Guido Manini Ríos, exjefe del Ejército uruguayo: «Me comparan con Bolsonaro y Chávez porque soy una opción nueva que molesta a la izquierda y la derecha»

691

El ex Comandante en Jefe del Ejército, Guido Manini Ríos, está confiado en que será electo como el próximo presidente uruguayo, en los comicios que se celebran este año.

A los 60 años, Manini Ríos fue cesado de su cargo por el presidente Tabaré Vázquez tras una serie de declaraciones públicas sobre temas tales como la reforma al sistema de pensiones de los militares y los juicios a integrantes de las fuerzas armadas por su accionar en la dictadura. Este militar que participó en misiones de Naciones Unidas en Irán, Irak y Mozambique asumió en febrero de 2015 el máximo cargo dentro del Ejército y terminó su carrera en marzo de este año. Un mes después se largaba a la arena política con un nuevo partido: «Cabildo Abierto«, el cual ha venido creciendo en pocos meses según diferentes encuestas.

En una entrevista con Infobae, Manini Ríos habló sobre los juicios a los militares en Argentina y Uruguay, su planes de gobierno, la inmigración, la comparaciones que le hacen con Bolsonaro y con Chávez, y su visión sobre la crisis de Venezuela. Sobre Argentina dice que «debe salir de su crisis con opciones nuevas (en política) que le den esperanza a la gente» y dice que en Uruguay la población cada vez cree menos en la democracia y su nuevo partido político «da esperanzas a la gente».

-¿Por qué cree que fue destituido por el presidente Vázquez?

-Fue sin duda un desencuentro con el Poder Ejecutivo. Yo había tenido algunas diferencias en el pasado por haber planteado con firmeza mi desacuerdo con un proyecto de ley (NdR: Reforma de las jubilaciones militares) que afectaba negativamente al personal de la institución que comandaba y fui sancionado en un hecho bastante inédito en nuestro país o sea una sanción a un Comandante en Jefe. Desde ahí la situación quedó tirante. Después por un documento que elevo donde hago apreciaciones sobre nuestra justicia y la ecuanimidad, cuando se trataba de juzgar a militares en casos de violaciones de los derechos humanos pero sin las garantías necesarias, termina siendo el detonante final que generó mi cese en el cargo como Comandante en Jefe. A partir de ahí quedé con la «pista habilitada» para incursionar en la política y fue lo que finalmente decidí hacer.

– Como evalúa que le va en la campaña política, teniendo en cuenta que algunas encuestas lo dan con el 5% de las preferencias electorales.

– Creo que esas encuestas se quedan muy cortas porque esos números son de cuando aún no estábamos «en la cancha». Aún no habíamos comenzado a desarrollar nuestra campaña política. Estimamos que estamos mucho más arriba de ese 5%. Pero más allá de eso, lo que es claro es que hay un gran entusiasmo en la gente, porque aparecemos como una nueva opción en el escenario político, con un perfil diferente al político tradicional.

– ¿A qué se debe?

-Acá en Uruguay, según encuestas como Latinbarómetro y otras más, la institución en la que menos confianza tiene la población son los partidos políticos, porque la gente no cree en ellos. Y lamentablemente se empieza a ver una baja en la aprobación a la democracia, como sistema. Las encuestas dan que Uruguay está en su momento más bajo en apoyo a la democracia como tal. Si bien los guarismos son altos comprados con otros países de la región, son bajos comprados con lo que eran antes en Uruguay. Entonces la aparición de una fuerza diferente como es «Cabildo Abierto» le da a la gente una nueva opción diferente y le da esperanzas en que se encuentren de una vez por todas las soluciones a sus grandes problemas.

– ¿Y que tiene de diferente su candidatura y su partido, a las opciones que ya estaban sobre la mesa?

-La gente percibe que no venimos a prometer soluciones para no cumplirlas. Lo nuestro es más que nada un compromiso para llegar a los objetivos que son empezar a recuperar el país, en varios ámbitos donde se ha ido retrocediendo en estos últimos años.

-¿Cuál sería su prioridad si llegara a la presidencia?

-En Uruguay hay que atender dos o tres aspectos en forma urgente. En primer lugar hay que encontrar los mecanismos para darle trabajo a todos los uruguayos. Ese es uno de los grandes problemas del país: la falta de trabajo digno. Todos los días cierran fábricas, y empresas. Muchas veces por falta de apoyo estatal o el excesivo peso del Estado en el sector privado, sectores pujantes que siempre movieron la economía del país como el lechero , citrícola o arrocero cada vez se van achicando más. En un país con tres y poco millones habitantes el objetivo de darle trabajo a todos no debe ser tan difícil. Y esto está enrabado con solucionar el tema de la inseguridad que cada vez aumenta más. Nosotros pensamos que con mano firme, aplicando la constitución y la ley, creemos que se puede solucionar en poco tiempo este tema.

– ¿En que consiste su plan para bajar los índices de inseguridad?

-El Ministerio del Interior ha fracasado en sus objetivos. Tiene más recursos humanos y materiales que nunca en su historia y no ha cumplido con los objetivos trazados. El delito no para de crecer en Uruguay. Vamos a proponer desde el gobierno una ley de urgente consideración, o sea que le da un tiempo acotado al parlamento para su aprobación, para tener las herramientas necesarias para poder combatir el delito desde el primer día de gobierno. Esa ley va a tratar el tema de la policía, que tiene que tener el respaldo necesario para ejercer su poder y hacerse respetar. También hay un tema que afecta a la Justicia porque con la aplicación del nuevo Código Penal, los fiscales no dan abasto con todo lo que debe atender y esto hace que muchos delitos queden sin castigo. Algunos delitos como el narcotráfico deberán ser castigados con mucha más severidad y las cárceles deben ser un centro de rehabilitación. Vamos a hacer que todos los presos trabajen, para que adquieran hábitos de trabajo y cuando salgan a reintegrarse a la sociedad estén más rehabilitados. El sistema carcelario lo vamos a cambiar totalmente y crearemos una cárcel de máxima seguridad, para recluir a los pesos pesados del delito, entre ellos a los narcotraficantes, con las condiciones de aislamiento y de seguridad que deben de tener. Todo esto debe ser implementado desde el primer día de gobierno y en pocos meses se va a percibir un aire diferente que restablezca la convivencia pacífica.

