Murió Patricio Aylwin el primer Presidente de Chile tras el retorno de la democracia

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La mañana de este martes se confirmó el deceso de quien fuera el primer presidente elegido democráticamente tras la Dictadura, Patricio Aylwin Azócar. Su muerte, ocurrida en su casa de la comuna de Providencia en Santiago, fue confirmada por familiares.

El exmandatario de 97 años había sufrido un fuerte detrimento en su salud tras sufrir una caída, tal como reveló su nieta, la actriz Paz Bascuñán, en una entrevista al diario La Tercera.

“Es algo súper evidente que se viene pronto la partida de mi abuelo Patricio Aylwin. Tiene 97 años: esos son muchos años. Es evidente que no le quedan 10 años de vida. (Este) es un privilegio que poca gente tiene. ¿Qué más se puede pedir sobre mi abuelo? ¿Que no se muera nunca? No poh. Sólo estoy agradecida de este bonus track, y cuando tenga que partir: chao, buen viaje”, indicó su nieta.

De antepasados irlandeses y vascos, Aylwin nació en Viña del Mar un 26 de noviembre de 1918. Su padre, Miguel Aylwin, llegó a ser presidente de la Corte Suprema tras ejercer la abogacía, misma profesión que estudió su hijo en la Universidad de Chile.

En 1945 ingresó como militante a la Falange Nacional, escisión de un grupo de jóvenes del Partido Conservador liderados por Eduardo Frei Montalva, quienes presionaban por un mayor avance en las reformas sociales que por entonces exigía el país, ante el avance del socialismo y el comunismo. En 1957, Aylwin participaría en la transformación de la colectividad en la actual Democracia Cristiana, siendo presidente del Senado entre 1971 y 1972.

Crítico del gobierno de Salvador Allende, integró la facción de su partido favorable a la intervención de las Fuerzas Armadas en su derrocamiento, llegando a indicar en 1973 al diario estadounidense The Washington Post que “entre una dictadura marxista y una de nuestros militares, prefiero la segunda“.

Para 1977, ya convencido de que la Junta de Gobierno no tenía intenciones de entregar el poder, integró diversas instancias de líderes políticos en demanda del retorno a la democracia, siendo detractor de la Constitución de 1980 y critico de la consulta pública que la consagró.

Tras integrar la coalición de partidos por la democracia que lograron derrotar al dictador Augusto Pinochet en el plebiscito de 1988, fue elegido al año siguiente como candidato de la Concertación para ocupar el sillón presidencial entre los años 1990 y 1994, venciendo holgadamente a su principal contendor, el exministro de Pinochet, Hernan Büchi, con 55% de los votos versus 29% del ingeniero y economista.

Entre las situaciones más complejas que debió enfrentar su gobierno, estuvo la restitución de lazos con la comunidad internacional, dado el aislamiento en que la Dictadura había sumido a Chile. Además dio a conocer en 1991 el informe Rettig, primer reconocimiento formal del Gobierno en cuanto a las violaciones a los Derechos Humanos cometidas en nuestro país durante el Régimen Militar, el cual cifró en 3550 las denuncias por apremios ilegítimos, de los cuales 2279 personas resultaron asesinadas por los órganos represivos.

Sin embargo probablemente el momento más tenso de su periodo fue el 28 de mayo de 1993, día conocido como el “Boinazo“, cuando el general Augusto Pinochet, aún detentado el poder sobre las Fuerzas Armadas, reunió a cerca de 200 soldados boinas negras alrededor del Palacio de La Moneda, como forma para presionar el cierre del caso de los “Pinocheques“, un proceso judicial que investigaba un fraude cercano a los 3 millones de dólares que el Ejército pagó al hijo mayor del militar, Augusto Pinochet Hiriart.

Patricio Aylwin Azócar se casó con Leonor Oyarzún y tuvo 5 hijos, entre ellos la exministra de Educación durante el gobierno de Ricardo Lagos y fundadora de la ONG Giro País, Mariana Aylwin.

