A 27 años de la invasión de EEUU, la comisión investigadora presenta el informe

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‘Comisión 20 D’ rendirá informe

La Comisión 20 de diciembre, instalada para investigar los hechos ocurridos durante la invasión de Estados Unidos a Panamá en 1989, realizará este martes una rendición de cuentas en el Paraninfo de la Universidad de Panamá a las 9:30 am.

El acto, abierto a todo público, forma parte del ciclo de actividades que se realizarán durante la fecha, como conmemoración a los trágicos sucesos.

27 AÑOS DESPUÉS

Las actividades comienzan con el acto de romería a las 7:00 am, en el Jardín de Paz con representantes del Estado y de la Asociación.

Seguido, la Comisión rendirá un informe en el Paraninfo de la Universidad de Panamá, a las 9:30 am, donde dará a conocer su cronograma de trabajo.

La AFAC 1989, el Movimiento de Adecentamiento de la Universidad de Panamá (MOVADUP), así como la Alianza Estratégica Nacional, invitan, a la las 4:00 pm, a la ‘Marcha Negra’, que saldrá del Monumento de los Caídos, en El Chorrillo, para marchar hasta la Plaza 5 de Mayo.

Por su parte, Frenadeso anunció su marcha hacia la embajada de Estados Unidos en Clayton, a las 10:00 am.

SOBRE LA COMISIÓN

Hace una semana se anunció que la Fundación Ciudad del Saber será responsable de administrar los fondos destinados por el Ministerio de Relaciones Exteriores a la Comisión 20 de Diciembre, que investiga los hechos relacionados con la invasión de Estados Unidos a Panamá, el 20 de diciembre de 1989.

La medida está contemplada en un convenio firmado por la Comisión y la Fundación Ciudad de Saber.

Juan Planells Fernández, presidente del grupo, indicó que al momento en que el convenio sea refrendado por la Contraloría General de la República, se deberán transferir los fondos, que ascienden a $916,000.

La investigación, a juicio de Planells, deberá concluir en dos años.

Su objetivo fundamental es determinar la cifra exacta de personas fallecidas entre el 20 de diciembre y el fin de la ocupación de las fuerzas militares estadounidenses en el país.

Svetlana Inés Jaramillo, Maribel Jaén Cocherán, Rolando Murgas Torrazza y Enrique M. Illueca acompañarán a Planells en la labor investigativa.

Según los comisionados ellos desempeñarán sus funciones ad honorem , junto a un equipo técnico de trabajo para investigar.

La Estrella


La guerra sicológica de la invasión a Panamá

Cuando Estados Unidos bombardeó e invadió Panamá el 20 de diciembre de 1989, llevaba casi dos años trabajando en una operación de manipulación sicológica que siguió hasta bien entrado el año 1990 (1).

Los encargados eran los miembros del Cuarto Grupo de Operaciones Sicológicas (4th Psychological Operations, PSYOP), hoy conocido como el ‘4th Military Information Support Group’, con sede en el Fuerte Bragg, Carolina del Norte, cuyo lema es ‘Verbum vincet’ (la palabra vencerá).

LOS INTERESES OCULTOS

Como en toda operación de esta naturaleza (2), se buscaba influir en las «emociones, motivaciones, razonamiento objetivo y a la larga en el comportamiento» de los individuos, grupos y autoridades de ambos países.

A los de Panamá, para que aceptaran la invasión como una ‘liberación’; a los de EE.UU., para que vieran la guerra injusta a la que sometían a un país muy pequeño, de menos de 1% de su población, como un ‘regalo’ de democracia y justicia.

Como objetivo no declarado, no sólo de la operación sicológica, sino de todo el proyecto de invasión, se quería contrarrestar al Subcomité del Senado sobre Terrorismo, Drogas y Operaciones Internacionales, dirigido por John Kerry, que desde 1986 sostenía que el gobierno de ese país no había hecho nada en cuanto al narcotráfico en la región (3) y, desligar a Reagan y a Bush (en pleno periodo electoral) de las razones que en ese entonces eran desconocidas por el público y que serían admitidas por la CIA en 1998 (4): que el gobierno estadounidense apoyó a los Contra en Nicaragua, inundando de la droga crack la ciudad de Los Ángeles, California, para financiarlos. Operación en la que Noriega los había apoyado.

