México: la gira por el territorio zapatista de la candidata presidencial indígena María de Jesús Patricio Martínez – Por Laura Castellanos

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‘Llegó la hora de las mujeres’ advierte Marichuy, la candidata indígena mexicana

En su primera gira por las comunidades zapatistas de Chiapas, empoderó a niñas y jóvenes. Ahora busca recabar más de 800 mil firmas que le permitirán contender a la presidencia.

Por Laura Castellanos, reportera independiente mexicana – @lcastellanosmx

En su gira de seis días por el territorio zapatista, María de Jesús Patricio Martínez, Marichuy, representantes del Concejo Indígena de Gobierno (CIG) y las comunidades zapatistas que la acompañaron, transgredieron las formas tradicionales de hacer política al hacer patente su combate al machismo y visibilizar a niñas y mujeres indígenas.

En el país que registra siete feminicidios promedio al día, gobernado por una clase política masculina en crisis por su nivel de corrupción e impunidad, reverbera el mensaje de la primera mujer indígena aspirante a la presidencia en la historia de México.

En el evento de clausura en Oventic, Chiapas, cubierto por niebla y una llovizna fina e intermitente, Marichuy manifestó que las mujeres son quienes sienten el más profundo dolor por los casos de asesinatos, las desapariciones y los encarcelamientos cometidos arbitrariamente en el país.

«Pero justamente porque somos las que sentimos el más profundo dolor, porque vivimos la mayor de las opresiones, también nosotras las mujeres somos capaces de sentir la más profunda de las rabias», expuso. «Y entonces debemos ser capaces de transformar esas rabias en organización con el fin de pasar a la ofensiva para desmontar el poder de arriba, construyendo con determinación y sin miedo el poder de abajo».

En el templete estaba palpable el carácter histórico de ese dolor en México: la escuchó la señora Regina Santiago Rodríguez, del legendario Comité Eureka, madre de Irma Cruz Santiago, desaparecida en 1977 en el periodo conocido como el de la guerra sucia, así como la señora Hilda Hernández, madre de César Manuel González, uno de los 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, Guerrero, desparecido en 2014.

A su paso por comunidades campesinas de la selva fronteriza, la selva central, la zona Norte del estado, la Tzots Choj y la de Los Altos de Chiapas, Marichuy expresó de igual modo su defensa del territorio nacional y de los recursos naturales amenazados o despojados por el gobierno o por empresas multinacionales poderosas.

Caracol de Oventic. Imagen vía Adolfo Vladimir / Cuartoscuro.com.

La posición feminista de la nahua oriunda de Tuxpan, Jalisco, quedó plasmada en su discurso, pero también en la manera en la que sus actos de campaña fueron realizados en el sureste marginado, con profundas desigualdades de género.

Medio centenar de concejalas indígenas del CIG, venidas de distintos lugares de la nación, la acompañaron en cada evento y con ella compartieron el micrófono y los asientos colocados en el templete. Mientras en la bienvenida, la conducción y los eventos artísticos únicamente participaron niñas, muchachas y mujeres tzeltales, tojolabales, tzotziles, choles, mames y zoques.

La voz de la comandancia militar del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), de igual manera, se hizo escuchar solamente a través de sus comandantas: Everilda, Amada, Rosalinda, Miriam y Hortencia.

Sí, fue la hora de las mujeres. Asombrosamente, ningún hombre intervino en el micrófono durante la gira realizada del 14 al 19 de octubre, y los concejales del CIG se mantuvieron en un segundo plano en todos los foros. Los hombres fueron visibles especialmente en los cordones de seguridad de milicianos zapatistas provistos de macanas, entre los que también había presencia femenina.

El escenario fue tomado por muchachas indígenas que externaron su posición anticapitalista, y realizaron performances en los que representaron su empoderamiento en el terreno de la salud, la educación y los trabajos productivos de sus comunidades.

Lo sorprendente fue que en los eventos de Marichuy no solo asistieran bases zapatistas, sino también familias indígenas apartidistas, e incluso priistas, a pesar de que no hubo distribución de despensas o afiches publicitarios de recuerdo.

En víspera de iniciar el evento de clausura en Oventic, por ejemplo, una joven pareja priista venida de San Andrés Larráinzar, comunidad vecina de vieja tradición caciquil, vendía café y atole sobre la carretera. La muchacha de nombre Karla tenía 18 años y estaba por realizar su primera incursión en territorio zapatista para escuchar la palabra de Marichuy. Sus padres eran apartidistas y sus suegros priistas. Todos asistirían por igual al acto de campaña.

Marichuy acompañada de las concejalas del CIG. Imagen vía Adolfo Vladimir / Cuartoscuro.com.

Vivir en autonomía

Marichuy recorrió los cinco Caracoles zapatistas, como le llaman a las sedes administrativas en los que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) ejerce un gobierno autónomo, al haber roto toda relación institucional y partidista para crear sus propios sistemas de educación, salud, justicia, gobierno y seguridad.