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Patricio Aylwin: El perfil del primer Presidente de Chile tras el retorno a la democracia

Militante de la DC, dirigente político, jefe de gobierno, presidente del Senado y líder de opinión. La trayectoria del mandatario que encabezó la transición.

Patricio Aylwin Azócar,

el político democratacristiano, que cumplió 97 años el pasado mes de noviembre, se caracterizó por una activa vida política, desempeñando desde la adolescencia cargos de representación estudiantil. Fue el encargado de encabezar la transición desde el régimen militar a la democracia, en uno de los momentos clave de la historia reciente de Chile.

Nació el 26 de noviembre de 1918 en Viña del Mar. Fue el mayor de los cinco hijos de la pareja; Arturo, Andrés, Tomás y Carmencita.

Sus padres fueron el abogado Miguel Aylwin -quien llegaría a ser presidente de la Corte Suprema- y su esposa, Laura Azócar Alvarez.

En 1948, el ex mandatario contrajo matrimonio con Leonor Oyarzún Ivanovic. De esta unión nacieron sus cinco hijos: Isabel, Miguel, José Antonio, Juan Francisco y la ex ministra de Educación del gobierno de Ricardo Lagos,Mariana Aylwin.

 

ABOGADO Y ACADÉMICO
Aylwin estudió en el Instituto Salesiano de Valdivia, el Liceo de Humanidades de San Bernardo, el Liceo Valentín Letelier de Santiago y en el Internado Nacional Barros Arana (INBA).

Tras ello, ingresó en 1936 a la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile. Durante su paso por esta casa de estudios, destacó por ser el primer presidente de la Academia Jurídica de los Estudiantes de Derecho de la U. de Chile, ayudante de Derecho Procesal y Civil, y redactor de la revista «Mástil».

Obtuvo su título de abogado en 1944, luego de defender la tesis: «El juicio arbitral».

Posteriormente, se dedicaría a la docencia universitaria de Derecho Administrativo, en la Universidad de Chile y la PUC. En paralelo, también impartió cátedras en el Instituto Nacional.

Entre 1949- 1954, fue secretario del Instituto Chileno de Estudios Legislativos. Casi una década después, en 1967, es nombrado director de la Escuela de Derecho de su alma máter.


SU VIDA POLÍTICA

En 1945, Aylwin ingresó a la Falange Nacional, partido de tendencia socialcristiana fundado en 1938 tras la ruptura con el partido Conservador. En 1949 el abogado se integra a la directiva y entre 1950 y 1951 obtiene la presidencia. En 1957 participa de la fundación del Partido Demócrata Cristiano, y desde el año siguiente preside la colectividad hasta 1960. Será la primera de siete veces en que ocupa la testera.

Entre 1965 y 1973 se desempeñó como senador por la sextra agrupación provincial, que abarcaba Curicó, Talca, Linares y Maule.

En 1967, fue nombrado fiscal de la Contraloría General de la República. Posteriormente en la campaña presidencial de 1970, el partido levantó la candidatura de Radomiro Tomic Romero, la derecha presentó nuevamente la candidatura de Jorge Alessandri Rodríguez, mientras la izquierda agrupada en la Unidad Popular, postuló a Salvador Allende Gossens, quien por un estrecho margen, y luego de ser ratificado por el Congreso pleno, asumió la Presidencia de la República.

Durante el gobierno de la Unidad Popular el PDC estuvo en la oposición, aún cuando contribuyó con sus votos en el parlamento para la aprobación de leyes importantes que significaban reformas sociales de consideración, como la modificación y radicalización de la reforma agraria.

En septiembre de 1973, al momento de ocurrir el Golpe Militar, ocupaba la presidencia de su partido. Mantuvo este cargo hasta 1976.

En 1977, junto a destacados juristas, formó un grupo de trabajo para hacer una proposición con respecto a la institucionalidad futura. En 1978, el organismo se amplió y tomó el nombre de «Grupo de Estudios Constitucionales», también denominado «Grupo de los 24»; primera instancia de encuentro entre juristas de diferentes corrientes políticas democráticas. Fue vicepresidente del mismo.

