Así son las cosas – Diario El Comercio, Perú

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Resulta difícil exagerar la gravedad de la cadena de revelaciones que comienza hace dos semanas con el descubrimiento de que el entonces secretario general (SG) de Fuerza Popular (FP) Joaquín Ramírez está involucrado en una investigación de la DEA. Cadena que llegó a este viernes con la revelación, hecha por este Diario en su página web, de que la prueba fabricada con que se intentó defender a Ramírez de esta acusación había pasado por las mismísimas manos del candidato a la vicepresidencia de esa agrupación, José Chlimper.

Después de todo, estamos hablando de los dos más altos cargos de FP después de su candidata y, probablemente, también de los dos más cercanos colaboradores de esta última. Ramírez, de hecho, no solo era hasta hace dos semanas el SG del partido y, junto con su familia, uno de los principales financistas del mismo; sino que es el propietario de la casa en donde despacha la señora Fujimori cuando está en Lima, además del inmueble que es su local partidario y de las camionetas en que ella hace sus recorridos de campaña.

Chlimper, por su parte, ha sido el más importante –y por varios momentos el único– vocero de Fujimori en esta campaña, además de ser su candidato a la vicepresidencia.

Las explicaciones dadas por ambos dirigentes, por otro lado, o no han sido explicaciones –el caso de Ramírez– o han sido abiertamente inverosímiles –el caso de Chlimper–.

Vale la pena dejar hablar a los hechos.

Primero está el caso de Ramírez. El hasta hace poco SG de FP es un ex cobrador de combi devenido en millonario que, por lo visto, no tiene cómo explicar su fortuna. Tampoco tiene cómo sustentar los movimientos de varias de sus empresas: en una extraordinaria coincidencia, Ramírez (según lo denunció él mismo) fue víctima de una masiva pérdida de información contable y societaria de 10 de sus empresas cuando iba “en un taxi” en octubre del 2014, una semana después de que la fiscalía le abriera una investigación por lavado de activos.

Los peruanos, sin embargo, sí tenemos cómo saber que Ramírez intentó ocultar parte de su patrimonio en sus declaraciones juradas: solo luego de un reportaje que daba cuenta de sus propiedades en Miami y que fue publicado por “Hildebrandt en sus trece” este 29 de abril, Ramírez corrigió dichas declaraciones haciendo que su patrimonio declarado pase de S/4 millones a S/17 millones con 843 mil soles (la diferencia es el valor de los inmuebles descubiertos).

Pues bien, como también es de conocimiento público, hace dos semanas “Cuarto poder” difundió un reportaje realizado junto con el periodista de investigación de Univisión, Gerardo Reyes, en el que un aparente colaborador de la DEA (la agencia del gobierno norteamericano para la lucha contra el narcotráfico), Jesús Vásquez, decía que, allá por el 2013, esta le había pedido hacer de topo con Ramírez en los viajes que el futuro SG de FP hacía a Miami buscando comprar avionetas. En este reportaje aparece la vocera de la DEA en esa ciudad diciendo, frente a cámaras y frente al jefe de su oficina, que el tema por el que indagaba el periodista (un supuesto audio de Ramírez grabado por Vásquez) estaba “bajo investigación”.

Al día siguiente José Chlimper obtuvo un comunicado de la agencia en el que esta decía que Keiko Fujimori no era ni había sido objeto de una investigación suya. Quedó así el misterio irresuelto de por qué la DEA evitó decir lo mismo sobre el SG del partido de Fujimori, pese a que, según explicó el propio Chlimper, el motivo por el cual la agencia había hecho ese comunicado, no obstante su conocida política de no declarar sobre investigaciones en curso, era no afectar el proceso electoral peruano.

Keiko Fujimori, por su parte, tuvo una reacción igualmente desconcertante frente al tema. Declaró que ella nunca le había preguntado a Ramírez, quien estaba investigado por lavado de activos y en cuyas casas despacha y en cuyas camionetas viaja, por los orígenes de su dinero. Significativamente, tampoco lo apartó del partido –a diferencia de lo que no ha dudado en hacer con otros prominentes miembros del mismo por problemas bastante menos graves que este– y más bien esperó 3 días a que él diera “un paso al costado” mientras se esclarecía el tema. Hasta la fecha Keiko Fujimori sigue usando las casas de Ramírez.

Mientras tanto, la mano derecha de la candidata se puso en acción sobre el tema tras bambalinas. Según demostró este Diario –y aceptó el propio Chlimper horas después–, fue el candidato a la vicepresidencia de FP quien obtuvo y entregó a un directivo de Panamericana Televisión el antes citado audio de Vásquez con el que el programa “Las cosas como son”, emitido por el canal de los Schütz, intentó hacer parecer que el denunciante de Ramírez se retractaba de lo que había dicho. Gracias a la periodista Mayra Albán, luego se pudo conocer que el audio que Panamericana había difundido había sido manipulado. En la versión completa, Vásquez no solo no niega el testimonio que dio al periodista Reyes, sino que se reafirma en él.

Chlimper ha dicho que él solo conocía –y solo entregó– el audio completo al directivo. Pero sus palabras nuevamente se vuelven contra él: ¿Por qué habría tenido interés en que se difunda un audio en el que el testigo que acusó a Ramírez se reafirmaba en lo que había dicho? ¿Y por qué no dijo nada durante toda la semana desde que se difundió el audio falso hasta que él tuvo que reconocer su participación en el tema? ¿Alguien puede creerle cuando dice que nunca se enteró del audio difundido por Panamericana y del que dieron noticia profusamente todos los medios?

Así las cosas, tenemos que el SG que FP tenía hasta hace dos semanas está involucrado en una investigación de la DEA y que el nuevo SG con que Keiko Fujimori lo reemplazó está involucrado en la aparición de una prueba que fue fabricada para defender al primero.

Solo pueden seguirse dos conclusiones: o ella no se entera de nada sobre quiénes son y qué hacen sus más cercanos colaboradores o es cómplice de ellos. Dicho de otra forma, la suya es, aciagamente, una historia que ya hemos visto.

El Comercio

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