Esos cinco Caracoles aglutinan a una treintena de municipios autónomos creados en 2003, dependiendo de la geografía étnica, en los que cohabitan alrededor de 250.000 indígenas que viven de su producción de café, maíz, y diversas microempresas productivas.

El caminar de la caravana de vehículos de un Caracol a otro fue lento, enfrentaron descomposturas, caminos con pavimentación incompleta, aguaceros bravíos, calores desbordados. Pero en cada lugar la gente esperó su llegada, en ocasiones, por más de cinco horas a la intemperie, como fue el caso del Caracol de Morelia.

En los eventos de los Caracoles cada una de las comandantas zapatistas citadas hizo distintas recapitulaciones: una crítica al capitalismo que destruye al país y deja impunes los feminicidios, una histórica sobre las violaciones sexuales y maltratos que sus abuelas vivieron de parte de los finqueros de la región, otra más sobre la violencia cotidiana que han debido confrontar en sus propias familias y comunidades.

Y a contracorriente de los discursos de otros precandidatos presidenciales, la comandanta Hortencia convocó a mujeres profesionistas, estudiantes, científicas, empleadas, artistas, a sumarse a la causa del abanico de la diversidad sexual para confrontar al neoliberalismo:
«Tenemos que unir nuestra lucha con loas otroas que tienen sus propias luchas y que la política de arriba ni siquiera toma en cuenta. Como si fuera que loas otroas necesitan permiso para existir, para ser, para luchar. Porque a la política de arriba le da vergüenza que somos mujeres del color que somos de la tierra, y le dan vergüenza los homosexuales, las lesbianas, los transgénero, y todo lo diferente».

La comandanta Hortencia puntualizó: «El mundo es muy grande y cabemos todas, todos, todoas. Lo único que ya no cabe es el sistema capitalista porque ocupa todo y no nos deja ni respirar siquiera. Y peor que el capitalismo no tiene llenadero, no le bastan las muertes, la destrucción, la miseria, la desolación. No, quiere más. Más guerra, más muerte, más destrucción».

Mujeres zapatistas con sus bastones de mando. Imagen vía Adolfo Vladimir / Cuartoscuro.com.

La gira de la sanadora

Marichuy fue acompañada en su gira por 156 mujeres y hombres del CIG de 63 regiones indígenas del país, hablantes de 39 lenguas originarias, como la wixárika de Jalisco, la rarámuri de Chihuahua, la mazahua del Estado de México, la yaqui de Sonora.

Este Concejo, que forma parte del Congreso Nacional Indígena (CNI), conforma un frente de resistencias en contra de mega proyectos mineros, hidroeléctricos, de carácter energético, o de diversos tipos de construcción empresarial o pública, como lo es el nuevo aeropuerto internacional que se erige en Texcoco, Estado de México.

El pasado mayo 1.480 concejales eligieron a Marichuy como aspirante a la candidatura presidencial en un proceso de selección que les tomó seis meses. En ese lapso consultaron en sus comunidades si contenderían en las elecciones presidenciales y decidieron elegir una terna femenina.

La nahua de 53 años, dedicada a la medicina herbolaria, fue la seleccionada por su trabajo participativo e incluyente en el Congreso desde hace 20 años.

Jóvenes tzeltales consolidan sus derechos. Imagen vía Adolfo Vladimir / Cuartoscuro.com.

En busca de las necesarias

Marichuy necesita recolectar 866.593 firmas en 17 entidades federativas para poder ser incluida en la boleta como candidata independiente a la presidencia. Su fecha límite es el 12 de febrero del 2018.

La nahua denunció que si bien ha logrado el apoyo de 1.480 personas voluntarias para recoger esas firmas electrónicas, su correo dado de alta ante el Instituto Nacional Electoral (INE) ha sufrido bloqueo, la señal de internet y telefonía fue cortada a su paso por Altamirano y Ocosingo, y la información proporcionada por el INE fue errada sobre el tipo de teléfonos celulares aptos para realizar la operación.

Pero Marichuy dice no doblegarse. Planea recorrer distintos lugares del país para reunir esas firmas, entre los que están centros universitarios como el de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En su intervención en Palenque, ella anunció que estos días tendrá el reto de duplicar el número de auxiliares en la colecta de las firmas. En la plaza central de la ciudad maya, bajo un sol absoluto, la indígena advirtió que no claudicará en su esfuerzo para recabar el apoyo ciudadano para aspirar a la presidencia.

«Pero sobre todo para ampliar y fortalecer la estructura organizativa de nuestras rabias y nuestros dolores, que en todo el país haga retemblar en sus centros la tierra, y permita la supervivencia de los pueblos originarios y la reconstrucción de un México que ha sido intencionalmente despedazado por quienes tiene el poder», finalizó.

La infraestructura electoral de Marichuy es sostenida por las propias comunidades indígenas. También por simpatizantes, como la asociación «Llegó la hora del florecimiento de los pueblos», a la que pertenece el escritor Juan Villoro, el politólogo Pablo González Casanova y la antropóloga Sylvia Marcos. El reto que tienen es solventar los gastos de la campaña, pues la precandidata y el CIG decidieron rechazar el financiamiento del INE.

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