Podría decirse que para el equipo de especialistas en guerra sicológica iba a ser un trabajo fácil. Para que lo fuera más, a los pocos meses de empezar, en febrero de 1989, a Noriega le levantaron cargos por narcotráfico y lavado de dinero.

Con ello era más sencillo convencer a la opinión pública de EE.UU. de que se trataba de un monstruo capaz, él solo, de poner en peligro a los casi 250 millones de habitantes de ese país. En Panamá, donde Noriega tenía problemas crecientes, ni siquiera los que hacían negocios con él lo iban a defender de las acusaciones de EE.UU..

Así, antes del conflicto armado, el trabajo involucró la manipulación de medios (5, 6) de comunicación locales e internacionales, trasmisiones de radio, por teléfonos y máquinas de fax (no existía el internet, así que caricaturas, noticias y artículos circulaban como facsímiles); movimientos de tropas y ejercicios en territorio panameño; y el aprovechamiento de cada bravuconada de Noriega, como la golpiza a Ford y el asesinato de su guardaespaldas, la famosa escena con el machete, o la balacera frente al Cuartel Central de las Fuerzas de Defensa en la que murió el infante de marina Robert Paz.

Y durante la guerra (7), consistió en el uso de volantes, camisetas y pancartas previamente diseñadas; la deshabilitación de las transmisiones que se opusieran a la invasión; la publicación en los periódicos de caricaturas creadas para este conflicto por un tal Tim Wallace, alias LOBO, que ni siquiera hablaba español pero que usaba muy bien los elementos de la cultura y la política panameña; noticias controladas en medios impresos, radiales y televisivos (memorable la visita a la casa de Noriega donde se mostraban enormes bolsas blancas con el logo del Banco Nacional de Panamá, llenas de dinero y parafernalia de la utilizada para la santería, religión que en Panamá los más conservadores relacionan con la brujería y en Estados Unidos con el Vudú); el uso de altoparlantes con música estridente o mensajes leídos por hispanohablantes; las llamadas telefónicas directas con informaciones o amenazas; la distribución de pancartas alusivas a la extradición de Noriega o a la bienvenida a las tropas invasoras, tanto en cartón como en tela; todo el material necesario para lograr que los miembros del ejército panameño entregaran sus armas y pasaran a formar parte de la nueva policía, para la que ya se habían diseñado hasta las placas (con un mensaje alusivo, de orgullo renovado, a los que aceptaran ser miembros) y los emblemas que siguieron usándose; permisos para portar armas para ser firmadas por las nuevas autoridades y, para los más bravos, carnés de afiliación a los boinas negras arnulfistas con los colores de esa agrupación.

LA CAMPAÑA DE MANIPULACIÓN

Tal vez no sabremos nunca si otros actos fueron planificados y su ejecución dirigida por esta organización para convencer a la opinión pública de la supuesta justicia de esta guerra no declarada.

Lo que sí sabemos es que Noriega, que en 1970 fue alumno de la Escuela de Operaciones Sicológicas de la Armada de EE.UU. en Fuerte Gulick, en Panamá, no pudo con la avalancha de información y terminó buscando santuario en la iglesia antes de entregarse a los EE.UU., mientras que los miembros de las Fuerzas de Defensa se rindieron rápidamente.

El panameño común, constantemente manipulado por la televisión comercial, fue aun menos capaz de enfrentar esta parte sicológica de la guerra y, a pesar de las imágenes de El Chorrillo incinerado y sus miles de habitantes desplazados, de los carros aplastados en las calles y las historias de vecinos de todos los sectores de la ciudad de Panamá, Colón o Río Hato heridos de bala o muertos por unos muy eficientes soldados, hoy recordamos las imágenes, que le dieron la vuelta al planeta, de la gente celebrando la llegada de las tropas estadounidenses.

Manipulados por una propaganda muy bien tramada, el día después de Navidad, los canales de televisión controlados por los militares ocupantes revelaron que Noriega tenía dos días de estar refugiado en la embajada del Vaticano.

No sabemos con certeza por qué demoraron ese tiempo en revelarlo, pero fue una información mantenida en secreto hasta ese momento. Las escenas transmitidas, que podemos ver en internet hoy, muestran el área controlada por tropas estadounidenses en varios vehículos artillados, sobrevolada por enormes helicópteros de guerra, y un grupo de personas que se había reunido en el área durante la tarde, portando pancartas en español y en inglés: ‘Noriega must be judged not exiled’; ‘Asilo no! Justicia’; ‘Otro Noriega nunca más’; ‘Justicia justicia justicia’.

