El estado actual del cannabis en México – Por Erick Ponce, especial para NODAL

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Por Erick Ponce*

La comunidad médica y científica, la sociedad civil y las empresas privadas, los gobiernos y los organismos internacionales, han encontrado un punto de partida en común en estos últimos años: el cannabis, aquella planta milenaria que debe dejar de ser un mito o un tabú. Esta planta, con sus aplicaciones médicas, terapéuticas e industriales, ha regresado del olvido y está lista para luchar ante su prohibición.

Es muy emocionante cada vez que un municipio, estado o todo un país se suma a la lista a favor de la legalización de esta planta, pero resta contestar la siguiente pregunta: si se ha demostrado que el cannabis tiene una lista creciente de beneficios para la salud, una muy atractiva derrama económica y un sin fin de aplicaciones comerciales, ¿por qué la mayoría de los países aún no se han movido con la suficiente rapidez para ser pioneros?

Existe una variedad de razones para esto y en este artículo abordaremos unas de las principales.

Primeramente, tenemos que tener en cuenta que, debido a la prohibición, es muy poco el conocimiento técnico, científico, legal, económico y social que implica la implementación de una regulación robusta en cuanto a su siembra, compra, venta y tipos de usos. Esto puede llegar a ser un proceso largo y complicado, con muchos factores que tomar en cuenta, desde temas socioculturales hasta implicaciones que se encuentran en el núcleo de la política de muchos países.

Por supuesto que la ciencia marcará la pauta y dotará a los tomadores de decisiones con las herramientas más claras y precisas para legislar con base a hipótesis comprobadas bajo un total y profundo control en cuanto las implicaciones sociales que este cambio progresivo arrojará; o, al menos, es lo que a muchos de nosotros luchamos para que así suceda.

La realidad de las cosas es que el cannabis ha tenido un acercamiento muy lento a las mayores instituciones educativas a nivel mundial. Por este motivo la investigación científica alrededor del cannabis no se ha desarrollado lo suficiente como para poder arrojar estudios conclusivos que puedan comprobar de una manera muy factual sus beneficios. Aún quedan muchos espacios en blanco en cuanto a los efectos benéficos o nocivos de esta planta, y hoy en día se necesita más que pura evidencia anecdótica. Es difícil formar una opinión sobre un tema que aún no ha llegado a ser entendido y estudiado. Otro factor importante de considerar en cuanto a la lentitud con la que algunos estados se han pronunciado al respecto es el estigma social con el cual la planta de cannabis ha sido asociado por muchas décadas, y el arquetipo de este estigma social son los drogadictos, incomprendidos, hippies o -peor- considerados degenerados.

Es necesario romper estigmas, deconstruir preconcepciones fabricadas por el paso de los años derivadas de un seguimiento ciego a las campañas gubernamentales que alertan a la población acerca del “peligrosísimo mundo de las drogas” y sus famosas “luchas contra el narcotráfico”. Pero no todas las drogas son creadas iguales, y sabemos que la diferencia entre un vaso de cerveza, un cocktel de tequila y un cigarrillo de marihuana radica principalmente en un documento que ha sido integrado a un texto de ley. La educación e información verificada es clave para este proceso.

En México nos encontramos en un punto de inflexión. Todo parece indicar que en el siguiente periodo legislativo, a iniciar en septiembre del presente año, el pueblo mexicano podrá esperar ver el nacimiento de una industria que tiene el potencial de cambiar el destino del país.

En 2017 México se sumó a la lista de países que ha apostado por la evidencia científica y médica al modificar su Ley General de Salud, e incluir al cannabis y sus derivados como fuente de productos que aportan beneficios a la salud. En 2019, México podría convertirse en el tercer país a nivel mundial que legalice de forma completa la planta, su cultivo y producción para usos médicos, sociales y de bienestar para la persona después de Canadá y Uruguay.

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Derivado de su posición geográfica y clima México tiene el potencial de convertirse en uno de los principales productores y manufactureros de la industria a nivel global, potencialmente supliendo el mercado internacional. Por eso que creemos que un verdadero esfuerzo educativo hará que la población en general acepte y acoja este cambio como algo verdaderamente positivo, que impactará a cada estrato social.

Gracias a los esfuerzos de las agrupaciones civiles, asociaciones médicas y académicas, y grupos multidisciplinarios, tales como el Instituto del Cannabis (ICAN)- hemos aprendido mucho sobre la planta, hemos visto implementaciones exitosas (y otras no tan exitosas) en distintos estados y países a lo largo del planeta.

Una realidad inquebrantable es que a medida que el tiempo pasa nuevos estudios científicos demuestran potencialidades poderosas de esta industria y de la misma manera seguimos escuchando historias increíbles de personas que han mejorado su calidad de vida derivado de esta maravillosa planta.

Se trata de una lucha para crear un cambio de paradigma social a través del conocimiento y la educación.

(*) Director de ICAN, www.ican.mx, erick@ican.mx, – Twitter: @eponc3


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