La izquierda en las elecciones de Brasil – Por Gustavo Codas (especial para NODAL)

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Por Gustavo Codas *

Este domingo 7 de octubre se enfrentan en la elección presidencial en Brasil siete candidatos de la derecha y seis del campo progresista.

En las últimas encuestas aparece con 255 de intención de voto Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula. Seguramente será el que enfrentará al capitán Jair Bolsonaro, de la extrema derecha, quien lidera las intenciones de voto con cerca del 29%.

Haddad tiene como vice a Manuela Dávila, del Partido Comunista del Brasil (PCdoB). Compone la alianza un pequeño partido de centro-derecha, el PROS (Partido Republicado del Orden Social). Mientras Lula estaba propuesto como el candidato del PT tenía también el apoyo del partido trotskista Causa Obrera (que por años mantuvo relaciones fraternas con el Partido Obrero de la Argentina), pero no integró la alianza con Haddad.

Le sigue el candidato del partido laborista, el PDT (Democrático Trabalhista), Ciro Gomes, con aproximadamente 11%. Ciro ha tenido una larga carrera política iniciada en partidos de la derecha que se deslizó hacia el centro-izquierda desde mediados de los años 90 del siglo pasado. Tiene como candidato a vice a una representante del agronegocio, Katia Abreu. Ambos fueron aliados del PT en el gobierno de Dilma y se opusieron al golpe de Estado de 2016.

Sin estar en la disputa para la segunda vuelta, pero destacado en la opinión pública, se encuentra Guilherme Boulos, del PSOL (Partido del Socialismo y la Libertad). Este partido fue fundado por corrientes políticas que eran del PT hasta 2004, cuando sus parlamentarios fueron expulsados del partido por romper la disciplina al votar el Congreso Nacional.

Su candidato sin embargo no viene de esa trayectoria. Boulos se incorporó al PSOL hace pocos meses después que se hizo conocido como dirigente de grandes movilizaciones del Movimiento de Trabajadores Sin Techo, una organización que lucha por la vivienda y tiene fuerte presencia en San Pablo. Lo acompaña en la fórmula Sonia Guajajara, una lider indígena. Esta fórmula es apoyada por el Partido Comunista Brasileiro (PCB), heredero del antiguo PC alineado con la Unión Soviética, mientras el PCdoB tuvo vínculos con Albania.

Boulos expresa con el PSOL una actitud diferente en relación a lo que fue el perfil de ese partido en 2006, 2010 y 2014, cuando sus candidaturas fueron sobre todo antipetistas, en circunstancias que el PT gobernaba el país. Ya en la disputa de 2014, muchos de los principales dirigentes del PSOL apoyaron a Dilma en la segunda vuelta para impedir la victoria de la derecha y el PSOL se juntó a las fuerzas que resistieron al golpe del 2016. Y en la cacería que el poder judicial desató contra Lula públicamente defendieron al líder del PT.

De hecho, desde finales de 2014 hay en Brasil una perspectiva frentista que no hubo en la fase anterior, y que se expresa en dos frentes unitarios que en general trabajan articuladamente: el Frente Brasil Popular y el Frente Pueblo Sin Miedo.

Con menor expresión pública, hay otras dos candidaturas. El Partido Socialista de los Trabajadores Unificado (PSTU), que tiene raíces en el trotskismo de la llamada corriente “morenista”, postula a Vera Lucia Salgado. Y el Partido Patria Libre (PPL), heredero de lo que fue muchos años atrás el Movimiento Revolucionario 8 de Octubre (MR-8), pero actualmente muy desdibujado, propone como candidato a João Goulart Filho, el hijo del presidente depuesto por los militares en 1964.

Aunque ya no tiene un perfil de izquierda o progresista, el partido Red está integrado por militantes que tienen ese origen, sobretodo vinculado a temas ecológicos. Su candidata es Marina Silva, quien fuera importante ministra del gobierno de Lula. Si en 2010 y 2014 estuvo en la disputa para llegar a la segunda vuelta con chances y no llegó a concretarlo, hoy tiene apenas un 4 por ciento de intención de voto.

¿Qué pasará en la segunda vuelta? Surgen voces de la necesidad de formar un “frente democrático” (antifascista). No será tarea fácil. Porque una parte de lo que se supone es el “centro” ya se ha deslizado hacia Bolsonaro llevado por el antipetismo. También una parte del progresismo tratando de impulsar la candidatura de Ciro Gomez hizo campaña de desgaste del PT. ¿Marina Silva, que el 2014 apoyó en la segunda vuelta a la derecha, llamará a abstenerse frente al candidato fascista?

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En 2014 en la segunda vuelta hubo un frente tácito que apoyó a Dilma y venció a la derecha por estrecho margen, por eso hay hay que ver cómo se moverá el PSOL. Boulos tendría condiciones de sumarse al “frente democrático”, pero en sus filas hay mucha desconfianza de que sea apenas una justificación para que un gobierno del PT vuelva a “flirtear” con políticas neoliberales.

El escenario ahora es caótico. El liderazgo de la extrema derecha es el resultado directo del golpe parlamentario de 2016, y un amplio arco de alianzas del centro a la derecha –incluso algunos sectores que se consideran democráticos en la derecha- no ve por qué no completar la tarea que se propuso en su momento: acabar con los gobiernos del PT aunque sea con el capitán fascista.

Las encuestas realizadas antes de la primera vuelta, con simulaciones para la segunda, dan un virtual empate entre Bolsonaro y Haddad. Serán veinte días electrizantes hasta el domingo 28 de octubre.

* Economista y periodista paraguayo residente en Brasil


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