La nota que no debió estar allí – Por Luciana Peker

977

MEDIOS | Una adolescente de 14 años fue violada en un camping de Miramar. El subcomisario fue relevado de su cargo, con sospechas de vínculos con los agresores, acusado de actuar lento y de obstaculizar las pericias y la recolección de pruebas. Hay cinco varones detenidos acusados de abuso sexual. Pero el diario Clarín culpabilizó a la víctima y a su mamá. La maldita policía bonaerense y la violencia mediática, en la mira de la demonización de las jóvenes.

No culpes a la noche. No culpes a la playa. No culpes a la carpa. No culpes al alcohol. No culpes a la nena. No culpes a la madre. La culpa es de la cultura de la violación. “Botellas de fernet y alcohol por todos lados. Una carpa del horror. Descontrol. Una chica de 14 años que no debió estar allí, sino con sus padres y su hermano festejando el Año Nuevo, en otra carpa. Todo terminó mal, con cinco hombres acusados por violación, detenidos por la Policía”, publicó la noticia sobre la violación de una adolescente de 14 años por parte de cinco varones, en un camping de Miramar, Clarín.

El diario, después del repudio en redes sociales por la culpabilización de la víctima, retiró la nota e intentó aclarar (sin lograrlo): “En la nota publicada este martes en Clarín titulada “Violan a una chica de 14 años en Miramar y detienen a 5 hombres” una parte del texto dio lugar a una interpretación distinta a la intención buscada y sobre la que el autor de la nota es ajeno. Allí se habla de “una chica de 14 años que no debió estar allí”. El objetivo de la frase no fue, de ninguna manera, responsabilizar a la menor del delito del que fue víctima y por el que hay cinco adultos detenidos”. En realidad, no hay mea culpa, ni giro editorial, ni propuestas superadoras (mayor lugar a sus periodistas especializadas en género, una editora especial para estos casos o capacitaciones para su redacción) y el texto de Clarín no aclara sobre el texto periodístico, ni sobre la responsabilidad en las coberturas sin perspectiva de género. Pero es la primera vez que sale a aclarar una nota, en un giro de época que -aunque muchos medios no anoten- las redes sociales y la opinión pública si anotan sobre los medios.

“Una fanática de los boliches que abandonó la secundaria”, fue el título del mismo diario, del 13 de septiembre del 2014 (a raíz del caso de Melina Romero cuando todavía estaba desaparecida y antes de ser encontrada asesinada) que se convirtió en un emblema de la demonización a las adolescentes víctimas de femicidio. En ese caso la violencia simbólica y mediática (incluida en la ley 24.685 para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres) es ejercida contra las adolescentes por quienes las dañan o matan y, también, por los medios que las culpabilizan por los hechos de los cuales son víctimas y no victimarias.

Pero en esa estigmatización de las jóvenes no solo se ataca a una, sino que se busca disciplinar, asustar, retar y restar autonomía a todas. Y cuando no alcanza con las chicas también a sus madres (por encima de sus padres) como responsables por las conductas o cualquier acto de goce, libertad, rebeldía o experimentación de sus hijas. No importa si la víctima estaba alcoholizada, si tomaba o si se drogaba, si compraba marihuana o si buscaba cocaína. No importa si usaba shorts o minifalda. No importa si era infiel o tenía muchos novios. No importa si quería tener sexo si tuvieron con ella como no quería o con quienes no quería. No importa si le gusta bailar o si tiene la tanga floja. No importa si es buena o mala. No importan sus notas escolares o si se había ido de vacaciones sin su familia o había paseado sola. No importa si viajaba sin un hombre o con amigas. No importa si era mochilera o hacía dedo. No importa si caminaba por un bosque de noche o si era virgen o había estado con muchos hombres o no estaba con quien no le gustaba. No importa si se sacaba fotos posando en las redes sociales o si usaba bikini. Lo único que importa es que el sexo es su derecho, su deseo y su decisión. Y la violación es siempre un delito. Y la culpa es de quienes lo cometen. Nunca. Nunca. Nunca. Jamás es culpa de la víctima.

La noticia es que hay cinco varones, de entre 21 y 23 años, detenidos acusados por la violación de una adolescente de 14 años, en el camping “El durazno”, sobre el kilómetro 1 de la Ruta 11, en la madrugada de año nuevo. La denuncia la realizó la familia en la Comisaría de la Mujer de General Alvarado. La fiscal es Florencia Salas, de la UFI Descentralizada de Miramar, quien pidió pericias médicas y ordenó las detenciones.

La impericia, impunidad o negligencia de las fuerzas de seguridad en Miramar está nuevamente en el ojo de la tormeta, en la ciudad balnearia donde fue abusada y asesinada Natalia Melmann por parte de policías, muy cerca de donde asesinaron a Lucía Pérez (sin investigar la conexión policial de quienes solo fueron sentenciados por tráfico de drogas y no por abuso o femicidio) y en donde también fue asesinada Laura Iglesias.

Los acusados son Lucas Pitman (21), Tomás Jaime (23), Juan Cruz Villalba (23), Emanuel Díaz (23) y Roberto Costa (21) y llegaron a Miramar desde de Mar del Plata. Los cinco fueron imputados por abuso sexual con acceso carnal agravado y están alojados en la alcaldía penitenciaria de Batán. Ya tuvieron que prestar declaración en los Tribunales de Mar del Plata.

La mamá de la adolescente encontró a su hija en la carpa con los agresores. Ella le relató que había sido violada. Y con la ayuda del padre los retuvieron hasta que llegó la policía. Pero el Subcomisario Andrés Hugo Caballero, de Miramar, fue relevado de su cargo debido a la lentitud con la que actuó el personal a su cargo en el inicio de la investigación del abuso sexual por orden de la Auditoría de Asuntos Internos de la cartera provincial. Otra vez, la maldita policía bonaerense, además de maldita es machista. A pesar del protocolo para actuar con rapidez y eficacia en las denuncias de violencia sexual la policía de Miramar fue lenta e ineficaz. Caballero no acató las ordenes de la Fiscal Florencia Salas que pidió preservar la escena de la violación, secuestrar elementos importantes para la investigación y trasladar a los detenidos para que sean sometidos a pericias médicas urgentes. Y, si no hubiera sido por la familia de la víctima, los acusados se podrían haber fugado. Además, según publicó el diario marplatense La Capital, Asuntos Internos de la Policía Bonaerense inició una investigación contra varios efectivos de la policía de Miramar por la posible vinculación con la familia de uno de los detenidos por la violación. El entramado entre el riesgo de las mujeres, la culpabilización de las adolescentes, la apelación a su falta de libertad como ejemplo de seguridad y la falta de seguridad para sus cuerpos y su autonomía, es un ejemplo que se repite y en el que la cultura de la violación tiene modus operandi. Y víctimas. Que no son culpables.

Página12


VOLVER

Más notas sobre el tema