En esta semana todos los candidatos deberán mostrarse dominantes, porque está en juego el poder, el espacio territorial, el dominio. Es la semana en que todo se define. Y por eso es importante conseguir que la campaña logre su punto álgido lo más cerca del 14 de noviembre, particularmente por la actitud laxista del electorado frente a las presidenciales: 54% manifiesta intención de votar, y entre un 10% en el norte y 12% en el sur, aún no tiene certeza si anula o vota por alguna de las nueve opciones ( P.E. Ipsos Likely Voters 7.11.13 ).
A pesar del escenario adverso, el pre socrático Heráclito insufla un hálito de esperanza a los presidenciables que van detrás de Bachelet:“nunca nos bañamos dos veces en el mismo río, porque cambia el río y también nosotros”. Todo se transforma, fluye y aún queda una semana para el Día D.
¿Qué hacer entonces para doblarle la mano al destino?
De acuerdo a las “reglas” de la comunicación política, es fundamental que los candidatos transmitan la sensación de formar parte de un enorme conglomerado con mucho poder; el poder atrae voto, proyecta seguridad y certeza al ciudadano. El concepto en cuestión, deja fuera de carrera a Parisi, Claude, Israel, Sfeir y Jocelyn-Holt, al igual que la consistente y sorprendente Miranda. A su vez, le asigna una dura tarea a Matthei y la Alianza, que tendrán que proyectar a través de los líderes de la UDI y RN, que son un solo todo de cara al voto duro y blando. Meta casi utópica a estas alturas, si ni siquiera los postulantes al Congreso desean sacarse una foto junto a la candidata. Por su parte, Enríquez-Ominami debería intentar remontar su 11% de intención de voto, no gastando tiempo en los votos imposibles, sino que concentrando esfuerzos en el segmento de 18 a 30 años, donde obtiene un 18% de intención de voto, según Pulso Electoral, consolidando de esta forma los votos duros, convirtiéndolos en “agentes evangelizadores”, cosa de atraer posibles votos blandos en los días que quedan y extremando el uso de redes sociales para lograr aquello.
La “caja de herramientas” a emplear pasa por tangibilizar en la calle (y especial cobertura de medios masivos para quienes ocupan segundas posiciones ) esa sensación de éxito “estamos ganando” o “lo estamos logrando”, como también de poder y unidad. Hay que pensar en banderas, carteles, vehículos, activistas recorriendo casas, plazas, pueblos y barrios. También es crítico el apoyo de líderes de opinión e influyentes.
Esperanzas aún tienen algunos candidatos de alterar el sólido, frío y lejano andar de Bachelet.
Obama lo logró con “Yes, we can” al igual que José Mujica cuando decía: “un gobierno honrado. Un país de primera”. Aunque nuevamente un griego nos devuelve a la realidad; Parménides, poseedor de una racionalidad aplastante, señalaba que “Lo que es…es. Y lo que no es… no es”.
Pero, ahí están Obama y Mujica para evidenciar lo contrario.
http://voces.latercera.com/2013/11/11/cristian-leporati/la-semana-d/