Bolivia: el combate contra el coronavirus es militar y policial – Por Julio Peñaloza Bretel, especial para NODAL

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.Por Julio Peñaloza Bretel, especial para NODAL(*)

El Estado boliviano atraviesa una severa crisis de legitimidad instalada el 12 de noviembre del pasado año con el irregular ascenso de Jeanine Añez a la presidencia, luego de logrado el objetivo de forzar la renuncia de Evo Morales, acusado de propiciar un fraude electoral que le habría permitido un triunfo en primera vuelta, victoria agilmente desmontada con una operación multilateral y mediática encabezada por el reelecto Secretario General de la OEA, Luis Almagro: Hasta el día de hoy no han aparecido los números concretos y precisos de las “irregularidades” y todo indica que nunca aparecerán. Ya no hay necesidad de demostrar el fraude: Evo dejó el gobierno y el país hace más de cien días.

Esa crisis de legitimidad es producto de la instalación de un gobierno facilitado por los aparatos militar y policial con el respaldo de una multipartidaria golpista y  la embajada de los Estados Unidos, instituciones armadas que han vuelto a cobrar protagonismo con la declaratoria de cuarentena, días después nombrada como Emergencia Sanitaria,  que debería servir para evitar la propagación masiva del corona virus en todo el territorio nacional, contexto en el que el discurso oficial ha estado centrado en las advertencias amenazantes de emprender acciones penales contra todo el que ose romper el confinamiento que serviría para evitar calamidades de grandes proporciones como las que se soportan en Italia, España, Francia y Estados Unidos.

Al privilegiar el orden y el ultimatum como principales contenidos del encaramiento de la crisis, el gobierno transitorio con presidenta-candidata para las próximas elecciones con fecha ahora pospuesta e indeterminada (debían realizarse el 3 de mayo), se había logrado hasta el domingo 29 de marzo desplegar una cortina lo necesariamente gruesa para que la ciudadanía no lograra visualizar que en el país, el discurso preventivo y sanitario resultaría insuficiente dada la precariedad del sistema de salud pública como bien lo ha reconocido el Alcalde de La Paz, Luis Revilla, socio político de Añez, para las próximas presidenciales.

Tuvo que llegar la desgracia y la negligencia a la familia del ejecutivo de una telefónica con sede en La Paz, para que finalmente saltaran las alarmas. En efecto, el ciudadano Richard Sandoval, gerente de la empresa AXS había retornado de Nueva York y empezó a sentir que su organismo avisaba sobre la necesidad de acudir a un centro de salud. Lo atendieron en una clínica privada y lo derivaron a un centro municipal situado en una zona periférica, teóricamente señalado para atender el corona virus, en el que lo recibieron con las manos vacías, luego de llegar en una ambulancia sin camilla: No había ni equipamiento, ni médico intensivista que pudiera atenderlo. Ingresado en fase crítica, Sandoval fue reenviado a otro hospital, situado éste en la ciudad de El Alto, al que llegó sin signos vitales, fallecido por una neumonía.

En dos días, Bolivia ya contabiliza siete personas muertas, y más de cien casos detectados y confirmados, de los cuales, más del 50 por ciento se encuentran en el departamento de Santa Cruz, en el que ha cundido el desorden y la desobediencia a las disposiciones gubernamentales que insisten a diario con que se acate la cuarentena sin que pudieran mediar argumentos o atenuantes.  El Secretario de Salud de la Gobernación de ese departamento, Oscar Urenda, ha insistido de que “debemos estar preparados y asustados”, debido a que se viene una crisis en la que toda la infraestructura hospitalaria y de personal, serán insuficientes en el momento en que se ingrese en la llamada “transmisión comunitaria sostenida” de la propagación del virus.

El coronavirus afectará severamente la economía popular, considerando su carácter predominantemente informal y las consecuencias se advertirán de manera nítida con posterioridad a la superación de la pandemia que amenaza con tener al país prácticamente paralizado por los próximos tres meses con la única certidumbre de que el partido de Evo Morales, el Movimiento al Socialismo (MAS) ganará nuevamente las elecciones, por ahora duplicando en las preferencias a sus inmediatos perseguidores, la presidenta Añez y Carlos Mesa, 32 contra 18 y 17 por ciento, restando saber si lo logrará en primera vuelta o se deberá acudir a una segunda .

De haberse posicionado como primera economía en crecimiento de la región durante por lo menos tres años consecutivos, Bolivia ha retrocedido a tiempos en que se caracterizaba por su inestabilidad política y económica, ahora agravada por el azote planetario de una pandemia que ha interrumpido la normalidad cotidiana y que obliga a repensar los códigos de convivencia fuertemente deteriorados, dicho sea de paso, al haberse prohibido el regreso de ciudadanos bolivianos a través de la frontera con Chile debido a la vigencia de un decreto que obliga a que nadie ingrese o salga del país, aunque hace unos días se hayan autorizado vuelos para repatriar ciudadanos norteamericanos y europeos a sus países, lo que le está significando al gobierno de Añez una condena generalizada, incluso a cargo personalidades públicas que en su momento propiciaron su  llegada al poder.

(*) Periodista boliviano.


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