Rechazó la Constitución de 1980 y fue contrario a su consulta pública.

En 1982, volvió a la directiva de la Democracia Cristiana como vicepresidente. Desde dicho cargo, participó en la formación de la Alianza Democrática.

Entre 1987 y 1989, ocupó nuevamente la presidencia de la DC y trabajó arduamente por el restablecimiento de la democracia en Chile. Participó en las negociaciones con el entonces presidente Augusto Pinochet que buscaron la aprobación de 54 reformas a la Constitución Política de 1980. Estas fueron aprobadas en el referéndum de 1989 y se constituyeron como el primer paso hacia una transición pacífica a la democracia.

En 1988, colaboró por la campaña del «NO» para el plebiscito de ese mismo año. También, fue vocero de la Concertación de Partidos por la Democracia. En 1989, fue designado candidato a la presidencia de la República por esa misma agrupación para las primeras elecciones presidenciales tras el Golpe Militar de 1973.

El 14 de diciembre de 1989, venció a los candidatos Hernán Büchi, por la derecha y Francisco Javier Errázuriz, de postura de centro. Luego de obtener el 55.2% de los sufragios, quedó facultado para gobernar durante cuatro años, según lo dispuesto por la Constitución de 1980.


EL GOBIERNO «DE LA TRANSICIÓN»

En su camino a La Moneda, el gobernante había planteado cinco ejes fundamentales: «alcanzar la reconciliación nacional, consolidar y perfeccionar nuestra democracia, promover la justicia social, impulsar el crecimiento, desarrollo y modernización del país, y reinsertar a Chile en su lugar histórico en la comunidad internacional».

EL INFORME RETTIG Y LA LUCHA POR LOS DERECHOS HUMANOS

El 25 de abril de 1990 se emitió el decreto de ley que creaba la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación.

El objetivo de dicha instancia era «contribuir al esclarecimiento global de la verdad sobre las más graves violaciones a los derechos humanos cometidas entre el 11 de septiembre de 1973 y el 11 de marzo de 1990, ya fuera en el país o en el extranjero, si estas últimas tuvieron relación con el Estado de Chile o con la vida política nacional».

La Comisión estuvo liderada por Raúl Rettig, la que finalmente, entregó nueve meses después al mandatario un dossier con toda la información recabada. Este documento fue conocido como el «Informe Rettig». 

El informe contuvo 3.550 denuncias, de las cuales se consideraron 2.296 como casos calificados de víctimas de atropello a los DD.HH.

Tras ello, en marzo de 1991, Aylwin pidió perdón al país a nombre del Estado de Chile, por lo sucedido.

«Como Presidente de República, me atrevo a asumir la representación de la nación entera para, en su nombre, pedir perdón a los familiares de las víctimas […] [revindicando] pública y solemnemente la dignidad personal de las víctimas, en cuanto hayan sido denigradas por acusaciones de delitos que nunca les fueron probados y de los cuales nunca tuvieron oportunidad ni medios adecuados para defenderse»


PRINCIPALES CONFLICTOS DE SU MANDATO

Durante los cuatro años que duró su periodo al mando del país, la labor dePatricio Aylwin no estuvo exenta de dificultades y detractores a su gestión.

Al comienzo de su gobierno, un centenar de presos políticos iniciaron una huelga de hambre para pedir la libertad al recién asumido mandatario.

Ante ello, Aylwin recibió sendas críticas del Poder Judicial, al haber aseverado que la justicia chilena estaba «en aguda crisis». 

En mayo, Aylwin notifica que se creará la Comisión Verdad y Reconciliación, que se encargará de investigar los casos de violaciones a los derechos humanos, ocurridas en dictadura.

En este mismo contexto, el entonces jefe de Estado admite que mantiene discrepancias con Augusto Pinochet. La tensión y controversia por las acciones que realizaría el uniformado serían una constante en el mandato de Aylwin.

