Chile | Alberto Mayol, sociólogo y político: “El resultado del plebiscito es el fin del legado de Pinochet y del modelo neoliberal”

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Entrevista a Alberto Mayol, sociólogo y político chileno

Por Denise Godoy, de la redacción de NODAL

En un histórico plebiscito, las y los chilenos finalmente decidieron terminar con la Constitución del dictador Augusto Pinochet. Con más del 78% de los votos, la opción del Apruebo se impuso de manera contundente y dio inicio al proceso de conformación de una nueva Carta Magna.

Esa misma noche, miles de ciudadanos salieron a las calles a celebrar una conquista que se le demandaba a la clase política luego del estallido social iniciado el 18 de octubre de 2019.El paso siguiente será la conformación de una Convención Constitucional que estará integrada por 155 miembros elegidos por el voto popular y con paridad de género el 11 de abril de 2021.

En entrevista con Nodal, Alberto Mayol Miranda, sociólogo y político chileno, analiza el resultado del plebiscito y su significado histórico.

¿Qué hechos marcaron el camino hacia la nueva Constitución?

Para entender este cierre hay que entender el pequeño ciclo y el gran ciclo. En 1990 Chile retoma un camino de transición democrática luego de la dictadura a través de una salida institucional con un plebiscito que permite que Pinochet se vaya. No obstante, éste obtiene un 43 por ciento de los votos, lo que dibuja una transición pactada entre las dos partes. Eso significó la salida de Pinochet pero en el fondo el modelo político y económico instaurado queda con todos los cambios y ajustes que significan un tránsito democrático, se mantiene la obra y el legado de la dictadura. En ese contexto, se da todo un proceso de transición que no sabemos bien cuándo se termina. Se intentó muchas veces y no se logró cerrar esa transición política para poder sentir una democracia plena.

Es así que se abre un proceso de crisis de este orden transicional en el año 2011 con movilizaciones que duraron muchos meses, desde abril hasta octubre,  siendo la demanda principal la de educación gratuita pero con muchas ramificaciones Concentrado en el tema de los derechos sociales como principal demanda, se configura el inicio del ciclo de crisis y de necesidades de respuestas a la crisis. La respuesta más importante se va a dar en el gobierno de Michelle Bachelet con la formación de una nueva coalición que va desde la Democracia Cristiana al Partido Comunista y que fracasa en su proyecto. Este se torna en un gobierno gatopardista debilitado y finalmente termina triunfando Sebastián Piñera de nuevo y vuelve un hombre grande del neoliberalismo en Chile a la presidencia.

Su llegada termina por ser la sepultura del modelo de sociedad justamente porque entendiendo que había ganado la elección, él pensó que podía avanzar con su proyecto y no fue así. Lo que había era un malestar enorme con las élites y esto estalla en una explosión insólita en tan sólo 24 horas el 18 de octubre con fenómenos de violencia, saqueos y toda clase de elementos disruptivos durante todos los días por todo un mes, fue algo sorprendente.

Ciudades por todo el país explotando a cada rato con cinco mil millones de dólares en daños directos en inmobiliario público, pérdidas económicas importantísimas pero que a nadie le importaba porque sencillamente era una sociedad entera indignada y dispuesta a explotar todo lo que sea necesario. Un mes después, el 15 de noviembre, previniendo que el cumplimiento del primer mes de manifestaciones iba a ser un final que podía ser escandalosamente violento, las elites y la derecha se ponen de acuerdo y entregan la Constitución para tratar de resolver la crisis. Se establece un que permita avanzar en ese tránsito hacia el cambio constitucional. Esta decisión de los más conservadores termina siendo una medida revolucionaria porque lo que genera es el resultado increíble de casi un 80% que quiere cambiar la Constitución y, por lo tanto, la obra de la dictadura queda reducida a un mínimo histórico más pequeño de lo que fue la votación de Pinochet, mucho más incluso que las votaciones permanente de la derecha en Chile que siempre fue de un tercio. Queda construido un nuevo proceso histórico que se abre y tiene su momento cero en la elección de este plebiscito, cerrando el ciclo de crisis a mi juicio. No significa que no siga habiendo situaciones complejas, pero si hay que poner una fecha, este 25 de octubre cierra el ciclo de crisis y cierra también de manera definitiva, contundente y clara la transición que de alguna manera podemos considerar abierta en el plebiscito de 1988.

¿Cuál es el significado histórico del triunfo del Apruebo?

El triunfo del Apruebo tiene varias gracias. Una es que no es sólo una votación, sino que es como el mar. Es decir, estamos hablando de una cosa que pasa por encima de todo, que no puedes contenerlo, es una ola gigante que arrasó con todo este pasado en Chile. Significa, además, la impresión del orden transicional porque el SÍ del plebiscito de 1988 estuvo marcado por Pinochet, lo pro positivo era él y la derecha. Ahora lo pro positivo del Apruebo es salir de allí, es la puerta de salida, es un cambio constitucional y un cambio de sociedad y de orden muy importante. Además genera una transformación enorme en las estructuras y esto no es por el plebiscito en sí mismo sino por las decisiones muy erráticas que tomó la derecha que básicamente después de haber aceptado el cambio constitucional se desdice y apuesta a sacar entre un 35 y 40 por ciento a través del Rechazo con tal de presionar para que no se hagan los cambios y generar un escenario de control evitando el proceso de transformación. Lo que termina por hacer en esta confusión es generar la idea de que la oposición es el Apruebo y el gobierno es el Rechazo, aun cuando técnicamente no era así, y el orden establecido es el rechazo y una mirada conservadora muy poco interesante. Eso genera que ahora, con casi un 80% en favor del Apruebo, su capacidad de reconstrucción se hace muy difícil e incluso tenían al candidato mejor posicionado para las elecciones y eso ya no está ocurriendo en las últimas semanas. Por lo tanto, hay una alta probabilidad de que la pueda ganar la oposición, algo que parecía hace dos meses completamente imposible.

El resultado es también el significado del fin de todo el legado de Pinochet y del modelo económico neoliberal y político de Jaime Guzmán caracterizado por su tradición conservadora españolista- chilena oligárquica, de un tipo muy brillante, pero es una democracia donde las elecciones no tienen que importar. Su corte es claramente autoritario con un espíritu que está más representado incluso por Franco que por la dictadura chilena y que entró en negociación ese espíritu político con el modelo económico que se estaba instaurando ante la presión norteamericana. Al terminarse esta Constitución nos empezamos a despedir de ese proceso con un significado histórico increíble, enorme que rompe con la tradición constitucional chilena. Es la primera Constitución que va a ser hecha en un proceso abierto y democrático, y más aún va a ser la primera en el mundo construida con paridad en cantidad de hombres y mujeres.

¿Qué desafíos tiene la oposición de cara a la Convención Constituyente y a las próximas elecciones?

La oposición tiene el desafío enorme de que cuando estás sacando un modelo tienes que tener otro modelo. No tienen nada. No han trabajado más que en el ajuste de lo que hay. De pronto están obligados a hacer una transformación refundacional y es muy difícil. La gente no quiere una revolución pero sí quiere una refundación y ese matiz, esa comprensión es la clave de la oposición en este momento.


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