El Foro Económico Mundial buscará reducir la brecha tecnológica en la región
América Latina, ante el reto de superar sus históricas «brechas» con tecnología
El Foro Económico Mundial para Latinoamérica buscará en Sao Paulo fórmulas para impulsar una cuarta revolución industrial que presenta importantes desafíos en la región y al mismo tiempo soluciones para acabar con sus históricas «brechas».
«Explorar cómo la región puede desarrollar la tecnología y la innovación para su propio beneficio» será uno de los ejes de la versión latinoamericana del Foro de Davos que reunirá a más de 750 líderes mundiales de diferentes sectores entre este martes 13 y el 15 de marzo.
La cuarta revolución industrial es hoy una realidad inevitable y a la vez un cambio radical de paradigma al buscar el desarrollo económico y social por medio de la inteligencia artificial, el Internet de las Cosas (IoT) y los macrodatos.
Latinoamérica, con una población que supera los 600 millones de personas, parece decidida a no perder ese tren.
«La cuarta revolución industrial nos puede ayudar muchísimo a cerrar brechas y tenemos varias, especialmente en cuanto a la calidad y el acceso a la educación», afirma a Efe Claudia Vásquez, presidenta para Latinoamérica de CA Technologies, una de las empresas líderes en creación de software que participará en el evento.
La ejecutiva cita que en la región sólo uno de cada cinco estudiantes se gradúa de carreras con habilidades STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), una estadística que despierta un «alto nivel de preocupación» entre las instituciones.
El Foro incidirá en conectar a compañías digitales, inversores, gobiernos y universidades, y reunirá a 25 empresas emergentes de Brasil y otras 25 de otros países de Latinoamérica para avanzar en un proyecto global que pretende crear una plataforma de este tipo de compañías.
Las barreras que impiden un desarrollo amplio de la innovación no son pocas en una región cuya productividad es hoy un tercio de la de Estados Unidos y la penetración de banda ancha en su conjunto es del 59%, veinte puntos menos que en Corea, de acuerdo con la OCDE.
La complejidad del desafío aumenta, pues la cuarta revolución industrial también equivale a una disrupción sin precedentes en el mercado laboral que se traducirá en la desaparición de muchas de las profesiones que se conocen hoy.
¿Latinoamérica está preparada? Las estadísticas muestran que no. Según un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el 47% del total de la fuerza de trabajo de América Latina y el Caribe es informal y el paro juvenil alcanzó en el 2017 una media de 18%.
Golpeada por la última crisis, Latinoamérica es una de las zonas más desiguales del mundo con un 30% de su población bajo la línea de pobreza.
Esa desigualdad puede agudizarse porque la tecnología es uno de los principales estímulos «hacia la polarización del empleo y los salarios», según la OIT.
«No nos podemos quedar esperando hasta formar a la nuevas generaciones, hay que hacer una reconversión» para «cambiar las habilidades» de los profesionales con experiencia, sostiene Vásquez.
Algunas compañías ya cuentan con proyectos para esta transformación, como SkillSET, una iniciativa de Accenture, CA Technologies, Cisco, Hewlett Packard Enterprise (HPE), entre otras, apoyada por el Foro Económico, con el objetivo de entrenar a un millón de personas para sumergirlas en la economía digital.
«La cuarta revolución industrial ya llegó. Las compañías latinoamericanas tienen claro que tienen que innovar», apunta Vásquez, que también subraya la importancia de invertir en ciberseguridad, otra gran preocupación del sector.
Además, la tecnología puede acabar con el histórico problema de infraestructuras en áreas remotas de Latinoamérica, un territorio preso de su geografía con grandes cordilleras y vastas zonas selváticas donde las grandes urbes se concentran cerca de la costa.
Internet, según Vásquez, puede llevar servicios públicos a esos ciudadanos e integrarlos en la comunidad porque de otra forma «llevaría mucho más tiempo hasta desarrollar la infraestructura (física) necesaria».
Una oportunidad que el Foro Económico Mundial intentará materializar en Sao Paulo a través de estrategias que podrían servir de guía para los gobiernos.