Otro episodio ocurrió en abril de 1991, cuando el senador gremialista, Jaime Guzmán, fue acribillado a la salida del campus Oriente de la PUC.

En 1993 desembarcó en Chile el ex gobernante de la RDA, Erich Honecker (80 años).

Entre las movilizaciones sociales que más eco tuvieron, resaltan la del gremio de la salud en octubre de 1992, cuando un 95% de los médicos de urgencias presentaron su renuncia, y que culminó con la renuncia del ministro de Salud,Jorge Jiménez.

En educación, se hizo notar en 1993 el paro del 90% de los profesores sindicalizados de colegios municipales, conflicto que perduró por varios días.


SU VIDA TRAS DEJAR LA MONEDA

Tras dejar La Moneda, Aylwin continuó participando activamente en la política, encabezando la Corporación Justicia y Democracia, instancia que creó en 1994. Más tarde además fue encargado de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en la presidencia de la Comisión Latinoamericana y el Caribe sobre Desarrollo Social.

En 2001 fue designado por el entonces presidente Ricardo Lagos para presidir la Comisión de Verdad Histórica y Nuevo Trato con los Pueblos Indígenas, mismo año en que tuvo que asumir en forma interina nuevamente la presidencia de la DC, siendo sucedido en el cargo por Adolfo Zaldívar en 2002. En esa instancia Aylwin anunció que dejaba la actividad política. Pese a esto, apoyó la primera candidatura de Michelle Bachelet a la presidencia, en 2005.


ÚLTIMA APARICIÓN PÚBLICA

Su última aparición se produjo en octubre de 2015 cuando fue reconocido como hijo ilustre de la comuna de Providencia. Entonces, con 96 años evitaba salir de su casa, lo que quedó evidenciado en marzo de este año, cuando no acudió a lapresentación del libro «Patricio Aylwin Azócar. Una vida republicana: convicción, política y doctrina», instancia en la que fue representado por su esposa, Leonor Oyarzún y parte de su familia.

La Tercera


BACHELET DESTACA LEGADO DE AYLWIN: PRIVILEGIÓ LA UNIDAD Y AVANZÓ A LA DEMOCRACIA

Jefa de Estado dijo tener una sensación de “lamento”, pero “también hemos aprendido de él grandes lecciones y sin duda vamos a extrañar su ejemplo”.

Nuevas palabras tuvo la Presidenta Michelle Bachelet por el fallecimiento de Patricio Aylwin. Después de visitar a la familia, la jefa de Estado destacó su legado e informó el itinerario a seguir en los próximos días.

“Don Patricio fue un hombre demócrata, profundamente convencido de la importancia de justicia, de libertad, la paz.Fue esencial en un momento que nuestro país lo necesitaba con urgencia en poder construir la unidad de todos los demócratas para poder continuar avanzando en una transición hacia una democracia plena”, dijo.

Desde la casa del ex Presidente en Providencia, Bachelet aseguró que “Patricio fue un hombre sobrio, íntegro, patriota. Y en ese sentido con la familia hemos estado recordando momentos de su vida política, también de su hermosa vida familiar con la señora Leonor. Con sus hijos, nietos y bisnietos”.

“Tengo una sensación de lamento como chilena, como Presidenta, como ciudadana de este país democrático, pero también hemos aprendido de él grandes lecciones y sin duda vamos a extrañar su ejemplo”, añadió.

En ese escenario destacó su legado. “Tuvo capacidad de diálogo, de colocar lo que unía entre los demócratas por sobre lo que desunía. Una tremenda generosidad política, cuando necesitábamos su consejo y opinión él siempre estuvo disponible para ayuda y apoyar”.

“Tuvo la sabiduría, prudencia pero también la voluntad y decisión clara de hacer una serie de pasos y medidas en relación a los DDHH que a lo mejor otros hubieran dicho que no era el momento”.

Y siguió recordando la frase de “justicia en la medida de lo posible”, pero “esa medida de lo posible nos permite estar donde estamos hoy en día”, valoró Bachelet.