– Algunos sectores de la opinión pública están preocupados por la llegada masiva de inmigrantes de Venezuela, Cuba y República Dominicana. Varias empresas en sectores como servicios los están prefiriendo a la hora de contratar. ¿Como ve este fenómeno que es nuevo para un país como Uruguay?

– Siempre decimos que un país como Uruguay debe tener los brazos abiertos a emigrantes de otros países, y más aún de esos países que viven verdaderas tragedias. Somos abiertos a recibirlos porque los uruguayos somos descendientes de inmigrantes… lo que sí estamos convencidos es que tiene que haber trabajo para todos y no puede relegarse a un segundo plano a los uruguayos.

– Si no llega a ser presidente y le ofrecieran un cargo en un posible gobierno de coalición, ¿lo aceptaría? 

-Si desde uno de esos cargos puedo dar mi aporte, llevar adelante las ideas que tengo o parte de ellas, si aceptaría. Ahora, si voy a estar condicionado a otras decisiones y lo mío va a ser figurativo, no estaría dispuesto a acceder a un ministerio. Pero esperamos no ser nosotros los que aceptemos un ministerio sino los que ofrezcamos a las personas más idóneas.

La comparación con Bolsonaro

– A usted se lo ha comprado con el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, que igualmente fue militar y lanzó su candidatura de una manera casi inesperada. ¿Que opina del presidente brasileño y en qué se
identifica con él?

-En esas comparaciones siempre hay intencionalidades. Con Bolsanoro lo único que tengo en común es que fui militar como él y también paracaidista como él. Pero las ideas que tanto él como yo hemos hecho públicas no son iguales. Hay diferencias porque, entre otras razones, Brasil es totalmente diferente a Uruguay, donde existen influencias y fuerzas distintas. Lo que se busca comparándome con el presidente de Brasil es poner una etiqueta para que después todo lo que uno haga se mire con esa etiqueta y no se analicen las propuestas. «Cabildo Abierto» como opción nueva que es molesta tanto a la derecha como a la izquierda de este país. Por ejemplo desde la derecha hay quienes me comparan con Chávez y desde la izquierda con Bolsonaro.

– Y cómo observa hasta el momento el accionar del presidente Bolsonaro.

– Es demasiado pronto para juzgar si está haciendo las cosas bien o mal. Sé que tiene serios problemas porque la realidad brasilera es muy compleja, aparte no tiene los apoyos necesarios a nivel parlamentario. Y esta situación, de no tener mayorías parlamentarias también se puede repetir en Uruguay, por lo cual el presidente tiene que ser capaz de construir mayorías parlamentarias basándonos en grandes acuerdos nacionales.

– La situación en Venezuela está cada vez más compleja, en un marco donde las potencias del mundo se han involucrado. ¿Cual es su opinión de lo que pasa en ese país?

-En primer lugar, el gobierno de Venezuela no es democrático. Hay que presionar de todas las formas posibles para que Venezuela llame a elecciones libres, con el aval de la comunidad internacional. Si el gobierno de Maduro como dice es apoyado por la gente, que vaya a esas elecciones libres y que las gane ahí, legitimando su gobierno. Lo que no acepto ni apoyo, es una intervención militar extranjera, desde el centro de poder que sea. Uruguay siempre ha sido abandera de la defensa de la autodeterminación de los pueblos. No se puede dar un cheque en blanco a una intervención, porque después eso puede ser usado en otros países de la región con otras excusas.

– Otro país importante para Uruguay es Argentina. ¿Que opinión tiene de lo que está aconteciendo allí, teniendo en cuenta que también este año hay elecciones nacionales?

-Argentina está en una gran crisis económica que se viene arrastrando desde el pasado. Las elecciones de este año en ese país son decisivas para el futuro, no solo de Argentina sino también de la región. Y Argentina debe salir de su crisis con opciones nuevas que le den esperanza a la gente, porque también ahí hay desesperanza. Para Uruguay es muy importante que Argentina encuentre el camino de la recuperación.

– En Argentina se llevó adelante un largo proceso de juicios a los militares de la dictadura ¿Cómo lo compara con lo ocurrido en Uruguay?

-Yo creo que no es bueno que se ponga todo en una misma bolsa. Fueron situaciones muy diferentes, procesos muy diferentes. Lo que pasó en Argentina y lo que pasó en Uruguay. Acá en Uruguay todo se hizo «a la uruguaya». Los guerrilleros estuvieron presos, cumplieron su condena, salieron, con el tiempo llegaron a ser presidentes, ministros, legisladores. Fue un proceso totalmente diferente al que se vivió en Argentina. No voy a juzgar lo que hizo Argentina con quienes participaron de ese enfrentamiento en los años 70. Creo que no corresponde que se ponga todo lo que ocurrió en la región en la misma bolsa. No fue lo mismo lo que pasó en Uruguay, que lo que pasó en Chile, Argentina, Paraguay o Brasil.

Infobae


VOLVER

Más notas sobre el tema