Desde Bolivia, hasta OEA del centro – Por Nacho Levy, La Garganta Poderosa, especial para NODAL

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Desde Bolivia, hasta OEA del centro

Por Nacho Levy, La Garganta Poderosa, especial para NODAL

Tranquilos, tranquilos que ahora nos pusimos en modo súper moderado para evaluar parsimoniosamente un Golpe de Estado, sin ideologías, ni absurdas utopías, ni recortes parciales, ni esa subjetividad típica de los mortales. Nada de todo eso, muerte a cualquier exceso y que viva la neutralidad, que para eso tenemos dos ojos, ¡balanceando la realidad! Sigilosamente, inhalando y exhalando el medioambiente dictatorial, vamos enfocando la visual en los errores de ambos lados, porque los pobres lectores de las redes que vendrían a ser ustedes son tan pero tan manipulables por unos y por otros, que sólo verían dos bandos, si no fuera por nosotros, los guardianes de la gente y los buenos modales.

Los totalmente normales.

Como aquí no hacemos lecturas binarias, no estamos con las dictaduras, ni con las bibliotecarias, porque también cometen errores. Y matar no está bien, pero tampoco perder señaladores. Ni fachos, ni Hombres Nuevos, ni Camachos, ni Evos, los detractores de cualquier militancia siempre tomamos distancia y reivindicamos esa alternancia, de frente a los atropellos que no naturalizamos jamás: el indio ya tuvo su turno y ahora que vuelvan ellos, 500 años más. Ya renunció a su investidura, pero no alcanza. Y ya renunció a su candidatura, pero todavía tiene panza. Pues aquí no podrá distraernos el amor, ni el proceso alfabetizador de la dignidad boliviana, ni el primer reconocimiento formal a la plurinacionalidad latinoamericana, ni La Paz libre de represión, ni nuestra cosmovisión en disputa, ni los 25.000 kilómetros de ruta, ni la estabilidad monetaria, ni la desigualdad originaria, ni sus errores más deslumbrantes, ni sus aciertos espeluznantes, ni la creación de nuevos laburos, ni la recuperación de los hidrocarburos, ni el máximo escalafón de los alteños, ni la redistribución de los sueños, ni el teleférico de la integración, ni el mayor desarrollo económico de la región, ¡porque olió muy feo ese conteo que se suspendió en las votaciones y porque ganó, pero pifió al presentarse otra vez para las elecciones! Ahora, no por ser indígenas vamos a privarlos de nuestras lecciones.

Como aquí no hacemos lecturas binarias, respetamos todas sus culturas, pero también las contraculturas arias, porque así achicamos la brecha. Y los Nobles ya estamos grandes para seguir culpando a la derecha. No vamos a negar que derramaron sangre sobre los mares de litio, ni que volvieron a poner una biblia en su demónico sitio, ni que derrocaron a un presidente, ni que lo están proscribiendo muy elegantemente, que siguen gobernando quienes nadie jamás ha elegido, ni que Alvaro también está prohibido, ni que hubo 1511 personas detenidas por una jauría de odio racial, ni que auspician todavía la cacería paraestatal, ni que hirieron gravemente a 870 manifestantes, ni que asesinaron a 33 atorrantes, ni que bloquearon la Defensoría, ni que denuncian tratos crueles en todas las comisarías, ni que forzaron un consenso a punta de miedo, ni que eligen los gobernantes a dedo, ni que sangran por los privilegios perdidos, ni que siguen sin liberar a los detenidos, ni que volvieron a volver de nuevo, ni que jamás levantaron la pala, ni que primero fueron por Evo y después por la wiphala, ni que acallaron a los periodistas, ni que compraron a todos los oportunistas, ni que la Pacha sigue siendo atea, ni que la facha será siempre la OEA, ni que instalaron el concepto de las «hordas masistas», ¡para resguardar a la sociedad! Ahora, no por ser fascistas, vamos a negarles una oportunidad.

Guarda con el cinismo, sí, pero guarda también con el periodismo, porque no somos mudos, ni escudos, ni taradas, ni perejiles, ni miradas infantiles. Cuidado con el binarismo, sí, ¡pero más cuidado con el trinarismo! Porque claro que no existen solamente masistas y racistas, en este reino del revés, donde nunca hay dos sin tres. ¡Pero alguien tiene que cerrar las inscripciones! Pues no hay 3, sin 40 millones. Y mal que les pese a los que nunca nada les parece, no sólo existen dos polos enfrentados y un árbitro que los cuestiona por igual para salir bien parado. Por suerte coexisten infinitos matices, en Bolivia y en todos los demás países, que no son fundamentalistas, ni detractores, ni centralistas con todos sus honores, porque los procesos populares saben guardar lugares para la crítica necesaria, pero quizá no sea una idea extraordinaria contarnos las costillas, mientras levantan cuerpos en carretillas. No somos «últramoralistas». Y mucho menos Camachistas, ni un poco. Pero no estamos en el medio tampoco, aunque su juego pierda la gracia, porque nunca dan lo mismo de nuestro lado, la democracia y el terrorismo de Estado. Y como justamente no es tiempo de fragmentar, ni de chicanear, hoy preferimos buscar puntos de encuentro, como por ejemplo considerar las «CoreaS del centro». Pues así discutiremos un día «qué tan al centro» está la empatía y de ser «justito justito justito, en ese puntito central», entonces sabremos a qué llaman «periodismo neutral». Y ya sin más, hablaremos con Dios y el Diablo, para que ninguno se porte mal, porque acá los castigaremos una y mil veces, como a esos irracionales que deciden seguirlos tan impúdicamente…

Cuando necesitemos jueces morales,
vamos a elegirlos democráticamente.


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