DUELO NACIONAL

Este martes la Presidenta firmó el decreto por el duelo nacional que durará tres días a partir de mañana miércoles.

Esta jornada, los restos de Aylwin permanecerán en su casa y se realizará una misa familiar.

“Luego hay todo un itinerario definido desde mañana hasta el día viernes que sería el funeral de Estado”, sentenció.

La Nación


Las frases históricas de Patricio Aylwin sobre Augusto Pinochet y Salvador Allende

Revisa algunas polémicas intervenciones a partir de 1973 del fallecido ex mandatario sobre ambas controvertidas figuras de la historia de Chile.

-Días antes del golpe de Estado, el entonces presidente de la DC dijo al diario The Washington Post el 26 de agosto de 1973 que, si le dieran a elegir entre «una dictadura marxista y una dictadura de nuestros militares, yo elegiría la segunda».

-Una vez producido el bombardeo a La Moneda, el 17 de septiembre de 1973, sostuvo en una declaración de prensa que «el gobierno de Allende había agotado, en el mayor fracaso, la ‘vía chilena hacia el socialismo’, y se aprestaba a consumar un autogolpe para instaurar por la fuerza la dictadura Comunista». Añadió que «las informaciones que nos transmite el cable revelan que lo sucedido en Chile se está enjuiciando en el exterior con mucho desconocimiento de la realidad. La mayor prueba es la enorme dotación de armas que tenían las ilegales milicias marxistas que formaban un verdadero ejército paralelo, con un poder de fuego equivalente a 12 regimientos regulares y con la presencia activa de más de diez mil extremistas extranjeros».

«Hasta la última quincena conversamos con el Presidente Allende y su gobierno, en busca de las rectificaciones indispensables para salvar a Chile del quiebre institucional y del desastre económico. Nuestros esfuerzos no encontraron acogida seria y su fracaso condujo a la intervención militar, que las Fuerzas Armadas y Carabineros no buscaban y que contradecía todas sus tradiciones», cerró.

-El 27 de abril de 1994, en su discurso en la Universidad de la Sorbonne, en París, donde fue nombrado «Doctor honoris causa», hizo un análisis del régimen de Augusto Pinochet: «Nuestra democracia es imperfecta, porque aún subsisten algunas de las limitaciones que dejó establecidas el autoritarismo. El mundo supo con horror de las gravísimas y masivas violaciones a los Derechos Humanos que se cometieron. Más de 3 mil personas fueron asesinadas o desaparecieron. Decenas de miles salieron al exilio, sufrieron prisión o fueron víctimas de arbitrariedades. Miles perdieron su trabajo entre ellos muchísimos profesores universitarios. Fue la peor tragedia de la historia de Chile».

-El 12 de mayo de ese año, al volver a Chile, explicó sus anteriores palabras diciendo que «lo que dije es que la mayor tragedia de Chile fueron las violaciones a los Derechos Humanos cometidos durante el gobierno militar, y eso lo mantengo».

-En esa misma gira a Europa donde dio el discurso en la Universidad de la Sorbonne, concedió una entrevista al diario El País el 5 de mayo de 1994. Ahí detalló tras salir del Gobierno que «tal vez la permanencia de Pinochet ha ayudado a la estabilidad del proceso» de transición democrática».

«Yo lo que he dicho y sigo creyendo es que Pinochet no intentó cogobernar desde que yo asumí la Presidencia. Me dijo: ‘Yo como militar sé mandar y obedecer. Ahora usted es el Presidente y yo le obedezco a usted.  Tuvimos desacuerdos, naturalmente, pero en definitiva, nunca pretendió intervenir en la orientación de la política de mi gobierno, nunca desobedeció. La imagen del general Pinochet con la que salí de la Presidencia, de su conducta durante mi gobierno, no es la que pude temer cuando asumí el cargo», argumentó.

