Todo sobre los viajes del papa Francisco a América Latina

2.018

Los viajes del papa Francisco a América Latina

El papa argentino Francisco, el pontífice número 266 de la historia de la Iglesia, ha realizado 21 viajes al exterior, entre ellos cinco a América Latina y visitado 31 países desde que fue elegido pontífice el 13 de marzo del 2013.

– Brasil –
Fue su primer viaje al exterior (del 22 al 29 de julio de 2013), tan sólo cinco meses después de ser elegido, para asistir a la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud que se celebró en Río de Janeiro.

En ese país superó ampliamente la prueba de la popularidad, rompió en varias ocasiones el protocolo para acercarse a los fieles y realizó gestos simbólicos como visitar una favela así como a los drogadictos, presos y enfermos. Igualmente reiteró su voluntad de querer reformar la Iglesia.

– Ecuador, Bolivia y Paraguay –
Francisco realizó una gira de una semana, del 5 al 12 de julio de 2015, a los tres países más pobres de Sudámerica, Ecuador, Bolivia y Paraguay, donde pidió perdón por los crímenes contra los indígenas durante la conquista de América y pronunció uno de los discursos más importantes de su pontificado al fijar su posición sobre los diferentes problemas sociales y económicos que enfrentan los excluidos y llamó a trabajar para garantizarles como un derecho sagrado las tres T: tierra, techo y trabajo.

– Cuba y Estados Unidos –
El décimo viaje al exterior de su pontificado fue del 19 al 28 de septiembre del 2015 a Cuba y Estados Unidos, una ocasión para tender puentes entre el país comunista y la superpotencia capitalista. En La Habana se reunió por separado con los hermanos Raúl y Fidel Castro.

– México –
En su 12º viaje al extranjero a México, del 12 al 18 de febrero del 2016, el pontífice argentino añadió una etapa de tres horas en el aeropuerto José Martí de La Habana (Cuba) para mantener un encuentro histórico con el patriarca ortodoxo ruso Kirill.

Durante las cerca de 120 horas que permaneció en México tocó temas espinosos como la corrupción, la violencia, la pobreza y la exclusión. Ya en el vuelo de regreso a Roma rompió con el respeto político y habló de los otros dos temas incómodos para los mexicanos: la pederastia y la desaparición forzada de los 43 estudiantes de Guerrero, a cuyos familiares no recibió.

– Colombia –
En 2017 Francisco celebró un único viaje a América Latina, a Colombia, del 6 al 11 de septiembre, para llevar un mensaje de reconciliación y paz tras los históricos acuerdos de paz con la guerrilla de las FARC.

El papa conmovió a los colombianos al presidir ante miles de personas en la ciudad de Villavicencio uno de los actos más emocionantes y desgarradores de su pontificado al unir y escuchar el testimonio de víctimas y victimarios del conflicto armado que devastó ese país por medio siglo.

El Nuevo Diario


Mapa: todos los países que visitó el Papa en América Latina

La Nación


Cinco giras por América Latina, con recurrentes temas políticos y sociales

El papa Francisco ya realizó cinco viajes a Latinoamérica y en ningún de estos casos hubo incidentes ni hechos previos de violencia, como los que ocurrieron en Chile. Por el contrario, tuvieron gran impacto en las distintas comunidades católicas de la región, con circunstancias particulares de acuerdo a la situación política dominante en cada una de ellas.

Hechos urticantes como los casos de abuso sexual cometidos por sacerdotes no pudieron ser evitados por el Pontífice, aunque en todo momento buscó descomprimir la presión sobre la Iglesia. Se puede decir que le resultaron más fácil de llevar las cuestiones sociales, entre ellas la pobreza y la desigualdad, muy presentes en América Latina.

Como es natural, se lo notó cómodo en aspectos políticas que tuvieron que ver con reconciliaciones, entre ellos el restablecimiento de relaciones entre Cuba y Estados Unidos y el acuerdo de paz de las FARC con el gobierno de Colombia.

En sus discursos trató por encima los múltiples casos de corrupción que se vienen dando, evitando herir la relación con los gobiernos regionales.

El primero viaje, y de enorme repercusión por la cantidad de fieles que reunió, fue el de Brasil, en julio de 2013, para asistir a la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro. En la ciudad carioca superó ampliamente la prueba de la popularidad, rompió en varias ocasiones el protocolo para acercarse a los fieles y realizó gestos simbólicos como visitar una favela, así como a los adictos, presos y enfermos.

Dos años después, en julio de 2015, Jorge Bergoglio realizó una gira de una semana por Ecuador, Bolivia y Paraguay, donde pidió perdón por los crímenes contra los indígenas durante la conquista de América, y pronunció uno de los discursos más importantes de su pontificado al fijar su posición sobre los diferentes problemas sociales y económicos que enfrentan los excluidos. Puntualmente llamó a trabajar para garantizarles como un derecho sagrado la tenencia de tierra, techo y trabajo.

En su paso por Bolivia el presidente Evo Morales le regaló una talla de Cristo con una peculiaridad: la cruz representaba nada menos que una hoz y un martillo. El “crucifijo comunista”, como se lo llamó, sorprendió a Francisco y derivó en polémica en las redes sociales.

En septiembre del mismo año viajó a Cuba y a Estados Unidos, actuando como catalizador del deshielo que recién se iniciaba entre la superpotencia capitalista, gobernada en ese momento por Barack Obama, y la isla comunista liderada por Raúl Castro. Inclusive llegó a mantener un breve encuentro con Fidel, quien moriría al año siguiente.

Al año siguiente, en febrero del 2016, el pontífice argentino recorrió durante cinco días México. Allí habló de dos temas incómodos para los mexicano, como son los aberrantes casos de pederastia y la desaparición forzada de los 43 estudiantes de Guerrero, a cuyos familiares no recibió. También se pronunció sobre la corrupción, la violencia, la pobreza y la exclusión, todas cuestiones movilizantes para los mexicanos.

El año pasado Francisco celebró un único viaje a América Latina, a mediados de septiembre: el país elegido en esa ocasión fue Colombia, a donde llevó un mensaje de reconciliación y paz tras el histórico acuerdo entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el gobierno de Juan Manuel Santos, que permitió el desarme de la guerrilla y su inserción como nuevo actor político.

El Papa conmovió a los colombianos al presidir ante miles de personas en la ciudad de Villavicencio uno de los actos más emocionantes y desgarradores de su pontificado, al unir y escuchar el testimonio de víctimas y victimarios del conflicto armado que devastó ese país por medio siglo.

Chile y Perú también implican un desafío para el Pontífice, con temas recurrentes de Latinoamérica.

Clarín


VOLVER

Más notas sobre el tema