Argentina | Más que elecciones primarias, una gran encuesta nacional – Por Juan Guahán

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Por Juan Guahán(*)

A solo una semana de las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO), que fueron creadas en el 2009 para definir dos cuestiones vinculadas a quienes podrán participar en las elecciones generales de octubre. Estos serán quienes superen el piso del 1,5% de los votos y las candidaturas de cada fuerza que ganen estas primarias.

En realidad, esta elección, más allá de lo que dice la ley, es solo una gran encuesta nacional. Ésa es su verdadera importancia.

Dado que todos los partidos ya han definido sus candidatos presidenciales antes de estas primarias, ellas pierden interés desde ese punto de vista. De todos modos adquieren otra importancia, la disputa por algunas candidaturas menores y porque -en medio de esta avalancha de interesadas encuestas- van a dar una idea más precisa acerca de la fuerza de cada contrincante. Aunque esto salga medio caro…

Veamos, entonces, algunos detalles sobre las perspectivas generales de las principales fuerzas, la situación en los distritos más importantes y una llamativa disputa por el voto más crítico que suele denominarse como “voto antisistema” y las “ventajas” y “riesgos” que tiene la candidatura de Cristina Fernández de Kirchner.

Las perspectivas generales

En medio de una profunda grieta de tipo cultural, incrementada por un estudiado y promovido enfrentamiento mediático, con las dos fuerzas principales –de las 10 que se presentan- corridas hacia el “centro” de lo político-ideológico, todo parece indicar que la dupla de “los Fernández” le lleva una significativa ventaja al oficialismo macrista.

Quedan muy lejos el “tercer camino” representado por Lavagna/Urtubey y un cuarto lugar disputado entre el Frente de Izquierda y de los Trabajadores –FIT- que encabeza Nicolás del Caño y  el Frente Despertar de José Luis Espert, con alguna ventaja parea el FIT.

Bastante más distantes quedan las cinco fuerzas restantes (MAS con Manuela Castañeira; NOS encabezado por Juan José Gómez Centurión; Autonomistas con José Antonio Romero Feris; Frente Patriota con Alejandro Carlos Biondini y la Acción Vecinal con Raúl Humberto Albarracín), que es probable que ni siquiera lleguen al 1,5% de los votos, necesarios para seguir en carrera.

La lógica de estas elecciones es la imposibilidad de una victoria oficialista con la actual situación socioeconómica. El oficialismo confía y tiene a su favor el manejo de la propaganda hiper segmentada con la que vienen trabajando desde hace varios años, lo que les permite concentrar la propaganda –por las redes sociales- en determinados sectores según sus gustos y preferencias.

 Demás está decir que ninguna de estas perspectivas incluye la posibilidad de los fraudes que se están denunciando, que son un capítulo aparte y escapan a estas presunciones.

Para el oficialismo una derrota por 5/6 puntos es recuperable en las elecciones presidenciales de octubre. Más allá de esa diferencia estiman que, bajo estas condiciones económicas y sociopolíticas, el futuro quedaría demasiado definido a favor de “los Fernández” (Alberto y Cristina).

En las PASO del 2015, el kirchnerista Frente para la Victoria (FpV) obtuvo el 38,67% de los votos contra el 28,57% de Cambiemos. En aquella primera vuelta nuevamente triunfó el FpV con el 37,08% contra el 34,15% del macrismo. En la decisoria segunda vuelta (balotage) se invirtieron los resultados ganando el macrismo con el 51,44% frente al 48,66% del FpV.

Los grandes distritos

En los cinco distritos más importantes, donde votan dos terceras partes del total del padrón (Buenos Aires 37,01%, Córdoba 8,68%, Santa Fe 8,36%, Capital Federal 7,95% y Mendoza 4,25%), los resultados presidenciales de las PASO del 2015 indican que Capital Federal y Mendoza quedaron en manos del macrismo; Buenos Aires y Santa Fe se inclinaron por el Frente para la Victoria y la provincia de Córdoba fue ganada por Juan Manuel de la Sota, que era aliado del peronista “centrista” Sergio Massa.

Para estas elecciones el macrismo espera repetir los resultados de Capital Federal y Mendoza; el peronismo-kirchnerismo cree que hará lo propio respecto de Buenos Aires y Santa Fe. En Córdoba el macrismo confía en un triunfo, aunque muy lejos de la abrumadora ventaja que tuvo en la segunda vuelta del 2015 y que le permitiera a Mauricio Macri llegar a la Casa Rosada.

El voto crítico o antisistema

Entre los sectores juveniles que votan, los más críticos se reparten en tres tendencias predominantes. El apoyo a Cristina, el voto al FIT y la inclinación por Espert. En el caso de Cristina son el legado emotivo, después de la muerte de Néstor Kirchner, de su acción de gobierno. Entre los seguidores del FIT implica la crítica sistemática de esta fuerza al capitalismo imperante. En lo referente a Espert representa un fenómeno más reciente y digno de comentar. El posible voto de este grupo se da sobre todo en los grandes centros urbanos. En ese territorio ha crecido una tendencia muy liberal, cuestionadora del sistema, pero por derecha.

