Un Chile desesperado miente y amedrenta – Cambio, Bolivia

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

La falta de coherencia y la ausencia de verdad histórica marcaron las dos jornadas en las que seis juristas internacionales al servicio de Chile expusieron sus alegatos orales ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, y sobre la base de la tergiversación de los hechos intentaron convencer a los jueces que un fallo favorable a Bolivia “dejará sin efecto el Tratado de 1904” y “pondrá en peligro la intangibilidad de las fronteras”.

La manipulación de los hechos se expresa en cinco puntos que el agente chileno, Claudio Grossman, presenta como ‘verdades’ que supuestamente demostrarían que Bolivia intenta engañar a los jueces de La Haya.

Dice que la demanda contra Chile se basa en la Constitución boliviana “que obliga a sus gobernantes a desconocer tratados como el de 1904”. Mentira. La CPE prescribe que “los tratados internacionales ratificados forman parte del ordenamiento jurídico interno con rango de ley”.

Plantea que la posición boliviana “es inconsistente y contradictoria”. Mentira, Bolivia pide que la Corte obligue a Chile a negociar una salida soberana al océano Pacífico. También dice que nuestra demanda “carece de fundamento jurídico”. Mentira, es un documento sólido, coherente y jurídicamente muy bien estructurado.

Grossman indica que la demanda “pone en riesgo la intangibilidad de las fronteras”. Mentira, Bolivia sólo pide que Chile cumpla sus promesas de ceder una salida soberana al mar. Además, sostiene que “el caso de Bolivia es injusto”. Otra mentira, porque la verdad histórica desvela que Bolivia exige la reparación de la gran injusticia de 139 años de enclaustramiento.

En ese contexto, los alegatos orales chilenos expuestos —entre el jueves y el viernes— por los juristas Daniel Bethlehem, Pierre Marie Dupuy, Ben Juratowitch, Harold Koh, Mónica Pinto y Samuel Wordsworth son un burdo chantaje a los jueces de La Haya y forman parte de una campaña de amedrentamiento a los países del mundo.

Es decir, la tesis chilena se basa en la falacia, la impostura y la velada intención de mantener —por los siglos de los siglos— enclaustrada a Bolivia.

Cambio

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