Reclamo a la mirada del mundo sobre nuestra crisis colonial – Claridad, Puerto Rico

655

Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Uno de los eventos importantes de esta semana fue la vista sobre el caso de Puerto Rico convocada por el Comité de Descolonización de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Sabemos que muchos críticos de esta actividad la tildan de inútil e irrelevante, sobre todo aquellos que en Puerto Rico se sienten más “americanos” que los propios estadounidenses. Otros se burlan de lo que llaman una “peregrinación anual” que no tiene consecuencia porque sus expectativas sobre lo que puede o no hacer dicho organismo están desenfocadas.

La ONU no puede decretar un cambio en el estatus político de Puerto Rico ni tampoco obligar a Estados Unidos, la principal potencia económica y militar del mundo, a comportarse de determinada manera. Con el comando unilateral que ha acumulado Estados Unidos desde la caída de la Unión Soviética, y con el poder de veto que tiene sobre las decisiones en la ONU, se considera a sí mismo por encima del bien y el mal con respecto al manejo de todos sus asuntos, especialmente los llamados “internos”, que incluye sus colonias o como prefieren llamarlas: territorios. Precisamente, y utilizando su poder de maniobra como imperio floreciente y el chantaje económico que muchas veces les funciona, Estados Unidos manipuló con la farsa del gobierno propio del ELA para que la ONU sacara a Puerto Rico de la lista de colonias y lo eximiera de rendir informes sobre su gestión como poder colonizador. Como resultado de esa acción, la situación colonial de Puerto Rico, meramente maquillada por el embeleco del ELA, quedó fuera del foco de atención de la comunidad internacional.

Por eso, fue tan importante que los independentistas puertorriqueños no se desanimaran y continuaran insistiendo en lograr la inserción de Puerto Rico en la agenda del Comité de Descolonización de la ONU, lo cual se logró tras un esfuerzo titánico del Movimiento Pro Independencia de Puerto Rico (MPI) y otros sectores del independentismo, con el apoyo siempre consecuente de Cuba, al que se sumaron otros países de nuestra América y el mundo.

Fue de valientes lograr eso y de valientes continuarlo porque ha representado un desafío a la “historia oficial” que se pretendió imponer a la fuerza para burlar el derecho de nuestro pueblo a su autodeterminación e independencia. En esa faena fue cómplice el entonces gobierno del ELA, bajo Luis Muñoz Marín y el Partido Popular Democrático (PPD), que a cambio recibió los recursos para poder presentarse ante el mundo como la antítesis de Cuba: una “vitrina” brillosa y falsa con la cual el imperio estadounidense pretendió encandilar al mundo entero, y lamerse las heridas de la derrota que sufrió a manos de las fuerzas armadas revolucionarias y el pueblo de Cuba en la abortada invasión de Playa Girón, organizada y financiada por la Agencia de Inteligencia de Estados Unidos (CIA),

El que anualmente el Comité de Descolonización de la ONU celebre vistas sobre el caso colonial de Puerto Rico es “una piedra en el zapato” para el imperialismo estadounidense. Por eso pretenden ignorarlo y buscan aplastarlo porque los expone como poder colonial y les quita la máscara de la hipocresía cuando pretenden intervenir con otros países, para acomodarlos a sus intereses y darles lecciones de libertad, democracia y derechos humanos.

Ahora, en el Puerto Rico post-María; en el Puerto Rico en crisis crónica donde el Congreso de Estados Unidos destrozó la “vitrina” que creó y ha dejado a la vista de todos el resultado fallido de su gestión; donde se nos ha estrujado repetidamente en la cara nuestra sujeción a los poderes plenarios del Congreso; donde se nos gobierna a través de una ley federal irónicamente llamada PROMESA, con una Junta de Control Fiscal impuesta unilateralmente por el Congreso y el Presidente de Estados Unidos, el poder acudir y reclamar al Comité de Descolonización de la ONU su intervención en Puerto Rico es una gran oportunidad. Este escenario nos permite exponer esta colonia fallida, no solo fiscal y económicamente, sino también en una crisis social aguda porque un huracán enorme nos devastó y el gobierno de la metrópolis, Estados Unidos, falló malamente en la respuesta a la emergencia y arrastra los pies en la recuperación. Nos permite mostrar cuán grande ha sido la devastación en nuestro país, cuán profunda es la pobreza, cuán enormes nuestras carencias, a pesar de ser una posesión de la nación más rica del mundo. Nos abre espacio para denunciar la degradación moral de una metrópolis insensible, y su indiferencia y contubernio con la casta de gobernantes coloniales, ineptos y corruptos, que hemos tenido que tolerar por más de un siglo.

Es una oportunidad para reclamar; para unirnos al pedido de los representantes del Movimiento Patriótico que comparecieron a esta vista para que la ONU pase de la resolución a la acción en el caso de Puerto Rico. Que, como les solicitó el compañero y abogado Eduardo Tuto Villanueva, presidente del Comité de Derechos Humanos de Puerto Rico, envíen delegados a estudiar nuestra situación colonial sobre el terreno y a respaldar, mediante su presencia física y acciones concretas, el magnífico informe que rindió en Ginebra el relator independiente de las Naciones Unidas sobre Pobreza Extrema ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, Phillip Alston, donde se consigna la pobreza rampante en nuestro país y la falta de protecciones sociales en la política pública de la Junta de Control Fiscal. Igualmente, debemos seguir insistiendo en que la Asamblea General de la ONU retome el caso de Puerto Rico y le pida cuentas al Gobierno de Estados Unidos sobre nuestra condición colonial, ahora que la falta de gobierno propio ha sido expuesta por la Ley PROMESA.

La plataforma de la ONU es nuestra ventana al mundo y utilizarla en beneficio de los mejores intereses de nuestro pueblo es nuestro deber. Mientras en Estados Unidos sigan sin reconocer que son un imperio y que Puerto Rico ha sido y es su colonia por los pasados 120 años, y ningún gobierno-Republicano o Demócrata- ningún Congreso y ningún Presidente haya dado un paso para iniciar la descolonización de nuestra nación, las fuerzas patrióticas puertorriqueñas, junto a los demás sectores que nos acompañen, seguiremos utilizando todos los espacios disponibles para denunciar nuestra condición de pueblo intervenido.

Claridad


VOLVER

Más notas sobre el tema