendizaje entre pares,  fomentar la carrera hacia la cima de los Gobiernos y las empresas y fomentar el diálogo y el intercambio de información y preocupación entre partes interesadas en un ámbito que puede verse afectado por la desconfianza. Por ende,esa plataforma facilita el intercambio y la multiplicación de  buenas prácticas para la promoción de la conducta empresarial responsable en la región. Solo este año tuvimos 4300 participantes de 52 países  durante los 5 días del V Foro Regional que se celebró de forma virtual del 7 al 11 septiembre 2020.

Las crisis que se enfrentan a nivel mundial, tanto las consecuencias de la pandemia como del cambio climático han demostrado claramente que, para garantizar un futuro sostenible y resiliente, incluyendo para la economía, y las empresas mismas, las personas y el planeta deben de estar en el centro de las respuestas; y la definición de estas deben de tomarse de forma participativa.Por lo tanto, los Principios Rectores cobran aún más relevancia para guiar los Estados y las empresas en el manejo de esas crisis – y sirve de hoja de ruta para canalizar sus acciones hacia un futuro más sostenible, inclusivo y competitivo, sin dejar a nadie atrás.

* Coordinadora del proyecto Conducta empresarial responsable para América Latina y el Caribe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos


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