En esa misma entrevista, consultado por las críticas a su postura de respaldo a la instauración del régimen militar, sentenció que «si nos hubiéramos negado a ese camino, no habríamos tenido fuerzas para derribar a la dictadura».

-El 16 de marzo de 1995, en un discurso dado a la fundación Gulbelkian en Lisboa, dijo que «la dictadura chilena no fue la de un caudillo carismático, como tantos en el Tercer Mundo, sino el gobierno institucional de las Fuerzas Armadas». Asimismo, destacó que durante el régimen militar «no todo fue negro», y destacó obras como «las reformas económicas de saneamiento, liberalización y apertura de la economía chilena».

-El 30 de octubre de 1995, habló sobre Pinochet durante una visita a Punta Arenas:«Es una personalidad bastante más compleja de lo que la gente cree y no es una figura que se pueda definir, simplemente, como en blanco y negro; tiene sus haberes y sus deberes».

-El 30 de marzo de 1997, dio una entrevista al diario Excelsior de México, donde aseguró que «todos tuvimos la culpa, todos tenemos responsabilidades a partir de lo ocurrido en 1973. ¡Es que tuvimos una visión errónea de lo que eran los militares chilenos! (…) en esa época yo actué honradamente y de acuerdo a mi conciencia, pero reconozco que me equivoqué medio a medio. Siento mía la tragedia ocurrida en Chile, pero combatí con fiereza la dictadura y, así como me equivoqué yo, nos equivocamos muchos (…) quien dirige un gobierno con poderes omnímodos, en el que se cometen crímenes, hasta los más despreciables, como ocurrió con Pinochet, no podría evitar que su responsabilidad sea dilucidada no sólo ante los tribunales, sino necesariamente ante la historia».

-El 22 de mayo de 1997, dijo en una conferencia en la Fundación española Ortega y Gasset, que en 1973 «fuimos víctimas de una excesiva ideologización, donde cada uno quiso imponer su proyecto histórico y eso condujo a la ingobernabilidad del país». En ese sentido, también apuntó a que, durante su gobierno, «en lo que indudablemente tuve no sólo molestias, sino que también algunas presiones, fue en el tema concreto de los derechos humanos», por parte de Augusto Pinochet.

Esto, según añadió el ex Presidente, se vio plasmado en sucesos como «el ejercicio de enlace» y el «boinazo».

-El 12 de noviembre de 1997, declaró a El País de Uruguay que «más allá de mis diferencias políticas con el general Pinochet, en cuanto gobernante creo que su presencia contribuyó a que no tuviéramos ningún episodio de esa naturaleza en la transición chilena», y que «nunca vi ningún peligro de una posible ruptura de las instituciones durante mi mandato».

«Nosotros admitíamos que, lamentablemente, cierto periodo de la dictadura era necesario, pero pensábamos que debía ser lo más breve posible; dos, tres o cinco años», redactó Aylwin en su libro “El reencuentro de los demócratas”, memorias que salieron a la luz el 6 de octubre de 1998.

Posteriormente, Aylwin aclaró que la frase aparece como la versión de una conversación que sostuvo con el general Oscar Bonilla, quien se desempeñaba como ministro del interior en 1974, donde «nosotros le pedimos que se den una serie de garantías, y yo le planteo que lamentablemente comprendemos que puede haber casos en que una dictadura sea necesaria, pero debe ser por un corto tiempo».

Para el ex Mandatario, más que justificar la dictadura, sus declaraciones apuntaban a «admitir el hecho de que (los militares) ahí estaban y que era explicable que eso hubiera ocurrido, pero nada más. Si se empieza a escudriñar palabra por palabra todos los párrafos del libro, pueden ocurrir muchas cosas (…) puede que haya que entrar a dar muchas explicaciones, pero creo que el libro hay que juzgarlo en su contexto».

-El 27 de mayo de 2012, declaró al diario El País que «Allende terminó demostrando que no fue buen político, porque si hubiera sido buen político no habría pasado lo que le pasó (…) hizo un mal gobierno, que cayó por las debilidades de él y su gente».

La Tercera

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