Brasil: Tres lecciones del 2018 – Por Joaquim Ernesto Palhares

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Por Joaquim Ernesto Palhares *

El 2018 llega a su fin. Un año trágico para Brasil y para todos los que luchamos, con todas nuestras fuerzas, contra la amenaza Bolsonaro, ahora una triste, peligrosa y sintomática realidad que tendremos en frente. Realidad que enfrentaremos juntos. Por ello no podemos perder de vista tres importantes lecciones del 2018.

La primera, “Es el imperialismo, estúpido”

No se trata, obviamente, apenas de la elección de un fascista, ni de una “ola conservador más”, sino de las fuerzas del imperialismo desde siempre. Que necesita ser tratado -como destaca el profesor Elias Jabbour (LabChina – UERJ)- como una categoría de análisis y no como una palabra de orden, una consigna.

Además, lo dicho por el presidente López Obrador (México) fue acertado: “el símbolo del neoliberalismo es la corrupçión”. Cualquier lucha contra la corrupción pasa, obligatoriamente, por la lucha contra el neoliberalismo y contra la inmensa desigualdad económica, social y cultural generada por el régimen de poder económico-político por sus acciones.

Sobre ésto, el zar de la “lucha contra la corrupción en Brasil”, que recita (pero no practica) la aplicación de la ley para todos, afirmando que “no podemos tolerar o convivir con esa naturalización del pago de los sobornos”, evita comentar el más reciente descubrimiento de la Operação Furna da Onça, que involucra a la familia del recién electo presidente de la República.

No por casualidad, en este momento, México asume el papel de pilar del desarrollo latinoamericano que Brasil tuvo con Lula, al ijcio de los años 2000.

La segunda: Un asalto a los direchos y al patrimonio del pueblo brasileño

El discurso de Jair Bolsonaro de que el trabajador deberá optar entre tener derechos o tener empleo debe ser rechazado, vehementemente, bajo el riesgo de que retrocedamos a los tiempos de la esclavitud..

Brasil es el blanco. Petróleo, agua, tierras, riquezas minerales, y ese inmenso tesoro que está siendo robado. Un abundante patrimonio, cuyo dueño es el pueblo brasileño está siendo vilipendiado y negociado por los vendedores de la patria.

Por un segundo, creimos que la tragedia Temer significaría irrestricto apoyo de las masas a la izquierda. Pero no se dio. El aumento de la violencia (63,8 mil personas asesinadas en los últimos doce meses), de la pobreza (dos millones lanzados a la extrema pobreza) y la desesperación de millones de desempleados, generados en los últimos tres años, condujeron al país a una salida por la derecha.

La tercera: Naturalización del absurdo y la mediocrización de la opinión pública

El caso de Mais Médicos es un ejemplo notorio, amenazados por el discurso ideológico del futuro gobierno, profesionales esenciales y de altísima calidad salieron del país.

Podemos citar, también, la naturalización de absurdos como el cuestionamento en torno de las vacunas y del calentamiento global; la constante amenaza a la autonomía universitaria y del profesor en el aula, propuesta por la Escuela Sin partido; y toda suerte de mentiras e difamaciones que se difundieron durante las elecciones de este año.

La derecha y la extrema derecha encontraron métodos, espúrios ciertamente, de sensibilización y de convencimiento que impiden cualquier posibilidad de argumento, por más científico que sea. Además, el odio al pensamiento científico es una de las características de regímenes fascistas.

La movilización de los afectos – por el odio, principalmente- impidió que cualquier argumento racional, por más simple que fuera, alcanzara la mayoría de los electores. ¿Erramos? Ciertamente que sí, erramos, pero no se trata de eso.

Lo que precisamos, ahora, es pensar, cuestionar y descubrir cómo cada uno de nosotros –formadores de opinión, profesores y estudiantes, líderes y militantes, intelectuales y lectores-– podremos actuar dentro de este nuevo contexto.

No se trata de irnos todos para la periferia para enseñar esta o aquella cartilla, sino de comprender la periferia y sus contradicciones. Los comprometidos continúan votando a la izquierda. Lo que precisamos es dialogar con la periferia de la periferia.

hablo de millones y millones de personas que sobreviven en territorios sin saneamiento básico. Brasileños y brasileñas que, ante la carencia de Estado, encuentran consuelo apenas en las iglesias neopentecostales.

Personas que se tornaron víctimas, directa o indirectamente, de las balas y de los fusiles de la policía y del crimen organizado. Brasileños, en particular, jóvenes y negros que, a partir de enero, podrían ser exterminados, sin ninguna protección, por drones importados de Israel.

¿Cómo hablar con esas personas sobre la guerra imperialista en que nos encontramos? ¿Cómo contar con ellas, ya tan vilipendiadas en sus derechos, sobre el asalto contra Brasil? ¿Cómo hablar sobre corrupción con esas personas que, en la práctica, son las principales víctimas de la llega neoliberal?

Esas son cuestiones para todos los brasileños, independientes de banderas partidarias.

* Director de Carta Maior


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