Espert recoge una parte de ese espacio, en el que compite con Javier Milei un atípico economista, muy mediático y niño mimado de diferentes programas televisivos, que también está haciendo una especie de funciones teatrales a salas llenas, proclamando su “anarquismo-capitalista” que reclama la absoluta libertad económica.

Espert y Milei no pudieron acordar una respuesta política común pero siguen llamando la atención de un sector minoritario pero creciente de la sociedad, que busca alternativa ante los fracasos y las “careteadas” de los políticos tradicionales.

La ausencia de alternativas que traigan cambios reales y sostenidos, junto a la proliferación de estas tendencias debe alertar ante los riesgos de futuros trumps o bolsonaros rioplatenses.

El significado, en la economía, del retorno de cristina

Para el prestigioso diario Washington Post el retorno de Cristina, a pesar de la denuncias por corrupción, resulta “impensado”. Según ese medio, dicho regreso ha sido facilitado por las consecuencias de las reformas económicas impulsadas por el gobierno de Macri y sus “efectos aplastantes, sobre todo para los más pobres”.

Más allá de esta opinión hay divergencias en los centros de poder económico sobre un futuro gobierno en el cual Cristina tendría una indudable gravitación. La inmensa mayoría de los voceros de esos sectores lo ve con preocupación. Sin embargo un conocido economista argentino, Guillermo Calvo, tiene una opinión distinta.

Calvo, profesor de la Universidad de Columbia, ya tuvo singulares aciertos en su análisis de la realidad de la económica, como lo fue la advertencia sobre la crisis del tequila en 1998 y los efectos de la misma.

Este economista sostiene que el próximo gobierno deberá hacer una política de ajuste, bajo el nombre que se le quiera poner. Sostiene que -bajo esas condiciones- Cristina, formaría parte de un gobierno más creíble que podrá imputarle una fuerte responsabilidad de tal situación al gobierno precedente y que además contará con mayores apoyos políticos, sociales y empresariales para llevarla adelante.

Eso le permitiría, por ejemplo, ir bajando las destructoras tasas de interés de las “leliq” (Letra de Liquidez del Banco Central), tema en el que coincidiría con Roberto Lavagna, destinando esos recursos a otros fines sociales o productivos. Calvo concluye su comentario afirmando que Cristina es lo mejor que le puede pasar al país (…) porque va a aplicar el ajuste con apoyo popular, culpando al gobernante previo” y cierra afirmando que “Macri está muy quemado” para realizar el ajuste necesario.

Los “ni-ni” y dos botoncitos de muestra

La última semana hubo dos manifestaciones que se pueden vincular con los “ni-ni” (ni trabajan, ni estudian) que merecen ser consideradas. Una está referida a los miles que se anotaron en el programa Servicio Cívico Voluntario en Valores del Ministerio de Seguridad y la otra, es una convocatoria para llenar 50 vacantes del Servicio Penitenciario en la cárcel de Olmos, Provincia de Buenos Aires.

La denominación “ni-ni” apareció, hace un par de décadas, en el Reino Unido. El paso del tiempo, junto al crecimiento y la consolidación del fenómeno, hizo que cada vez más su existencia esté vinculada a la crisis de  nuestras economías y la ausencia de efectivas respuestas sociales y estatales.

En Argentina, cerca de un millón y medio de jóvenes (entre 14 y 24 años), más del 20% de esa franja etaria, suele transitar por esa situación. La falta de trabajo, de futuro, de un lugar en el mundo, presiona a esos jóvenes hacia la perspectiva de ser un engranaje más -en el nivel más bajo, visible y extendido- del nefasto juego del narcotráfico.

El Estado y los dueños del poder tienen responsabilidades y complicidades en esa situación, por acción u omisión. El Estado no sabe o no quiere hacer nada. El tema aparece –en términos generales- como un “problema de seguridad”. La respuesta estatal es un “genocidio por goteo” que está reflejado en el “gatillo fácil” de ,la represión y otras variables del mismo.

Ahora, sin salirse de ese libreto, propone respuestas que prueban lo dicho.

En la cárcel de Olmos había 50 vacantes para el Servicio Penitenciario, pero la madrugada del lunes amaneció una cola de un kilómetro y medio, más de cinco mil personas (mayoritariamente mujeres). Al rato cancelaron todo porque los números habían rebasado las capacidades logísticas y el impacto propagandístico pasaba a ser negativo.

Pero también hubo otro hecho. Durante los primeros días de abierto el Registro para la inscripción en una prueba del Servicio Cívico Voluntario en Valores, que será ejecutado por la Gendarmería Nacional, también hubo miles de inscriptos.

Da la impresión que, para el gobierno, la principal fuente de empleo y de capacitación pasa por los sistemas carcelarios y de seguridad. Unos presos y los otros sus guardianes. Unos represores y los otros preparándose para serlo. Esa es la matriz de este modelo.

Esta respuesta estatal a los centenares de miles de los “ni-ni” que habitan por estas tierras no solo es muy limitada, sino que también aparece como demasiado cínica. Pareciera que solo el temor a las rebeldías del pueblo es capaz de preocupar a la desidia del actual gobierno.

(*)Analista político y dirigente social argentino, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

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