Luego, las personas declarando ante las cámaras de manera contundente sobre la necesidad, no de juzgar a Noriega, sino de entregarlo: «Pero nosotros no estamos de acuerdo en que Noriega se quede aquí en Panamá. Si los gringos vinieron por él, se lo tienen que llevar a él y a los secuaces». A partir de esa transmisión, la gente comenzó a llegar al área voluntariamente. Recibieron con gusto (aunque no sólo esa noche y en ese lugar) camisetas con las banderas de los dos países, mensajes de bienvenida, paz y agradecimiento por la libertad y la democracia.

LOS RESULTADOS DEL EXPERIMENTO

Nadie se preguntó cómo pudo imprimirse ese material a favor de la invasión, si la circulación de las personas estaba restringida y la ciudad de Panamá había sido desmantelada por un saqueo general, sin contar que el país llevaba meses casi detenido, con los bancos cerrados por un largo embargo internacional, y las imprentas y locales publicitarios, entre otros comercios no indispensables, cerrados por falta de dinero.

Preguntas que no se hacían en ese entonces y todavía no se hacen. En la mente de la mayoría de los panameños siguen grabadas varias ideas, que persisten a pesar del paso de los años y de otras evidencias.

Por ejemplo, a pesar de tantos libros de tácticas militares publicados en EE.UU. en los que se describen las batallas (8) que se dieron en Panamá y Colón, incluyendo la del antiguo aeropuerto de Paitilla, que resultó en la mayor cantidad de muertos para los afamados Navy Seals (9), la mayoría todavía cree que los estadounidenses no encontraron ninguna resistencia.

Aún con la información conocida de médicos, enfermeras y otro personal, además de conductores de ambulancias, carros de bomberos y taxis que pusieron en riesgo su vida, muchos de ellos heridos o muertos tratando de llegar a los hospitales o atendiendo las múltiples emergencias que se dieron esa noche de destrucción, es común que se siga diciendo que durante la invasión el panameño actuó de manera cobarde.

A pesar de la disponibilidad de tantos videos (hoy en internet) tomados por el mismo ejército de los EE.UU., mostrando la intensidad del bombardeo al que fue sometido El Chorrillo durante toda la noche, todavía se repite que las viejas casas de madera de ese barrio fueron incendiadas por allegados a Noriega al día siguiente. Casas que, en tiempos de paz, se incendiaban constantemente de forma accidental.

Aunque hoy sabemos que la ubicación de Manuel Antonio Noriega al momento de iniciarse las hostilidades era conocida por EE.UU., que manejaba sus operaciones de inteligencia para toda la región desde Panamá, se insiste que los muertos, los miles de desplazados, sobre todo los de El Chorrillo, pero también los llevados desde Río Hato, eran necesarios para atraparlo y sacarlo del poder.

Y se sigue creyendo que el repudiado saqueo era inevitable y no el crimen de guerra que fue, imperdonable para el ejército profesional más poderoso del mundo, que durante esta ocupación militar tenía la obligación de realizar las funciones policiales, bomberiles y de otras organizaciones civiles desmanteladas por ellos desde la primera noche.

Por supuesto, no todos los planes de esta organización funcionaron debidamente, como fue el caso de la música estridente que usaron para amedrentar a Noriega, acto que, aunque cautivó al público, fue muy criticado por diversos expertos militares (10). Sin embargo, la operación fue tan exitosa que sabemos que mucho de lo que aplicaron en Panamá fue utilizado en mayor escala, y de forma refinada, en las guerras siguientes en las que EE.UU. participó (1) .

LA RECONSTRUCCIÓN DE LA MEMORIA

En Panamá, es indiscutible que el 4th PSYOP Group logró su cometido de influir en la mente de la gente para que aún, casi tres décadas después, vean la invasión y todas sus consecuencias horrorosas como algo inevitable, y como el regalo de una liberación.

Urge ahora a los panameños reconstruir los hechos, revelar la verdad, investigar todo lo relacionado con esta guerra no declarada, contar y nombrar a los muertos, que no pueden seguirse viendo como material descartable en una lucha de poderes, exaltar a los héroes y corregir el daño realizado por estas organizaciones dedicadas a la manipulación sicológica y cultural.

Daño más terrible, por sus efectos a largo plazo, que toda la destrucción causada al país por los bombardeos.

La Estrella

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